tag:blogger.com,1999:blog-51716887257094076842024-02-07T17:38:26.045-08:00Ciudad de las mujeresPor Sol Astrid Giraldo
De musas a demiurgas.
Las artistas colombianas miran y se miran, se dejan mirar y miran a quienes las miran.
Recopilación de artículos, prólogos, capítulos de libros donde se les ha mirado a ellas y a sus miradas.Sol Astrid Giraldo E.http://www.blogger.com/profile/02405278747823610643noreply@blogger.comBlogger24125tag:blogger.com,1999:blog-5171688725709407684.post-54983102893814662442013-03-11T10:58:00.000-07:002013-03-11T10:59:16.995-07:00DEBORA ARANGO II El baile de las que sobran<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: justify;">
<img src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhLOlp8I8DzCTBJbax9skiN5hrJttHhPhdYN6_A1cyfLVRBVZQIgtLzkEaU3SeECbPdn0J2PDRv81ML8O2JgDfcFywA7qO05v57Qw4lZq2R6dtzo1QpEnijB2WZbSMfHdvClOGSCH4wzpA/s640/arango-justicia-pintores-latinoamericanos-juan-carlos-boveri.jpg" /></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><b>L</b>os cuerpos de Débora no son ya ni místicos ni
señoriales: son cuerpos que recién estrenan la ciudad y descubren la
modernidad. Y en el estupor que estas circunstancias desestabilizadoras les
provocan, son cuerpos estremecidos, inseguros, ambiguos, al filo de la navaja y
de la historia. Son cuerpos donde los discursos del progreso, la educación y el
control corporal de principios del siglo XX se llenan de baches como un rostro
agujereado por viruelas. Son cuerpos sometidos a nuevos códigos corporales,
gestuales, proxémicos; a nuevas libertades y censuras, a inéditas bendiciones y
condenas. Son cuerpos con nuevas topologías, valores y simbolizaciones<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; line-height: 115%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></a>. Son cuerpos que al tener que soportar estas
insoportables tensiones, se quiebran y se deforman, convirtiéndose en cuerpos
tan disarmónicos que “las bellas artes”
de la época, simplemente se niegan a verlos. <b><o:p></o:p></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><img height="400" src="http://www.elcolombiano.com/BancoMedios/Imagenes/114901354.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;" width="316" /></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Eladio Vélez, La Planchadora, óleo, </td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">José Rodríguez Acevedo, Adolfo Samper, Ignacio Vélez Jaramillo por
ejemplo a pesar de los huracanes exteriores, se anclan en la esfera de los
cuerpos serenos. Las mujeres de sus representaciones tal vez tienen ahora las
faldas y los cabellos más cortos, pero los vientos de la historia no parecen
perturbarlos. En especial Eladio Vélez, el primer maestro de Débora, quien se concentra
en pintar aquellos cuerpos que parecen seguir a pie juntillas los preceptos de
los tratados de urbanidad, los cuales sin embargo ya estaban heridos de
muerte. Los cuerpos femeninos que retrata son obedientes,
asexuados, dóciles. Eladio los mira en sus casillas y los pinta en sus
casillas. Y a los que se salen de ellas, simplemente los ignora.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><img src="http://vivirenelpoblado.com/images/stories/museo/247-labarequeraaurea.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;" /></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Pedro Nel Gómez, <i>Barequera Aurea </i>, 1949, óleo, Museo de Antioquia</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">A pesar de las apariencias, Pedro Nel Gómez, el otro maestro de Débora,
tampoco parece ir mucho más lejos en la lectura del entorno caótico del país,
de la sociedad de sus días y la perturbación que todo ello había causado en los
cuerpos. En un principio, Débora se entusiasma con sus representaciones
volcánicas que traían aire fresco al congelado universo eladista, su primer
horizonte. Aprecia esa nueva mirada en las que los cuerpos femeninos tienen uñas, pies, muslos, entrepiernas,
senos y, además, se mueven. Sin
embargo, estas representaciones de Pedro
Nel Gómez no ven lo que ella está
viendo. Los cuerpos de aquel son tan ejemplares como los piadosos o los
señoriales, e ignoran sus recientes
desgarramientos físicos y mentales. Son tan alegóricos como los
coloniales, así estas alegorías se refieran ahora al buen salvaje primitivo de
América o al hombre nuevo utópico con el que soñaba el muralista. Pedro Nel no pinta cuerpos particulares, sino
ideas de cuerpos. Los suyos son cuerpos ejemplares cívicos y políticos. Buscan
la perfección según los cánones del Renacimiento, así aparentemente su paleta
étnica sea más variada. Pero son cuerpos-comparsa de una historia coreografiada
como un ballet sobre un telón de escenario. Su concepción del género es tan
tradicional como la colonial. En su mundo, al cazador de tigres le corresponde
una barequera, al obrero una obrera, al Hojarasquín, la MadreMonte. No hay allí
una pregunta sobre esta división que parece tan natural como los ríos y las
montañas antioqueñas. En sus murales, el artista no mira a las mujeres en sus
mundos, sino que las retrata desde las
ideas preconcebidas de esa utopía que a veces
ubicaba en el pasado, a veces en
el futuro, pero nunca en la historia. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<img height="640" src="http://www.elmamm.org/wp-content/uploads/2010/12/La-lucha-del-destino1.jpg" width="438" /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">Ni la mirada de Eladio ni la de Pedro Nel satisfacen las necesidades de
su discípula. Débora, entonces, mezcla a
su manera la capacidad de observación de los eladistas con el cinetismo de los pedronelistas; los
retratos particulares de los unos, con los alegóricos de los otros. Y a estos y
aquellos los baja de las ideas y les tiende un cable a tierra. Abre la ventana
de la actualidad y con su lluvia prosaica moja las esencias. Recupera el cuerpo
y comprende que debe tener un espacio. Que la vida se trata de cuerpos reales
en espacios reales. Y hace una fina lectura de la manera como su época concibe
esta relación. Las paradojas de su tiempo, los terremotos sociales del país y
sus tormentas políticas, para la que aquellos maestros no habían tenido ojos,
hieren sin embargo como un rayo la mente lúcida de esta mujer. Sólo ella está
en la capacidad de ver al emperador sin traje. Y lo que encuentra es un
espectáculo entre dantesco y goyesco.</span><o:p></o:p><br />
<span style="font-size: large;"><br /></span>
<i style="background-color: #141414; color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: x-small; line-height: 14px; text-align: start;">Tomado de GIRALDO, Sol Astrid. Cuerpo de Mujer: modelo para armar. Medellín, La Carreta, 2010.</i></div>
<div>
<!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<br />
<div id="ftn1">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 9pt; line-height: 115%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"> GARCÉS, Ángela. “La modernidad emergente. Entre cuerpos,
imágenes y gestos femeninos/masculinos en la ciudad”, en: Retrato de Mujer. De
la Colonia a Débora Arango. Catálogo exposición Sala Suramericana de Seguros.
Agosto-Octubre de 2006, Medellín, p 27-36.<o:p></o:p></span></div>
</div>
</div>
Sol Astrid Giraldo E.http://www.blogger.com/profile/02405278747823610643noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5171688725709407684.post-36530849546352032452013-03-11T10:37:00.001-07:002013-03-11T10:40:09.984-07:00DEBORA ARANGO I Cuerpos femeninos: el descubrimiento de un continente<br />
<div class="MsoNormal" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em; text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEif6lGVCd6vuoMCzsCRJI4Ux-f_0g2kmggrKu44jgolRnyRboVhgir5Jb9VGVSZL1DOTDQi_mz0LGx4YSRUCwMhSWNGQMYwe95w8DCAWBujm2BY3cG3Oi5vBZGUBiLvx_3iaW4gQPLbxGLl/s1600/8+La+hu%C3%ADda+del+convento+BR.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEif6lGVCd6vuoMCzsCRJI4Ux-f_0g2kmggrKu44jgolRnyRboVhgir5Jb9VGVSZL1DOTDQi_mz0LGx4YSRUCwMhSWNGQMYwe95w8DCAWBujm2BY3cG3Oi5vBZGUBiLvx_3iaW4gQPLbxGLl/s320/8+La+hu%C3%ADda+del+convento+BR.jpg" width="229" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
U<span style="font-size: large;">na mujer ocupa el primer plano.
Se acaba de quitar un hábito de religiosa y su espléndido cuerpo se
apropia de todo el cuadro. No hay
remordimiento. Sólo una mirada recelosa hacia atrás para asegurarse de que las
monjas oscuras y el Cristo del fondo no
la descubran. Está en una ventana dispuesta a saltar con sus senos al aire, sus
generosas caderas, su cuerpo joven. Al lado de su pubis, descansa una camándula
de la que también se ha despojado. El título de la acuarela es bastante
literal: <i>La huida del convento</i>. La herejía que supuso en su momento esta
provocadora pintura de Débora Arango todavía reverbera, no sólo en las
parroquias, sino en la historia del arte
colombiano. En el silencio de esta huida, se estaban descubriendo mundos
inéditos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEixa62zxeK0fg8elHGN7PvAuLyhyphenhyphenlBIyscHerGhtVLWJ-YcroVgNA7-CiUz_epOcXHYmQWY7qCUBRhL0-MF7h1huw-JdQMc581kd8HgNopfDTfvepCvdXw0TEMKOTV7tlZ6kqxHoLWKVl6s/s1600/5+Frine+o+trata+de+blancas+BR.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEixa62zxeK0fg8elHGN7PvAuLyhyphenhyphenlBIyscHerGhtVLWJ-YcroVgNA7-CiUz_epOcXHYmQWY7qCUBRhL0-MF7h1huw-JdQMc581kd8HgNopfDTfvepCvdXw0TEMKOTV7tlZ6kqxHoLWKVl6s/s320/5+Frine+o+trata+de+blancas+BR.jpg" width="229" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;">
</div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<span style="font-size: large;">Este desnudo femenino, que de ninguna manera fue ni el primero ni el
último realizado por Débora durante los primeros 20 años de su carrera
(1939-1960), ofrece una nueva perspectiva cuando se le pone a dialogar con el
de <i>Friné o trata de blancas, </i>de la
misma artista. Allí, como es habitual en sus trabajos, el espectador llega a la
mitad de un acontecimiento del que tiene algunas pistas pero no todas. A pesar
de la alusión a Friné, la musa de Praxíteles quien salvó su vida gracias a su
belleza, esta obra parece representar un episodio de prostitución de muchachas
a quienes su hermosura más bien las condena. Allí, dos personajes masculinos
semidesnudos rodean a una mujer en el centro de un corrillo. Uno de ellos trata
de desvestirla, mientras el otro simplemente la mira con una expresión que
puede ser la más concupiscente de la historia del arte nacional. A su lado, aquel gesto del cachaco que se
vuelve para observar a una criadita en <i>Por las velas, el pan y el chocolate</i> de
Epifanio Garay (1870) es apenas un pálido ejercicio de galanteo y una
descripción ingenua del mundo azaroso que les esperaba a las mujeres en las
calles. <o:p></o:p></span><br />
<img src="http://carlosgarciacoyotzin.files.wordpress.com/2012/05/barbara_kruger-untitled-your_gaze_hits_the_side_of_my_face-19811.jpg" /><br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><o:p> </o:p>Esta mirada de deseo y la reacción de vergüenza que provoca en la mujer
desnuda se conectaría mejor con una obra contemporánea realizada muchos años
después. Se trata de un collage de Barbara Kruger donde sobre la fotografía de
un perfil femenino se puede leer el texto: “Tu mirada hiere este lado de mi
cara”. La del hombre de <i>Friné</i> hiere
todo el cuerpo de la mujer. Es el arquetipo de la mirada que tradicionalmente
han tenido los artistas masculinos sobre los cuerpos-objetos femeninos. Y es el
espacio que se establece entre <i>Friné</i>, donde el hombre mira a las mujeres, y <i>Huida,</i> donde la mujer se mira a sí
misma, el lugar inédito que inaugura la obra de Débora en la historia del arte
colombiano. Como dice <span lang="ES">Constance Penley, el hombre no ha
sido sólo el portador de la mirada, sino del significado de la misma<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: Calibri, sans-serif; line-height: 115%;">[1]</span></span></span></a>.</span><span lang="ES"> </span><span lang="ES">Todo ha sido
constituido basándose en esta mirada masculina,</span> autoritaria, jerárquica y normatizadora, incluyendo las simbolizaciones
del cuerpo de la mujer. <span lang="ES">La mirada femenina, sin embargo,
sostiene Francesca Roncagliolo<b>, </b>ha
pasado desapercibida, ha sido descuidada, incluso se ha ignorado su existencia<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftn2" name="_ftnref2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: Calibri, sans-serif; line-height: 115%;">[2]</span></span></span></a>.</span> Con Débora, sin embargo, el hombre que mira es
mirado (por una mujer), lo que relativiza el poder de su mirada. Esta ya no es
única ni universal. Al contrario se muestra subjetiva, fragmentaria,
tendenciosa. Y mientras la mirada del hombre se pone en entredicho, la mujer
por primera vez en el arte colombiano detenta el poder de mirarse a sí misma.
Ha descubierto el nuevo continente de su cuerpo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">Porque este desnudamiento de los cuerpos de Débora no tiene sólo
connotaciones sexuales, perspectiva desde la cual se juzgaron estas obras en su
tiempo. Va más allá. Cuando esta mujer se quita este hábito, también les está
quitando los rebozos físicos y mentales a todas las mujeres mudas de aquella
galería empañada de la tradición. Las mujeres desnudas de Débora quiebran
aquellos espejos turbios donde los reflejos del cuerpo y la identidad femenina
naufragaban en un pozo de silencios, vacíos y agujeros negros. Este
desnudamiento también deshace otras
coordenadas, como las espacio- temporales donde debía instalarse el cuerpo de
la mujer, los roles a los que debía jugar, el sistema de gestos y actitudes que
debía adoptar, los compartimentos sociales y culturales done debía permanecer.
Aquí se estaba redefiniendo inéditamente su género y, con él, su cuerpo. En la obra de Débora, por
primera vez entre nosotros, la mujer deja
de ser un espacio negativo, un espejo sin reflejo como el de los
vampiros, para asumirse en la autónoma positividad de su cuerpo y su carne.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">Esto no significa que el encuentro de Débora -y a través de sus ojos, de
las mujeres colombianas, con sus propios cuerpos- haya sido un episodio épico y
triunfal. Al contrario, fue uno de los más brutales que recordemos. Con Débora,
los cuerpos colombianos nacen dolorosamente a la modernidad. Han pasado ya los
tiempos de los cuerpos regidos por la anatomía piadosa de la Colonia. Cuerpos
negados en los que el espíritu había triunfado sobre la carne con su credo de dolor corporal purificador.
Pero también ya está agonizante el cuerpo señorial de la tradición, aquel que
cambió el discurso sacro por el seglar, el catecismo de Astete por la urbanidad
de Carreño, el dogma por el comportamiento adecuado, la moral por la higiene,
al confesor por el médico. <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-size: large;"><br /></span>
<i style="background-color: #141414; color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: x-small; line-height: 14px; text-align: start;">omado de GIRALDO, Sol Astrid. Cuerpo de Mujer: modelo para armar. Medellín, La Carreta, 2010.</i></div>
<div>
<!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<br />
<div id="ftn1">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 9pt; line-height: 115%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"> Citado en </span><span lang="FR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-ansi-language: FR; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-weight: bold;">ARAMBURU, Op. cit.</span><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"><o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn2">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftnref2" name="_ftn2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 9pt; line-height: 115%;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"> </span><span lang="FR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-ansi-language: FR; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-weight: bold;">ARAMBURU, Op. cit.</span><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"><o:p></o:p></span></div>
</div>
</div>
Sol Astrid Giraldo E.http://www.blogger.com/profile/02405278747823610643noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5171688725709407684.post-91363765942989707012013-02-24T05:34:00.001-08:002013-02-24T05:34:39.788-08:00MARIPAZ JARAMILLO (II). En el nombre del simulacro.<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjhkoTLcZRit_a3tqnGdSRiStzCqYH80hDrcVqk7EVSadTXzgD2ItjYqeOmiL2E_M1gmghYrL5F8JDGtpM1Oq6s1R0IfeZOaX67aaUtSugZfAhowE-mXnXhs9LUnEr0nzxKzWgw-9KzVgxm/s1600/2+La+due%C3%B1a.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjhkoTLcZRit_a3tqnGdSRiStzCqYH80hDrcVqk7EVSadTXzgD2ItjYqeOmiL2E_M1gmghYrL5F8JDGtpM1Oq6s1R0IfeZOaX67aaUtSugZfAhowE-mXnXhs9LUnEr0nzxKzWgw-9KzVgxm/s320/2+La+due%C3%B1a.jpg" width="296" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Maripaz Jaramillo, La Dueña<br /></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-size: large;">Uno de los puntos de vista de la obra María de la Paz a este rompecabezas para armar el cuerpo de
la mujer en el arte colombiano es precisamente la conciencia de la construcción
artificiosa de lo femenino. La artista parece decirnos que el género no es sólo una determinación
biológica ni genética, sino un simulacro, una parodia, un disfraz, una
mascarada<i>. </i>La asunción del
género quizás sólo sea un acto teatral que se lleva a cabo usando un
maquillaje, unos vestidos, unas poses, una actitud. Y el ser mujer sólo una máscara que puede ser
usada o quitada<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: Calibri, sans-serif; line-height: 115%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></a>. Estas mujeres llevan estos presupuestos a
sus extremos. Borran sus identidades (en el caso que alguna vez las hayan
tenido) y deciden cumplir a pie juntillas el
ideal del objeto sexual. Se
convierten así en juguetes eróticos con
sus escotes, sus piernas entrelazadas, sus bocas abiertas, sus cuerpos siempre
dispuestos y siempre de la misma manera. Y escriben con la tinta del deseo una
nueva cartografía sobre sus cuerpos. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES">El carmín, rechazado por la moral y la estética señorial, se convierte
en un protagonista principal en esta reescritura del cuerpo. La belleza ya no
estará en el decoro corporal ni en el brillo recatado de los ojos, aquellos
espejos del alma que establecieron la sensibilidad y el arte desde el Barroco. Ahora el núcleo del rostro se vuelca
hacia la boca roja, y con ello la seducción galante se vuelve carnal. Las
medias, los sostenes, las faldas largas se pierden para dar paso a los vestidos
ceñidos, los escotes profundos, las piernas al aire. Pero la meta no es llegar
a la desnudez total: “</span><span lang="ES">En el traje reside toda la fuerza,
todo el peligro, todo el misterio de la mujer. Desnuda, ¡oh enemiga¡ sólo eres
un pobre ser prisionero y débil, un alma cándida y cristalina que no tiene nada
que esconder”<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftn2" name="_ftnref2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: Calibri, sans-serif; line-height: 115%;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></a>.
En las artes figurativas, el erotismo
se ha manifestado tradicionalmente como
una relación entre las partes del cuerpo
cubiertas por ropas y<b> </b>aquellas
que no<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftn3" name="_ftnref3" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><b><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><b><span lang="ES" style="font-family: Calibri, sans-serif; line-height: 115%;">[3]</span></b></span><!--[endif]--></b></span></a>.
Así lo erótico sólo será posible en el tránsito de lo vestido a lo desvestido.
</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES"><br /></span></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiGD3PvSub0wXQHg3XZqGvx2dvkns0tnkg4mEj2DRV6moogvcU_-AtLXtCuTHFypcgOZoSgBGLrXmdGk3T1v5ir0bvO_D_eMe2nemzTiUD8acW-OI1GxTI0xsgiMAjDa2uv7GS19wVqE6pG/s1600/1+La+Monja+No.+2+BR.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiGD3PvSub0wXQHg3XZqGvx2dvkns0tnkg4mEj2DRV6moogvcU_-AtLXtCuTHFypcgOZoSgBGLrXmdGk3T1v5ir0bvO_D_eMe2nemzTiUD8acW-OI1GxTI0xsgiMAjDa2uv7GS19wVqE6pG/s320/1+La+Monja+No.+2+BR.jpg" width="243" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Maripaz Jaramillo, La Monja, 1974</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"><span style="font-size: large;">Como practicantes
de este credo, las mujeres de María de la Paz, nunca están desnudas, ni
siquiera cuando se desnudan. Miremos por ejemplo su grabado <i>Monja No 2</i>. (1974). Esta figura con los senos al aire
conserva, sin embargo, un manto sacro en la cabeza que le llega hasta los
hombros, mientras su rostro desaparece debajo de una gruesa capa de maquillaje
que enfatiza el carácter sexual de su boca, de sus ojos y de toda su
actitud. A diferencia de la monja de <i>La huida del convento</i> de Débora Arango, la cual se quitaba todas sus vestiduras en un
movimiento que le revelaba a ella misma su cuerpo, el desnudamiento de la monja
de María de la Paz sólo se da en función del deseo masculino. Como todas sus
otras mujeres, esta monja sólo está disfrazada de monja. Y sólo está disfrazada
para aportarle otro color a la coreografía erótica. Porque los roles de las
mujeres de María de la Paz no son una taxonomía de sus posibilidades de
realización y expresión como sucedía en las obras de Débora Arango, sino que se reducen una vez más a
la mascarada. Al no tener ellas sustancia, identidad, destino, la variedad de
sus roles sólo es una paleta superficial que sirve para enriquecer el
juego de la seducción como cuando en la iconografía pornográfica las mujeres se
disfrazan de enfermeras, azafatas, mucamas, etc.</span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEivgozg-GCYGVzruNEuG8kY-V1ycupHjGFp6TWRxHlAfBZoQ9IBVr43XLfsR9O1-O2S6TUp9O3soVaIT6iISkM0J49_vzdCFPn8AZgS3m-g99QJvpNLQZUOyuB48E50gXYJwiTyGf0cVPv3/s1600/15+Pareja+en+Capurgan%C3%A1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="217" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEivgozg-GCYGVzruNEuG8kY-V1ycupHjGFp6TWRxHlAfBZoQ9IBVr43XLfsR9O1-O2S6TUp9O3soVaIT6iISkM0J49_vzdCFPn8AZgS3m-g99QJvpNLQZUOyuB48E50gXYJwiTyGf0cVPv3/s320/15+Pareja+en+Capurgan%C3%A1.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Maripaz Jaramillo, <i>Pareja en Capurganá</i></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES">Sin embargo,
paradójicamente, las mujeres de María de
la Paz no son exactamente víctimas pasivas de la mirada y el ideal masculino.
Más bien parecen juguetear con él. La mascarada, el hecho de disfrazarse del
objeto sexual ideal, no es una simple sumisión sino una manera de tomar la
sartén por el mango. Encarnan el estereotipo pero hay una conciencia al
hacerlo, al asumirlo como un código, una representación, una máscara que se
quitan y se ponen. Una acción que realizan ellas mismas, no los otros. </span>Son mujeres que conocen la feria de las
vanidades, el performance de los sexos, el consumo de las imágenes femeninas,
el género como teatralización. Pero no
padecen estos presupuestos como una imposición, sino que los disfrutan y los
replican voluntariamente, con placer. Ellas saben cómo miran los hombres, saben
qué quiere esa mirada y la complacen siguiendo sus reglas del juego, pero sólo
para obtener lo que se proponen. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: large;">La artista, por su parte, aunque no tiene interés en subvertir el código
ni el estereotipo, por medio de estas imágenes logra distanciarse de él. Mira al hombre que mira a
las mujeres que a su vez sólo se constituyen en su mirada. Y este hecho la pone
más allá de una simple complicidad con la mirada masculina, pues lo que está
logrando es un relato de la formación de la identidad femenina y su
construcción consciente como mascarada. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: large;">Esta galería de mujeres exhibicionistas y en primer plano parecería
estar al extremo opuesto de la galería empañada de la tradición. Mientras en
ésta las mujeres se opacaban, se escondían, paralizadas, sumisas y calladas, la
galería estridente de María de la Paz parecería estar visibilizándolas y
descubriendo sus cuerpos. Sin embargo, esta exhibición es tan sólo un efecto de superficie, una
ilusión. Porque detrás del maquillaje, las máscaras, los gestos procaces, la
ostentación de los cuerpos sólo parece habitar el vacío que le queda a la mujer
cuando abandona los roles, los ideales, las determinaciones sociales y los
estereotipos. Esta galería de
caparazones brillantes se muestra tan incapaz de mostrarnos su cuerpo como
aquella empañada de la tradición. ¿Dónde habita la mujer más allá del
artificio? ¿Qué queda allí cuando se lava la cara, se apaga la música y llega el día? ¿Dónde está su cuerpo cuándo
el show se acaba y nadie la mira? En estas representaciones de un vacío no
hallaremos estas respuestas.</span><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: x-small;"><i>Tomado de GIRALDO, Sol Astrid. Cuerpo de Mujer: modelo para armar. Medellín, La Carreta, 2010.</i></span></div>
<br />
<div>
<!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 9pt; line-height: 115%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"> Como lo aseguraba la teórica feminista Mary Ann Doane. Citado en </span><span lang="FR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-ansi-language: FR; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-style: italic; mso-bidi-font-weight: bold;">ARAMBURU, Op. cit.</span><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"><o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn2">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftnref2" name="_ftn2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 9pt; line-height: 115%;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"> Así lo advertían las páginas femeninas de la revista Cromos
en 1923. Citado en PEDRAZA, Zandra, op. cit, p 324<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn3">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftnref3" name="_ftn3" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 9pt; line-height: 115%;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"> PERNIOLA, Mario. Entre vestido y desnudo. En FEHER, Michel,
editor. Fragmentos para una historia del cuerpo humano. Parte segunda. Madrid:
Taurus, 1990, p 237.<o:p></o:p></span></div>
</div>
</div>
Sol Astrid Giraldo E.http://www.blogger.com/profile/02405278747823610643noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5171688725709407684.post-89178234013790881472013-02-24T05:19:00.002-08:002013-02-24T05:23:42.523-08:00CUERPOS PARA QUE GOCEN. MARÍA DE LA PAZ JARAMILLO (I)<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj9RmffMWglSfLuASsA1M029r-MVqZOiwSCKNFvWzvzByjXaX_Re-DLmO-q5qN5WI0m5OxfI79x-UblBsCeNFmrva7o43w_HXdNJ2CjbK074-T2Z1dLJVqp6JjGlu5MyENo0gxSF4JUYjzo/s1600/6+Parejas.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj9RmffMWglSfLuASsA1M029r-MVqZOiwSCKNFvWzvzByjXaX_Re-DLmO-q5qN5WI0m5OxfI79x-UblBsCeNFmrva7o43w_HXdNJ2CjbK074-T2Z1dLJVqp6JjGlu5MyENo0gxSF4JUYjzo/s320/6+Parejas.jpg" width="225" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Maripaz Jaramillo, serie Parejas</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">Las boquitas pintadas de María de la Paz Jaramillo mancharon con sus
pegotes lúbricos la escena límpida de los años 70. Mientras muchos artistas
colombianos de la época estaban inventando mundos abstractos, sus muñecas frívolas recordaron que las mujeres
tenían cuerpos y deseos. Una memoria
que se había perdido en el arte
colombiano desde los atrevidos desnudos de Débora de los años 40 y 50. Pero
mientras aquellos cuerpos aspiraban a la carne, los de María de la Paz eran de
papel. Los cuerpos de Débora seguían todavía en la esfera de la tradición renacentista
para la cual la <span lang="ES">representación del cuerpo humano se
apoyaba en la morfología, basada a su vez en la anatomía, un estudio al que le
dedicó sus mayores energías<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: Calibri, sans-serif; line-height: 115%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></a>.
Sin embargo, aunque Débora transgrede
estos parámetros con sus cuerpos
deformados por la expresión en los que el código anatomista llega a sus
límites, nunca se sale del todo de él.</span></span><br />
<span style="font-size: large;"><span lang="ES"><br /></span></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhK9pVP3M536MxMQzXflYuyAbyP_zIzA2qWcVorSAEJc89JgQU37LeM0Cuce8mNMKx5-msc_kwX-OkLc-T47OcgO1XZBhMBjjYJ3KYJUgMqQiLO1CDo1bX1AYi85w8jLhPZJcvRvI1NagBz/s1600/12+Mujer+caribe.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhK9pVP3M536MxMQzXflYuyAbyP_zIzA2qWcVorSAEJc89JgQU37LeM0Cuce8mNMKx5-msc_kwX-OkLc-T47OcgO1XZBhMBjjYJ3KYJUgMqQiLO1CDo1bX1AYi85w8jLhPZJcvRvI1NagBz/s320/12+Mujer+caribe.jpg" width="213" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Maripaz Jaramillo, <i>Mujer Caribe,</i></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES"> Las</span>
mujercitas estridentes de María de la Paz, sus bocas de carmín, sus ojos
fucsias, sus pieles sicodélicas, sin embargo, se han fugado de otro planeta: del
de los medios masivos de comunicación. María <span lang="ES">de la Paz es
hija de unos tiempos de ojos quebrados,
en los que la mirada se ejerce con el lente fragmentado y espasmódico de la
fotografía, el cine, la televisión y cuyos imaginarios están dominados por la moda
y la publicidad.</span> Los cuerpos de
sus mujeres tienen los colores de los impresos,
su trama, bidimensionalidad, fragmentación y esquematización. Para representarlas, la
artista acude a estas estrategias pop, pero desde la idiosincrasia popular
colombiana que no sueña con divas platinadas como Marilyn, sino con las
beldades kitsch de los culebrones, el bolero y las baladas. Mujeres que pueden
ser protagonistas de historias despechadas como “Por qué te conocí”, “Quiero
morir de dolor”, “Tu amor no me conviene” o “Bandolera” (algunos de los títulos
de sus obras). Mujeres que cambiaron el olor a santidad de las monjas muertas
por el pachulí de las cabareteras vivas. “Mujeres gastadas por los besos”.<o:p></o:p></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgq0FhYgHP-1VPPwWuBY-2z0e3JobblpKjNiVwKJtIFHHUwfq1FwNbjLZEFP82XJqut8sSFV-ApEGIfKExRd8iRfxes_JO-wE_HDpVZdo9CxdPIaypvEgBZ8Wg3xNzh7DV674AfBOqLZHat/s1600/Sin+t%C3%ADtulo-1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgq0FhYgHP-1VPPwWuBY-2z0e3JobblpKjNiVwKJtIFHHUwfq1FwNbjLZEFP82XJqut8sSFV-ApEGIfKExRd8iRfxes_JO-wE_HDpVZdo9CxdPIaypvEgBZ8Wg3xNzh7DV674AfBOqLZHat/s320/Sin+t%C3%ADtulo-1.jpg" width="314" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Maripaz Jaramillo,, sin título</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES">Estos cuerpos </span>no están ya destinados a la maternidad ni consagrados
a la familia ni constreñidos a la
crianza de los nuevos ciudadanos ni
aspiran a constituirse en el faro de aquellas buenas costumbres que
sustentarían la sociedad y el progreso. Al contrario, subvierten todos estos
parámetros y exigencias señoriales. En
contra del recato, estos cuerpos se
exhiben, rompen la delimitación espacial de sus reinos domésticos y
conquistan el exterior, viven la noche más allá de la seguridad del día. Son
mujeres para las sombras y la calle,
cuyos cuerpos artificiosos brillan como joyas baratas bajo las luces
eléctricas. <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-size: large;">Eros ha triunfado
sobre sus pieles y ya no funciona más el discurso que las consideraba seres
menos animalizados y más aptos moralmente que los hombres. Son mujeres
preparadas mental y físicamente para los placeres carnales. Pero, a pesar de
las apariencias, el tema de estas representaciones no es el deseo femenino. De lo que realmente nos
hablan estas obras es del deseo de la mujer de ser deseada. Parodiando a Fassbinder,
estas mujeres sólo quieren que las quieran. Son protagonistas de ritos de
seducción en los cuales aceptan plena y
conscientemente ser el objeto del deseo
masculino, consagrándose a ello con toda su fuerza, con toda su astucia y con
todo su cuerpo. Maria de la Paz recrea esta coreografía e iconografía
corporal de la seducción con las posibilidades que le ofrecen las estrategias
pop en unos cuerpos fetichizados, fragmentados, focalizados, gestuales y
teatrales que sólo existen en cuanto objeto de la mirada erótica masculina. Cuerpos a los que no les interesa tanto
satisfacer su deseo como hacer un despliegue visual de él.</span></span><br />
<span lang="ES"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEis2hwMtDtBx3MJhzrvskYuYNfkhgqFKhjQ9Ol6rXXaQmM8-aD2JmKhJ2JW0gJNltpu1EYQyKGsI_aG92DoaEhZNHG_ZEXBRjsv51nGk3Vhx1w5mw-NreH-hyUzZqSiMeYoPILQXBP6B2GH/s1600/Obas+de+Maripaz+Jaramillo+BR.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEis2hwMtDtBx3MJhzrvskYuYNfkhgqFKhjQ9Ol6rXXaQmM8-aD2JmKhJ2JW0gJNltpu1EYQyKGsI_aG92DoaEhZNHG_ZEXBRjsv51nGk3Vhx1w5mw-NreH-hyUzZqSiMeYoPILQXBP6B2GH/s320/Obas+de+Maripaz+Jaramillo+BR.jpg" width="307" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Marupaz Jaramillo</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES">Como no se trata
tanto de desear como de parecer que se desea, estos cuerpos deciden ser una
máscara. Pasaron los tiempos de los cuerpos sustanciales, esenciales, de las
identidades fijas, totales de la galería empañada. El mundo de María de la
Paz en series como <i>Parejas</i> (1982) y <i>Salsa </i>(1982)
es un simulacro y está poblado también por simulacros. La luz artificial simula
paraísos eróticos, las mujeres se simulan diosas lúbricas, los hombres se
simulan <i>latin lovers, </i>unos y otros
simulan encuentros amorosos y sensuales. Sus mundos son una puesta en
escena que no esconde su artificiosidad,
sino que al contrario la enfatiza con colores, muecas, gestos, poses y
actitudes corporales retorizadas. </span></span><br />
<span style="font-size: large;"><span lang="ES"><br /></span></span>
<span style="font-size: large;"><span lang="ES">La artista no se esfuerza en la
representación de cuerpos biológicamente determinados sino culturalmente
construidos, sobre los cuales se despliega una caracterización visual de roles
estereotipados de lo masculino y lo femenino, concebidos como opuestos. Así, en
esta iconografía a l</span>a las bocas rojas les corresponden las ojeras oscuras, a los
cabellos esponjados y largos, las
patillas recortadas; a la falda,
el frac; al escote, la corbata; a las blusas sin hombros, las camisas de
cuello alto. Los hombres clavan sus bocas y sus manos. Las mujeres prestan los
cuellos para que lo hagan. Los hombres doblegan los cuerpos femeninos, ellas se
dejan doblegar por ellos. Es un armonioso y total ying y yang sentimental.</span><br />
<span style="font-size: large;"><br /></span>
<span style="font-size: x-small;">Tomado de GIRALDO, Sol Astrid. Cuerpo de mujer: modelo para armar.Medellín, La Carreta, 2010</span></div>
<div>
<!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<br />
<div id="ftn1">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 9pt; line-height: 115%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"> Débora aseguraba: “al artista que no domine el desnudo le
falta todavía un buen trecho que recorrer por el camino de las realizaciones y
algo que llenar en el dominio de la técnica”. Citado en LONDOÑO; Santiago, En:
“Débora por Débora”, op. cit.</span><span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"><o:p></o:p></span></div>
</div>
</div>
Sol Astrid Giraldo E.http://www.blogger.com/profile/02405278747823610643noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5171688725709407684.post-31070297499061932932013-02-10T05:53:00.002-08:002013-02-10T06:01:01.307-08:00Adriana Duque (II). Blancas como la nieve<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhqzziO7kjMhd36MM_t5RJFvP6bSr79XuywI5NF-Ge_fgGXtZSJWgStllmfvMdtwmKzvxOCPSoHA1vfZ1oAVHiHRZC5QqcB5eUC731_-7_xMBr1A9TL31qgE8ivFNO-OlHaPnkhdMlz5pFC/s1600/10+Madriguera.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhqzziO7kjMhd36MM_t5RJFvP6bSr79XuywI5NF-Ge_fgGXtZSJWgStllmfvMdtwmKzvxOCPSoHA1vfZ1oAVHiHRZC5QqcB5eUC731_-7_xMBr1A9TL31qgE8ivFNO-OlHaPnkhdMlz5pFC/s320/10+Madriguera.jpg" width="310" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Adriana Duque, Serie de <i>Cuento en Cuento, Madriguera</i>, 2005</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES">Al iniciarse el
siglo, se afianzó en los discursos de nuestros políticos y educadores, la idea de la imperfección del
cuerpo de los colombianos<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></a>.
Fue entonces una preocupación capital cómo alcanzar el ansiado progreso e
ingresar a la modernidad con unos cuerpos imperfectos cuya peor maldición era
el mestizaje y la herencia espuria de las razas negras e indígenas. El cuerpo asumió así una importancia capital,
porque a pesar de las sospechas que recayeron sobe él, se le consideró un requisito
indispensable para el desarrollo de la patria y para la construcción de la
nacionalidad. La elite estableció entonces los imaginarios de la sociedad que
quería construir pero, al hacerlo, también
creó un mar de contradicciones
marcadas por la marginación, la segregación y la exclusión en el discurso que
nos constituye desde entonces como Nación<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftn2" name="_ftnref2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></a>.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES">Lo negro, lo indio,
lo mestizo son pues detectados como los principales obstáculos para avanzar en
ese camino del progreso. Era necesario, por lo tanto, sanar este talón de Aquiles que dejaba
cojeando al débil cuerpo de nuestra nacionalidad incipiente. Para ello, se
propuso acabar las etnias problemáticas mezclándolas cada vez más con elementos
arios, llegando incluso a sugerir la entrada masiva de ciudadanos europeos que
terminaran de limpiar nuestra contaminada sangre criolla. Era entonces
inconcebible pensar en una Nación que le
diera cabida a todos, y el único
discurso que parecía posible era el de “juntos pero no revueltos”<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftn3" name="_ftnref3" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></a>.
Sin embargo, la realidad era que estábamos juntos y revueltos. En este contexto, el
control del cuerpo, con mecanismos sociales como los de la urbanidad,
se convirtió en la manera de enfrentar esa diversidad étnica, cultural y
social caótica que nos alejaba de la modernidad y del progreso. Así se formó
desde entonces una estructura de clase y
géneros intransigente, a cada uno de los cuales le correspondía una semiótica
corporal y unos comportamientos adecuados que se convertirían en los pilares
del orden de la modernidad colombiana.
La sociedad queda así compartimentada en férreas casillas sociales y
sexuales, que se expresarían en un manejo exterior del cuerpo determinado y
codificado con el que se buscaría conjurar la debacle de la imperfección, la
degeneración colectiva corporal, la hibridación, la mixtura y la consiguiente
ineptitud somática para alcanzar el progreso. Desde entonces se normatizaría el
aspecto externo, las conductas, los comportamientos, los movimientos, los
ademanes y el arreglo personal adecuados de acuerdo a la posición social, el
género y la raza. Estas buenas maneras y costumbres, en su lucha por alcanzar
el ideal europeo desde nuestra imperfección racial y cultural, serían
propuestas como los elementos distintivos de nuestra balbuceante nacionalidad<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftn4" name="_ftnref4" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></a>.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjrgAegoY_x6a7Kg4vXlvz-TQwmTHxBDb-Ef2pASfmsJh_JU1XTR_PAyTkWple6RaKaWiz5S30H4OzjoAn47rgi4sIcFy6Q7TM-ggjCnXc1Ym8N5qvCBJiV0slvQV0lbjJSe97GwKhw6ZJw/s1600/12+Risitos+de+oro.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjrgAegoY_x6a7Kg4vXlvz-TQwmTHxBDb-Ef2pASfmsJh_JU1XTR_PAyTkWple6RaKaWiz5S30H4OzjoAn47rgi4sIcFy6Q7TM-ggjCnXc1Ym8N5qvCBJiV0slvQV0lbjJSe97GwKhw6ZJw/s320/12+Risitos+de+oro.jpg" width="298" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Adriana Duque, Serie de <i>Cuento en Cuento, Risitos de Oro</i>, 2005</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES">En este contexto el
cuerpo de la mujer y de las niñas se puso en el ojo del huracán. En ellas se
delegó la responsabilidad de cimentar la familia burguesa y la propagación de
las buenas costumbres que no eran otra cosa que la base de la nacionalidad
incipiente. La adecuación de los cuerpos a sus nuevos usos modernos se debía
hacer en el hogar y estaba a cargo de las mujeres, sobre las cuales recaían
todas las responsabilidades morales y patrióticas. Y el centro de esta
educación eran las niñas, como lo expresa Rufino Cuervo en las páginas de la
primera urbanidad que se escribió en el país dedicada específicamente a ellas:
“La educación de las niñas exige, hoy más que en ningún otro tiempo, una
atención especialísima. En el embate de los vicios y de los malos instintos que
amagan tornar el país a la barbarie, la providencia nos presenta en nuestras
esposas y en nuestros hijos salvándose de la corrupción </span></div>
<div>
<br /></div>
<div>
<!--[if !supportFootnotes]--><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES">Las niñas de <i>Collectibles</i>, impolutas, aisladas,
atemporales y sin espacio como las utopías, ahora aterrizan, circulan, se
relacionan, caminan por la tierra sucia del país con sus delicados zapaticos de
hebillas. Ya no son muñecas aunque sus cuerpos sigan emulándolas y continúen
acunándolas en sus brazos. Más bien cumplen ahora el papel de “las princesas”.
Algunas tienen coronas, ocupan siempre el centro, sus vestidos aluden a pasados
siglos monárquicos y su mirada es mayestática. Sin embargo, sus reinos son
espurios. Casas antiguas de techos altos y paredes descascaradas, cortinas de
telas baratas, añejos papeles de colgadura, baldosas de pueblo, cocinas
ahumadas con fogones de leña, muebles desvencijados… decadentes recintos del sueño o del inconsciente
colectivo. Por no hablar de su compañía, del todo indigna o, al menos disonante,
para estas perfectas princesas blancas. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES">Los personajes de <i>La Sagrada Familia</i> no parecen ser
retratos individuales, personas de carne y hueso, sino más bien encarnaciones
míticas de roles, estructuras y
funciones familiares, sociales o sicoanalíticas<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></a>.
Allí están, El Padre, La Madre, Los Hermanos, Los Abuelos, Los Tíos, Las Niñas (en mayúscula como se escriben los
arquetipos) en sus baratos reinos domésticos.
Pero estos grupos familiares son deformes. No hay paz ni sosiego en
ellos. El espacio que se instaura entre los personajes no es continuo, sino que parece lleno de baches y de huecos
invisibles. Aunque están todos juntos y
posan mudos ante la cámara, los protagonistas de la puesta en escena parecen venir de tiempos distintos, de
órdenes culturales diferentes, de complejos simbólicos diversos. Esas niñas
blancas no pueden ser hijas biológicas de esos padres de fuertes rasgos
indígenas, los vestidos infantiles de terciopelo chocan con las chaquetas de cuero y los
bluyines de las mujeres jóvenes, el estrato social de los abuelos no es el de
los nietos. La falta de contacto corporal o
visual refuerza esa sensación de tensión, de incomodidad, de falta de
homogeneidad al interior de las escenas. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiX6v5DeYPLeBg8pX1lGuhwd9nF88PvlyUB8_sNqB64YdtDuZsy1uGz4LKCi5TE5KCgvn-pf-DgujuAcQf_AhFBJeom7MW21et3k4CvR_M-oGhyphenhypheno6rT0NWCuJ3yfT4c1KzbGRrmeoqRb031/s1600/17+Familia+5.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="297" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiX6v5DeYPLeBg8pX1lGuhwd9nF88PvlyUB8_sNqB64YdtDuZsy1uGz4LKCi5TE5KCgvn-pf-DgujuAcQf_AhFBJeom7MW21et3k4CvR_M-oGhyphenhypheno6rT0NWCuJ3yfT4c1KzbGRrmeoqRb031/s320/17+Familia+5.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Adriana Duque, Serie <i>Sagrada Familia, Familia 5, </i>2007</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES">Sobre las paredes
de estos recintos hay colgadas varias
imágenes: retratos familiares, reproducciones de obras de la historia del arte
universal y estampas religiosas. Estos cuadros aunque aparecen en un segundo
plano, sin embargo están estructurando
la escena que tiene lugar adelante. Desde esas representaciones se irradian los ideales occidentales que no
se cumplen en nuestra realidad, como aquellos preceptos del orden corporal de
la modernidad. Los personajes de Duque, a pesar de sus aparentes esfuerzos,
parecen incapaces de emular a sus modelos. Aquel ideal de las familias
patriarcales y blancas, cuya armonía instaura el Corazón de Jesús a veces, otras la Virgen María, no se alcanza. En esta
serie, al contrario, salta a la vista,
la profunda inadecuación entre el cuerpo real, campesino, inculto, no ilustrado,
mestizo del colombiano y su ideal que serían aquellos cuadros de las paredes.
En ellos se instauran categorías,
personajes y posibilidades de relación
que los personajes de Duque sólo pueden emular errática y
defectuosamente. Aquellas imágenes ejemplares
son inalcanzables. Los modelos corporales caucásicos tampoco pueden seguirse
con el imperfecto, mestizo y poco urbanizado cuerpo colombiano. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES">Nadín Ospina ha
relatado la anécdota de cómo su familia de ascendencia alemana escondió por
generaciones una fotografía donde aparecía una abuela totalmente indígena<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></a>.
Esa imagen era la prueba de un pecado original que no estaban dispuestos a
admitir. La <i>Sagrada Familia</i> de
Adriana Duque también parece ocultar otros pecados raciales y culturales de
este tipo. Algo ha sucedido en el pasado, algo se esconde, no todo se muestra,
nuestra historia colectiva y nuestras historias individuales son oscuras, no
han terminado de relatarse ni de verse. Y los pedazos ocultos, las piezas
censuradas que le faltan al rompecabezas, son las que no nos dejan leer la
anécdota total de estos retratos familiares deformes, enigmáticos, ambiguos. En
ellos se establece la brecha entre el país real y el imaginado, entre el cuerpo
que quisieron nuestros políticos y educadores y el que teníamos. Estas fotografías son una declaración de
rendición ante el ideal. Si el kitsch es la solución criolla para la
apropiación de la pintura de grandes maneras occidentales, las muecas ridículas,
impropias, bárbaras de estos personajes son el fallido intento de apropiarse de
aquel cuerpo perfecto blanco, urbanizado y moderno. Las únicas que parecen dar
la talla a las exigencias del discurso son estas niñas blancas, sin embargo nos
queda la duda de que sean reales. Tal vez sólo sean la imagen de la utopía que
nunca se cumple. Las mujeres, como siempre y desde siempre condenadas a una
perfección inventada por otros.</span><br />
<span lang="ES"><br /></span>
<span lang="ES">Ver http://ciudadelasmujeres.blogspot.com/2013/02/adriana-duque-delicadas-como-una-rosa.html</span><br />
<span lang="ES"><br /></span>
<span lang="ES"></span><br />
<span lang="ES"><i>Texto tomado de GIRALDO, Sol A, Cuerpo de Mujer: Modelo para armar. Medellín, Editorial La Carreta, 2010</i></span><br />
<span lang="ES"><i><br /></i><i>Fotografías tomadas de Adriana Duque, La Silueta Ediciones, Bogotá, 2008</i></span><br />
<div>
<span lang="ES"><i><br /></i></span></div>
</div>
<div>
<!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 9pt; line-height: 115%;">[1]</span></span></span></span></a><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 9pt;"> HERZOG, Hans-Michael. “El pasado precolombino es inasible”,
entrevista a Nadín Ospina, en: Revista Mundo, Bogotá, revista 18, junio 16 de
2005.</span> </span><br />
<span lang="ES"><br /></span></div>
<!--[endif]-->
<br />
<div id="ftn1">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 9pt; line-height: 115%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"> PEDRAZA, Zandra, op. cit., p 20.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn2">
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftnref2" name="_ftn2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-size: 9.0pt;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES" style="font-size: 9.0pt;"> SANDOVAL,
</span><span lang="ES" style="font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: Arial;">Armando.
El indio: entre el racismo, la nación y la nacionalidad colombiana.</span><span lang="ES" style="font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"> <a href="http://www.naya.org.ar/congreso/ponencia1-13.htm">http://www.naya.org.ar/congreso/ponencia1-13.htm</a>.
Página visitada 30 de noviembre de 2009.</span><span style="font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: ES-CO;"><o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn3">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftnref3" name="_ftn3" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 9pt; line-height: 115%;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"> SANDOVAL, </span><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: Arial;">Armando. Op. cit.</span><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"><o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn4">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftnref4" name="_ftn4" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 9pt; line-height: 115%;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"> PEDRAZA, Zandra. Op. cit., p 53.</span><span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"><o:p></o:p></span></div>
</div>
</div>
Sol Astrid Giraldo E.http://www.blogger.com/profile/02405278747823610643noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5171688725709407684.post-1072055439986828252013-02-10T04:51:00.001-08:002013-02-10T05:57:40.752-08:00Adriana Duque (I). Muñequitas.<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgGyYv4qI9VpyDx4A_32VOyeuyKmVQzimfWAALEivI2j9ElqehcpMAJFybB8tcLsfilazDEYPyK3spvzU9kGx05FkzdWj2nrXaoj4WjsgtJbyF0lWdZxHBYRPa8yJsJhGNrh7tJHMWAPY6E/s1600/1+Juana.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgGyYv4qI9VpyDx4A_32VOyeuyKmVQzimfWAALEivI2j9ElqehcpMAJFybB8tcLsfilazDEYPyK3spvzU9kGx05FkzdWj2nrXaoj4WjsgtJbyF0lWdZxHBYRPa8yJsJhGNrh7tJHMWAPY6E/s320/1+Juana.jpg" width="235" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Adriana Duque, Juana, Serie Collectibles, 2007</td></tr>
</tbody></table>
<span style="color: #222222; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 39px; white-space: nowrap;"> </span><span style="text-align: justify;">Esta es una galería rosa de feminidad hipertrofiada, de algodón dulce,
moños, flores,</span><span style="text-align: justify;"> </span><span style="text-align: justify;">encajes, pliegues,
cintas, tez blanca, naricitas respingadas, pestañas crespas. Pequeños cuerpos
ingrávidos revolotean por ella. Aunque</span><span style="text-align: justify;">
</span><span style="text-align: justify;">tal vez no sea apropiado usar el plural, porque sólo hay un cuerpo</span><span style="text-align: justify;"> </span><span style="text-align: justify;">(o un molde de cuerpo) repetido obsesivamente
en la serie </span><i style="text-align: justify;">Collectibles </i><span style="text-align: justify;">(2007) de la
fotógrafa Adriana Duque.</span><span style="text-align: justify;"> </span><span style="text-align: justify;">Lo único que
cambia de un retrato a otro son las caras, las cuales sin embargo también
cumplen un código estricto. Son rostros de niñas blancas, de rasgos caucásicos
ortodoxos, ojos claros, cabello rubio y abundantes bucles, a veces cortos,
otras cayendo en cascada hasta los hombros.</span><span style="text-align: justify;">
</span><span style="text-align: justify;">Pero los suyos no son rostros plácidos, sino</span><span style="text-align: justify;"> </span><span style="text-align: justify;">enigmáticos, de miradas envenenadas, de
viscosidades secretas. “No todo lo que ves es todo lo que hay” parecen decirnos
desde esta galería</span><span style="text-align: justify;"> </span><span style="text-align: justify;">que más que empañada
está encantada.</span><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Son representaciones retorizadas que nos devuelven al siglo XIX, cuando
las niñas no se habían inventado como edad, como sensibilidad ni como tema, y
simplemente se les concebía como
mujeres en miniatura. Por supuesto, estas
niñas, como sus modelos adultas, tampoco tenían cuerpos. Estos se
cubrían con paños pesados y líneas rectas, que los ahogaban en la falta de
nombre y de imagen. Eran cuerpos labrados por una “anatomía en pendiente”, como la llama Vigarello<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-CO; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></a>. Estos
cuerpos iban de lo delicado arriba a lo más grosero abajo, siguiendo conceptos
astrobiológicos que consideraban las
partes corporales inferiores emparentadas con la tierra, lo mundano y, por lo
tanto, manchadas de vulgaridad, innobleza y pecado. Por esto, los miembros
debajo de la cabeza eran despreciados y
relegados a ser simples soportes, zócalos de las partes superiores como el
rostro, el cuello, los ojos, las manos, depositarias de la nobleza y la gracia,
por su cercanía al cielo. <o:p></o:p><br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhEyCvD1YdwkoRwj0G7wTgZlmUjlrb118d-L18ZBeoRyi9SL77ZBcUOVvHQ8CgydJlncu6S-opoqLBWK6_hwCrxf3yZMYOH09NcQcUrb0mgtay1q36XCz8fVHanGA50soWdKYvi1Kd1SXxZ/s1600/2+Sara.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhEyCvD1YdwkoRwj0G7wTgZlmUjlrb118d-L18ZBeoRyi9SL77ZBcUOVvHQ8CgydJlncu6S-opoqLBWK6_hwCrxf3yZMYOH09NcQcUrb0mgtay1q36XCz8fVHanGA50soWdKYvi1Kd1SXxZ/s320/2+Sara.jpg" width="240" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Adriana Duque, Sara, Serie Collectibles, 2007</td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Así nos llegan estas niñas: como
una cabeza y unas manos, y con el resto del cuerpo como un secreto. Sin
embargo, aunque la representación de
estos cuerpos no se detiene en los caracteres sexuales, es claro de un solo golpe de vista que son
niñas y no niños. El cabello largo, las mejillas sonrosadas, las bocas finas y
rojas ayudan en esta diferenciación visual. Pero hay todavía una herramienta
más, tomada de la más rancia tradición icónica que los hace claramente
femeninos. Sobre estos cuerpos ocultos se despliega gráficamente una simbología: “Dibujar a un niña era hacer
visible la feminidad imaginada como liviandad, quietud, gracia, ensimismamiento,
delicadeza, adorno, afectación”<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftn2" name="_ftnref2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-CO; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></a>. Es un sobre-cuerpo donde se construye simbólicamente el mundo
femenino en contraposición al masculino, del cual debe estar separado. Un
cuerpo cultural que se despliega sobre el cuerpo natural, gracias a códigos como moños, encajes, prenses, cintas, flores,
pliegues, mangas embobadas, faldas con vuelo, bucles y todo tipo de redondeces<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftn3" name="_ftnref3" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-CO; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></a>. El cuerpo de <i>Collectibles </i> es el imaginado y estereotipado de la feminidad que tiene su más alta
expresión en “la muñeca”. <o:p></o:p><br />
<br />
Muñequita<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEib8RoQYsGAnFJMT5m9AZtPKxp9VejgcFUuA2ExniipXZb3qCM-x8WYJ6ZQAcDaLht9y_4_ubMrD_S9fKnYSJKqo_SOGaKjaiRKK07v8GvoU5hHl4hGJmDdmgqnYT1WHbmohTVyB7ZOPcF_/s1600/13+Sin+t%C3%ADtulo+BR.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="305" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEib8RoQYsGAnFJMT5m9AZtPKxp9VejgcFUuA2ExniipXZb3qCM-x8WYJ6ZQAcDaLht9y_4_ubMrD_S9fKnYSJKqo_SOGaKjaiRKK07v8GvoU5hHl4hGJmDdmgqnYT1WHbmohTVyB7ZOPcF_/s320/13+Sin+t%C3%ADtulo+BR.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Adriana Duque, Serie <i>De cuento en cuento</i>, 2005</td></tr>
</tbody></table>
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<!--[endif]-->
<br />
<div class="MsoNormal">
Así como la niña es una versión en miniatura de la mujer adulta, la
muñeca es una versión en miniatura de la niña. Y es el lugar de las
identidades. Una muñeca es un discurso preciso, pedagógico y autoritario sobre
el cuerpo. Se instaura como el ideal al que los cuerpos infantiles deben
aspirar, es la cartilla visual que se
debe imitar, el modelo corporal que se debe seguir. Es la gran escuela de la feminidad. Hay una fotografía de la serie <i>De cuento en cuento</i> (2005) donde este
sistema de espejos y correspondencias queda claro. Una de las niñas rubias de
Duque está sentada en una especie de trono, como una princesa, con sus bucles
sobre los hombros, con su vestido celeste de terciopelo, cuello de bordes
redondeados, mangas recogidas, falda amplia, zapaticos blancos con moñitos
rosados. Lleva en su regazo, como una hija, una muñeca idéntica: la misma tez
blanca, los mismos rasgos finos, pelo rubio ensortijado, cuello de puntas
redondeadas, zapaticos finos. ¿Imita la muñeca a la niña o es la niña la que
imita a la muñeca? Esta muñeca a la vez que es la bebé que la niña dará a luz
en el futuro, es también la más autoritaria voz de la tradición. Como si ella
se estuviera pariendo a sí misma en el exigente proceso de formar un cuerpo
femenino tal como debe ser según las exigencias del entorno. Y el género
femenino no es una categoría biológica sino
un conjunto de códigos visuales que aquí quedan completamente establecidos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Las niñas de <i>Collectibles</i> han llevado
este esfuerzo más allá. Las muñecas que las moldean no están afuera, acunadas
en sus brazos. Aquí, al contrario, se han fusionado con ellas mismas. Gracias a
la tecnología digital, se han convertido en niñas-muñecas, con cuerpos y manos
de porcelana, y caras de carne tersa.
Recuerdan con esta mixtura material a aquellos santos coloniales hechos de
madera pero coronados por rostros y manos de plata. Y es esta fusión de cuerpos
de órdenes diversos (el real y el de la ficción, el de carne y el de porcelana,
el contemporáneo y el arquetípico) lo que le presta toda su inquietud a estas
imágenes enigmáticas, que superficialmente sólo parecían extremadamente
estéticas. No estamos en el nivel de las
imitaciones ingenuas de la realidad, sino en el de la deconstrucción de los
discursos sobre ella. Estas imágenes no
son simplemente de niñas que cumplen los cánones de belleza occidentales. Es
el ideal de la feminidad el que aparece aquí retratado. La feminidad como un código, como
la categoría de la imaginación de la que hablaba Sartre, como un conjunto de
rasgos inventados que se ponen y se quitan. Estas niñas-muñecas irreales son un fino concentrado de ella, un frasco
miniatura donde se guarda su perfume más esencial, su extracto más primitivo. Y
esa feminidad es blanca entre nosotros. Estas niñas, sin duda, eran el mejor
sueño o quizás la peor pesadilla de
ideólogos como Luis López de Mesa, Laureano Gómez o su hijo Álvaro porque
representan todo lo que se quería de los cuerpos colombianos pero también todo
lo que nunca serían. <o:p></o:p><br />
<br />
Sigue en http://ciudadelasmujeres.blogspot.com/2013/02/adriana-duque-ii-blancas-como-la-nieve.html</div>
<br />
<i>Texto tomado de GIRALDO, Sol A, Cuerpo de Mujer: Modelo para armar. Medellín, Editorial La Carreta, 2010</i><br />
<i><br /></i>
<i>Fotografías tomadas de Adriana Duque, La Silueta Ediciones, Bogotá, 2008</i><br />
<br /></div>
<div>
<!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<br />
<div id="ftn1">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 9pt; line-height: 115%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"> VIGARELLO, Georges. Historia de la belleza. El cuerpo y el
arte de embellecer desde el Renacimiento hasta nuestros días. Buenos Aires:
Nueva Visión, 2005, p 22.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn2">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftnref2" name="_ftn2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 9pt; line-height: 115%;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"> OSORIO, Zenaida. Op. cit, p 49.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn3">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftnref3" name="_ftn3" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 9pt; line-height: 115%;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"> En contraposición al cuerpo femenino de estas niñas, está el cuerpo del niño realizado en otros
trabajos de Duque como en la serie <i>Paisajes</i> (2001), donde éste se
caracteriza por un imaginario visual donde se despliega el color negro en la
ropa, lo recto, lo geométrico, lo despojado, lo falto de adorno. Estos son
elementos que hacen visible una masculinidad imaginada como fortaleza, actividad,
rudeza, agresividad y exterioridad.<o:p></o:p></span></div>
</div>
</div>
Sol Astrid Giraldo E.http://www.blogger.com/profile/02405278747823610643noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5171688725709407684.post-45370626961397610252013-01-05T08:07:00.001-08:002013-01-05T08:19:50.357-08:00Clemencia Echeverry: espacios sonoros de la violencia<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;">
<img height="267" src="http://delfinafoundation.com/resources/466/Event_Clemencia_Echeverri_Treno_Resized2_Gallery.jpg" width="400" /></div>
<div style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;">
<br /></div>
<br />
<br />
<div class="MsoNormal">
Clemencia Echeverri parte de la pintura y la escultura, pública,
antes de pasar a la instalación. Y cuando aborda este nuevo lenguaje, lo hace
desde un punto de vista bastante inédito, al hacer un fuerte énfasis en el componente sonoro de sus
video-instalaciones. Al contrario de lo que sucede en el trabajo de muchos
otros video-instaladores locales o nacionales, donde el sonido es un elemento
periférico al que se puede aludir o no, para C Echeverri éste se convierte en
la esencia de sus planteamientos. El sonido, junto a la imagen, el tiempo y el
espacio son los ejes estructurantes de su obra. Una obra que no tiene meros
intereses experimentales o documentales, sino que se plantea una pregunta clara
y precisa sobre la violencia en el contexto colombiano. Al alterar la violencia
la percepción del tiempo y del espacio, estos temas también se instalan en el
centro de sus preocupaciones que son indagar cómo el espacio doméstico, el
rural, el urbano termina tragado por el no-espacio, por el no-lugar de la
violencia.<br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">El espacio
quebrado, la ruptura del espacio absoluto ha sido un problema recurrente para
la posmodernidad, y </span><span lang="ES">la técnica fragmentada del video se ha adecuado muy bien para tratar
desde el arte estas preocupaciones. Sin embargo, en el caso concreto de un país
en guerra, esta ruptura del espacio tiene otras connotaciones: territorialización,
bloqueo, clausura, despojo, atomización espacial ejercida por los distintos
poderes. Así, C Echeverri ha acudido a estas herramientas usada por artistas de
la escena internacional pero para aludir a la acepción particular de esta
ruptura del espacio en el contexto específico colombiano. La fragmentación de
esta técnica da cuenta aquí de la fragmentación del espacio violentado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Esta
percepción del espacio de la violencia es mucho más compleja que el cubrimiento
paroxístico y simplista que realizan los medios de comunicación. En los
escenarios alterados por la violencia se dan unos abigarrados cruces entre las
coordenadas espaciales y temporales, entre lo visual y lo sonoro, entre la
objetividad y la subjetividad, entre lo
individual y lo colectivo, entre lo ritual y lo histórico, entre lo cotidiano y
lo público. Un complejo tan intrincado al que no se puede llegar con un
lenguaje plano, unívoco, maniqueo. Se trata, al contrario, de un concentrado de
capas que la artista busca desgajar. Pero no lo hace para transformar esta
compleja naturaleza del hecho violento en un ente domesticado que se pueda
manipular como lo hacen los cubrimientos periodísticos. Al contrario, quiere
conservar sus múltiples aristas: las capas del tiempo</span><span lang="ES">, las
capas de espacios, las capas de sonidos,
las capas de memorias y olvidos, las capas que construyen las subjetividades de
los individuos. En sus trabajos, todas ellas se yuxtaponen, se mezclan, se
superponen simultáneamente, como sucede en la vida real. </span><br />
<span lang="ES"><br /></span>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><img src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi8Riz2qMbw2Iayxo77_4FtgcS8lVCoNYTAeaetKzUhN3wImqWX-rmR5GjJyugPtQKvZypdhcuCKOJLctice6PikQNIykUFNkJG9tArRD7yscHBYku26BmEu4cX061IKM-dnXFtSZLjO1Q/s400/treno_clemenciaecheverri6.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;" /></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Clemencia Echeverry, Treno, video-instalación, 2006</td></tr>
</tbody></table>
<span lang="ES"></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Y la ruta de acceso para acceder a esas capas
profundas, ambiguas, múltiples es precisamente el sonido. Una voz que llama por
teléfono y relata una desaparición (“Treno”, 2006). Unas voces que relatan como
unas vidas han ido a dar a la cárcel (“Voz”, 2005). El murmullo de unas mujeres
pregoneras acosadas en zonas marginales de la ciudad (“Cal y Canto”, 2002). El
sonido que hace un gallo cuando mata sin piedad a su adversario (“Exhausto aún
puede pelear”, 2000), el grito de un cerdo cuando lo sacrifican, las risas de
las personas que lo hacen (“Apetitos de Familia”, 2000). Aquí estos sonidos
funcionan como gérmenes de mundos perdidos o a punta de perderse, como hilos de
Ariadna de la memoria, como ladrillos ínfimos con los que puede recobrarse un
universo, como huellas mínimas a partir de la cual pueden seguirse rastros
envolatados. Se trata de convocar el sonido que la violenta historia de
Colombia no escucha. El sonido cargado de balas de silencio. Un
sonido que obstruye espacios como el del
gallo de pelea, uno que recupera espacios como el de los presidiarios que con
sus voces reconstruyen ladrillo a ladrillo la casa primordial perdida, un
sonido que delata el no-lugar que se chupa los muertos como en Treno. Sonidos
que se vuelven espacio, espacio que es convocado por el sonido, que se vuelve
sonido. Sonidos que se traducen
en intervenciones espaciales. Un sonido que es espacio y es escultura. </span><br />
<span lang="ES"><br /></span>
<span lang="ES"><img height="128" src="http://www.museonacional.gov.co/sites/subasta/30echeverri.jpg" width="640" /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Este
desdoblamiento es posible gracias </span><span lang="ES"> a las posibilidades de la técnica del video
aplicadas a un concepto y una necesidad
muy clara, porque aquí la técnica está al servicio del arte y no al
contrario. Superposición de pantallas
transparentes, proyecciones simultáneas
o curvas, pantallas de doble imagen,
voces que se replican, se acumulan, se pierden… el juego con el emplazamiento
de las pantallas y el tratamiento de las voces logra alterar las percepciones
espaciales y sensoriales del espectador de acuerdo a los propósitos de la
artista para poder transmitir lo que desea en cada caso.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Aunque la artista hace una lectura crítica del
tratamiento dado por los medios al hecho violento, también tiene conciencia de
que se dirige a un espectador formado en estos códigos mediáticos. Por eso
alude a ellos pero desactivándolos desde adentro. Pero va un paso más allá.
Después de que el horror de la violencia y su representación servil por parte
de los medios han llevado el lenguaje al punto cero, la artista con mirada de
arqueóloga, reconstruye los espacios
cotidianos, rituales, mediáticos, violentados de la sociedad para devolverles la palabra. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<br />
Biografía<br />
http://www.clemenciaecheverri.com/webingles/index.php/bio/18-biografia<br />
<br />
<i>Tomado del capítulo "La instalación en Antioquia en la década del 2000" que realicé para el libro La instalación en el arte antioqueño, Medellín, Editorial Universidad de Antioquia, 2011</i><br />
<br /></div>
Sol Astrid Giraldo E.http://www.blogger.com/profile/02405278747823610643noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5171688725709407684.post-33009190093542800832013-01-05T07:38:00.003-08:002013-02-01T13:56:29.016-08:00Libia Posada: El baile de las que sobran<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjUmoT0icQEorjK82mtjLo66lB8lgIDOzCCTGRvhCX2gsbTSHHczwtHixIk3Hd78YkK_QYUhdYIbZFEQSxeBh2r0TD5wOzGJJ9K7ZAh2gizt4reDnudsRyewiK1vYDR64xY9y6Pf5hGPMTl/s1600/9.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjUmoT0icQEorjK82mtjLo66lB8lgIDOzCCTGRvhCX2gsbTSHHczwtHixIk3Hd78YkK_QYUhdYIbZFEQSxeBh2r0TD5wOzGJJ9K7ZAh2gizt4reDnudsRyewiK1vYDR64xY9y6Pf5hGPMTl/s320/9.jpg" width="271" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Libia Posada, Ev<i>idencia Clínica (retrato: anónimo</i>), fotografía impresión digital, papel 103 x86 cm, Medellín</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
¿Y dónde está la mujer en las colecciones de los museos históricos colombianos?
Por todas partes. Pero ¿están todas? ¿qué clase de mujeres se han
retratado?¿quiénes lo han hecho? ¿Ellas o ellos? ¿Se han tenido que desnudar? ¿A qué han
tenido que renunciar además de sus vestidos? ¿Cuáles se han tenido que poner?
¿Cómo se han tenido que maquillar? ¿Cuánto han debido callar?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sabemos qué imágenes hay. Las apacibles de Francisco Cano, las exóticas
de Pedro Nel Gómez, las rubicundas de Fernando Botero. Las construcciones de
tantos hombres que las vieron, las idealizaron, las juzgaron, las crearon,
dieron su opinión sobre ellas, las miraron y dejaron la huella modeladora de su
mirada en sus retratos. Sin embargo ¿está allí realmente la imagen de la mujer?
O, acaso ¿falta ese espejo? ¿Qué imágenes de ellas no están?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Con estas preguntas, que la acercan totalmente a los
planteamientos de las <i>guerrilla girls</i>, movimiento feminista estadounidense de
los años 60, la artista Libia Posada examinó la sala del siglo XIX del Museo de
Antioquia durante el Encuentro Internacional de Arte Contemporáneo
Medellín (2007) y luego repitió este
ejercicio en la colección del Museo Nacional de Bogotá. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="text-align: justify;">En su recorrido por esta galería empañada vio retratos de severas matronas,
vio niñas inocentes, jóvenes encantadoras, mujeres voluptuosas. Pero no estaban
todos los reflejos de la mujer. Faltaba, precisamente, un tipo de imágenes que
la artista viene trabajando desde hace algunos años: la de la mujer golpeada. Y
todo lo que está detrás, que es algo mucho más complejo que un bruto macho
agrediendo a una indefensa víctima.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="text-align: justify;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Lo que la artista ve en el rostro de una mujer golpeada es una patología
social de la cual estas mujeres son sólo un síntoma. Lo que ve es una sociedad
que produce este tipo de mujeres y luego las esconde. Lo que ve es un vacío, un
silencio aterradoramente cargado y producido por el poder. Lo que ve es la
violencia escondida detrás de la armonía aparente de la plácida galería
empañada. Entonces decide construir esa imagen que no está. Esa imagen en la
que aunque todos participamos, ninguno quiere ver.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Empieza entonces a aplicar una sucesión febril de maquillajes que se
superponen como capas de cebolla. Una mujer suele maquillarse, dice Libia
Posada, para mejorar su circulación social. Luego viene un hombre y la golpea.
Entonces ella se hace otra capa de maquillaje para que no la vean golpeada. Y
es en este punto donde llega la artista y propone una capa más, que efectúa un
maquillador forense. Este, con toda la exactitud del caso, reproduce los
efectos de una golpiza en el rostro de un grupo de mujeres voluntarias quienes
después son fotografiadas. Estas fotografías de mujeres golpeadas se llevan al
museo para reemplazar algunas de las imágenes más emblemáticas de esta sala y
allí se mimetizan con los retratos de hombres de estado y próceres que ha
pintado con preferencia el arte oficial.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhHkAoq_FPFu-ufkcoKtIZpvtSBoJcspaufwlkA9zCF5u-IIx0oXwG_PPvoK8OesrpYPJVC18bZxqXD5w-Jmrqz_0t75oIal8pxSqeVnlOrax8cn6cdVEABqaWI3NZa-TCJWIKyzqzRk92i/s1600/4.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhHkAoq_FPFu-ufkcoKtIZpvtSBoJcspaufwlkA9zCF5u-IIx0oXwG_PPvoK8OesrpYPJVC18bZxqXD5w-Jmrqz_0t75oIal8pxSqeVnlOrax8cn6cdVEABqaWI3NZa-TCJWIKyzqzRk92i/s320/4.jpg" width="224" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Libia Posada, <i>Evidencia Clínica</i>, intervención Museo Nacional de Colombia (Bogotá)</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En estos retratos hechos por la artista, se emulan las imágenes
tradicionales del museo, se simulan sus gestos, vestidos y fondos, para
reemplazar posteriormente los modelos en los que se inspiraron. De esta manera
la artista contamina toda una sala del museo, desafía la mirada hegemónica del
hombre, la aséptica del arte, la moldeadora del retrato tradicional,
desmitifica mitos, deshace lugares comunes y, sobre todo, pone a temblar los
arquetipos. Todo ello, gracias a unos procedimientos de implantes, inserciones,
cortes, transplantes, amputaciones realizadas con la mayor precisión
quirúrgica. Ante el silencio cargado del poder, estas imágenes oponen la
dignidad de otro silencio; ante los ojos ciegos, la mirada de frente; ante los
ideales de la belleza, la fealdad de sus síntomas. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNormal">
El resultado es desconcertante, demoledor, transformador. Una sala muda
se llena de todas las voces de las mujeres de la galería empañada que siempre
callaron. El cubo blanco de la sala se ensucia. La composición ideal se
desbarata. Las imágenes canónicas se deshacen Y una voz profunda, oscura,
emerge de las entrañas de la tradición. Estas imágenes nos expulsan del paraíso
del arte decimonónico, pero nos hacen comprender que desde hacía rato vivíamos
al Este del Edén. La imagen apolínea no dejaba ver a estas mujeres, por otro
lado, habitantes habituales de nuestra sociedad. L Posada le hace grietas al
espejo y el monstruo empieza a reflejarse lentamente en sus fragmentos.<br />
<span style="color: #333333; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 9.5pt; line-height: 15.6pt; text-indent: 12pt;"><br /></span>
<span style="color: #333333; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 9.5pt; line-height: 15.6pt; text-indent: 12pt;">Biografía</span><br />
<span style="color: #333333; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 9.5pt; line-height: 15.6pt; text-indent: 12pt;">Libia Posada nació en Andes (Antioquia) en 1959. Se
graduó como médico cirujana de la Universidad de Antioquia en 1989, pero sintió
muy pronto que sus preguntas vitales sólo era posible hacerlas desde el arte.
Por eso estudió también Artes Plásticas en la misma universidad donde se graduó
en 1996 y desde entonces ejerce las dos disciplinas. Esto le ha posibilitado un
conocimiento desde adentro del discurso y la práctica médica, los cuales se han
convertido en el centro de sus reflexiones artísticas. Ha expuesto en Medellín,
Bogotá, Pereira, París, Barcelona, La Habana, Santiago de Chile, Buenos Aires,
Lima, Montevideo, Caracas, entre otras ciudades.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<i>Tomado de GIRALDO, Sol Astrid. Cuerpo de mujer: modelo para armar. Medellín, La Carreta, 2010</i></div>
<br />Sol Astrid Giraldo E.http://www.blogger.com/profile/02405278747823610643noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5171688725709407684.post-45959437324630521862013-01-04T09:19:00.000-08:002013-01-04T09:55:19.674-08:00Libia Posada: Espacio y cuerpo<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7gupZ0L6DWRLcrMqYD6oF6S0Iait0UMUxj28qTjyoyUCkmJWSpQ7VIjCExCmU5CaUpDJx2k7oS6YEgp3pdXUkVTtYBk-I07iKCnMANy3Egb7lXVawSEPrWpq9kJun0_LovSwaWPM4tktQ/s1600/Vademecum2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7gupZ0L6DWRLcrMqYD6oF6S0Iait0UMUxj28qTjyoyUCkmJWSpQ7VIjCExCmU5CaUpDJx2k7oS6YEgp3pdXUkVTtYBk-I07iKCnMANy3Egb7lXVawSEPrWpq9kJun0_LovSwaWPM4tktQ/s320/Vademecum2.jpg" width="209" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Libia Posada, Vademecum, instalación,</td></tr>
</tbody></table>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Aunque L Posada inició su carrera como pintora, muy rápidamente dio el paso
a la instalación. Le pareció el medio más eficiente para cerrar la brecha entre
el espectador y la obra, al permitirle envolverlo en una atmósfera, en un
ambiente sicológico, emocional y afectivo que la pintura no le permitía y que
las ideas que ella quería desarrollar le exigían. La vía que la llevó de lo
bidimensional al espacio fue la
exploración de los objetos y materiales de la práctica médica.</span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjG38kR438ak8-gs-87ajMYgRHxR1YK_xhXkCwIP485u-dKfYhRTPnCdU6hCdrx8N5h21_hXJAH37IBuxfPkH4dqCegVBqwESXDUEUHRA2gus4z1FJMNgDWpz6LIPyezLE_HjSdsUmdyTrR/s1600/Sala+de+Examen3.jpg" imageanchor="1" style="font-family: 'Times New Roman'; font-size: medium; line-height: normal; margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><img border="0" height="204" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjG38kR438ak8-gs-87ajMYgRHxR1YK_xhXkCwIP485u-dKfYhRTPnCdU6hCdrx8N5h21_hXJAH37IBuxfPkH4dqCegVBqwESXDUEUHRA2gus4z1FJMNgDWpz6LIPyezLE_HjSdsUmdyTrR/s320/Sala+de+Examen3.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Libia Posad, <i>Sala de Examen</i>, instalación</td></tr>
</tbody></table>
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span>
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"></span><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">En
su trabajo, los lee, los manipula, aprovecha las asociaciones que arrastran a
la escena. Así explota estos objetos tanto sensorial como formalmente, los
desactiva y los activa en otros sentidos: un cilindro de oxígeno también parece
un misil; una camilla es el lugar de las sanaciones pero también podría ser el
de la tortura…. Los interroga como artefacto cultural, como prótesis del hombre
de la manera en que los concibe Leroi-Gourhan. Explota la tensión interna del
objeto, no sólo su carácter funcional sino su simbología, su capacidad de
volverse significante de sí mismo, en términos de Baudrillard. </span><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Pero estos
objetos no son autónomos en su obra: están instalados en un espacio. Y este
espacio es posible gracias a la presencia de esos objetos, los cuales en sus
interrelaciones lo potencian, lo cargan, lo marcan, lo problematizan. <o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><br /></span>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiiFaSYKLksnEy3jvz38KGg4WCWlKRevQsLd37GI2qRyqYTQJhRuuhilboXH1IYYfWz_iIsQcdj7aqxSliZmiCtVb1gCxcF3nATWKls9sRA-0inMEXPIunu1MjPUh8n7aPgMPy7hyQeVkqo/s1600/Camisa+de+Fuerza2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiiFaSYKLksnEy3jvz38KGg4WCWlKRevQsLd37GI2qRyqYTQJhRuuhilboXH1IYYfWz_iIsQcdj7aqxSliZmiCtVb1gCxcF3nATWKls9sRA-0inMEXPIunu1MjPUh8n7aPgMPy7hyQeVkqo/s320/Camisa+de+Fuerza2.jpg" width="209" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Libia Posada, <i>Camisa de fuerza</i>, instalación</td></tr>
</tbody></table>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Con estas tácticas, ha reflexionado sobre la ciencia y la medicina como
discursos sociales, autoritarios, excluyentes ante los cuales los individuos
desaparecen para convertirse en cifras, medidas, diagnósticos. Además del
universo objetual de la medicina, acude también a sus textos, a su lenguaje, a
sus rituales, a sus códigos para desnudarlos desde adentro. Mira el cuerpo
desde los dos saberes en los que se instala: la medicina y el arte. Pero alude
más que a un cuerpo biológico, a uno atravesado por la política, el discurso
científico, con unas reflexiones cercanas a las teorías de M Foucault sobre la
relación entre la práctica médica y el poder. La enfermedad también es
entendida en este sentido no como una simple dolencia física individual, sino
como una patología social y colectiva. Este cuerpo, sin embargo, no suele
aparecer en la primera parte de su obra (1999-2006): es un cuerpo ausente
aunque todo remite a él.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhjOiiBtjcmlsjMVsFEopAx0nRYvGSuyMw9P5Dsb7qL_BQxu6sgn1JBMz2XvBuy2-SvEKhAZjbBCKzYcLiP7gb0MCbdrflGG0pnE_-ZWkX081GcLEcdgQM-Lo-qPitV3C3i2Ua8_VUFVMOT/s1600/Maquinas+de+Curar5.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhjOiiBtjcmlsjMVsFEopAx0nRYvGSuyMw9P5Dsb7qL_BQxu6sgn1JBMz2XvBuy2-SvEKhAZjbBCKzYcLiP7gb0MCbdrflGG0pnE_-ZWkX081GcLEcdgQM-Lo-qPitV3C3i2Ua8_VUFVMOT/s320/Maquinas+de+Curar5.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Libia Posada, <i>Máquinas de Curar</i>, instalación, 2002</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">L Posada inició estos planteamientos en 1998 con “Peligro Biológico” y
seguiría desarrollando fuertemente ésta línea hasta el 2006. Sus obras de la
década del 2000 más emblemáticas en este
sentido son “Máquinas de Curar” (2002), “Terapia Respiratoria Aguda” (2003), “Sala
de Rehabilitación” (2003), “Lección de Anatomía” (2004), “Miembros
Inferiores-Desplazamiento” (2003-2004):</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"> </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;"> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">El público es absolutamente necesario para la
activación de sus objetos, instalaciones e imágenes. Es él quien al ponerse las
camisas de fuerza, ingerir las pastillas siquiátricas de dispensadores, aspirar
el oxígeno de las pipetas, medirse los brazos como posible candidato a una
prótesis en caso de desmembración, termina de completar la propuesta que hace
la artista. Es en el cuerpo de ese espectador donde la obra realmente sucede.
Ese cuerpo que está siendo modificado por las cirugías estéticas y las minas
antipersonales, que está siendo manipulado por las drogas, que está siendo
vulnerado por un poder que lo incluye o lo excluye, que lo normatiza, lo
controla, lo clasifica, lo terapeutiza, lo borra.<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><br /></span>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3F8AmycVsPy-ILgQs5cCsHlxjJN3XN5KbXdm9tbh-aCe1bsJhBHbpgp41c_4NN1RVi0Wb14SoWcKWo6VVLa-_q8QHPociQ66get5LdlhW-xmNQEWHZlVdzb8rvlLPnmQWpZGkbuvh4UUJ/s1600/Sala+Rehab+Inst+7.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3F8AmycVsPy-ILgQs5cCsHlxjJN3XN5KbXdm9tbh-aCe1bsJhBHbpgp41c_4NN1RVi0Wb14SoWcKWo6VVLa-_q8QHPociQ66get5LdlhW-xmNQEWHZlVdzb8rvlLPnmQWpZGkbuvh4UUJ/s320/Sala+Rehab+Inst+7.jpg" width="240" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Libia Posada, <i>Sala de Rehabilitación</i>, instalción-acción 2003</td></tr>
</tbody></table>
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><br /></span>
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Un cuerpo
que debe desplegarse en ese espacio que
tanto le interesa a L Posada. Un espacio que es físico pero también sicológico,
emocional y afectivo. </span><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">En sus instalaciones el espacio se
vacía. El color blanco se apodera de la sala. También el silencio. Pero este
grado cero no es posible porque precisamente el espectador, su conciencia, su
memoria táctil, olfativa, sensorial, visual no son una tabula rasa. Están
cargados. Así pues, aunque exteriormente se da este vacío no sucede lo mismo al interior del
espectador. Éste llena el vacío con esas asociaciones que le permiten esos
austeros pero simbólicos objetos que funcionan como detonantes de la memoria
individual y colectiva. Cuando la artista cuestiona estos espacios médicos, al
tiempo esta cuestionando también los espacios expositivos, en una doble lectura
como cuando propone oxigenar los cuerpos pero también el circuito artístico en “Terapia
Respiratoria Aguda”.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJbc4ZB6KSLtrZgjT0fSA8RGBXlF-SugNt_Md_3sftP_QD8uemghwdw98oanA8cE4U1OOgn52M2P8A5PbmepnTXeWD00mfHnixGRdpUcjBAG-AQAfZHZ3ObHUbj9uN2ECziic0goyQn3hyphenhyphen/s1600/Neurografias7.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJbc4ZB6KSLtrZgjT0fSA8RGBXlF-SugNt_Md_3sftP_QD8uemghwdw98oanA8cE4U1OOgn52M2P8A5PbmepnTXeWD00mfHnixGRdpUcjBAG-AQAfZHZ3ObHUbj9uN2ECziic0goyQn3hyphenhyphen/s320/Neurografias7.jpg" width="235" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Libia Posada, Neurografías, 2005</td></tr>
</tbody></table>
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span>
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Después de este
período que va de “Peligro Biológico” (1999) a “</span><span lang="ES-MX" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Miembros Inferiores-Desplazamiento” ( 2003-2004),
la obra de L Posada abre sus búsquedas y estrategias. Entre el 2005 y el 2006,
realiza “</span><span lang="ES-MX" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Neurografías”, una serie de d</span><span lang="ES-MX" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">ibujos elaborados con gasa quirúrgica, que se asemejan a imágenes
diagnósticas de distintas partes del cuerpo como el cerebro, la médula espinal,
etc., pero que en otras ocasiones representan armas y objetos corto punzantes.
Aunque estos dibujos fueron colgados en
las paredes de La Oficina, en </span><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">un espacio
pequeño la artista pintó la cuadricula en las paredes que ya había hecho en
otras instalaciones, colocó</span><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"> mobiliario quirúrgico
como mesas y bandejas, y un bombillo y una lámpara hechos también con hilos.
Esta pequeña instalación que no era la parte más fuerte de la obra parece
cerrar este ciclo o al menos marcar una pausa en este camino, un puente a otros
desarrollos. <o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span>
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhvTg2UprTRQRAH9TSNQAq-7CwD9fqchhfAQ2eL0zYl-ffK1_EKiR82acRv2SVIeiaM9NCXAiC7IPp6uVxi2v3J1d5bXVQnRMj4PewYu-9Xz4fGRMfsyZyZnIbL5qu-CiVKMjeXJBGDCY6e/s1600/Evidencia+Clinica+Mosaico.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="208" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhvTg2UprTRQRAH9TSNQAq-7CwD9fqchhfAQ2eL0zYl-ffK1_EKiR82acRv2SVIeiaM9NCXAiC7IPp6uVxi2v3J1d5bXVQnRMj4PewYu-9Xz4fGRMfsyZyZnIbL5qu-CiVKMjeXJBGDCY6e/s320/Evidencia+Clinica+Mosaico.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Libia Posada,<i> Evidencia Clínica</i>, Instalación</td></tr>
</tbody></table>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">En esta nueva
búsqueda se abre a otras temáticas más allá del campo estrictamente médico. En
sus siguientes obras el cuerpo ya no será una ausencia sino una fuerte
presencia. También empieza a interesarse
por la violencia y por temas de de género (Evidencia Clínica 1 y 2),
intervención in situ en las nuevos complejos habitacionales de los antiguos
habitantes de Moravia). Y acude a otras
técnicas como acciones, intervenciones públicas, fotografía. Los espacios que
interroga ahora son más amplios que los estrictamente médicos como la ciudad,
lo arquitectónico, los territorios, etc. Sin embargo, a pesar de la ampliación
de su espectro, la artista sigue trabajando el lenguaje médico y explorando los
recintos exposicionales y el espacio.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<i><span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="line-height: 18px;">Tomado del </span></span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; line-height: 18px;">capítulo "La instalación en Antioquia en la década del 2000", publicado en el libro "</span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; line-height: 18px;">La instalación en el arte antioqueño (1975-2010)", Medellín, Universidad de Antioquia, 2011</span></i></div>
Sol Astrid Giraldo E.http://www.blogger.com/profile/02405278747823610643noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5171688725709407684.post-73139034805719338082013-01-03T12:40:00.004-08:002013-02-01T13:40:56.745-08:00Cuerpos: J Márquez, C Lucena, S Daza, E Castaño<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; line-height: 150%;">En la cultura occidental el cuerpo se ha asociado con lo femenino<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/ENSAYOS%20ARTE/MUJERES%20CALDAS/MuCaldas_Texto_2.doc#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="line-height: 115%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></a>.
La mujer era cuerpo y estaba limitada a él, mientras el hombre aparecía desencarnado, como una entidad abstracta,
universal y libre. Ellas, sin embargo, estaban confinadas y amarradas a una
carne, precisamente dominada y normada por un poder patriarcal que empezaba con
el control sobre su imagen. </span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; line-height: 150%;">Hasta bien entrado el siglo XX, los
cuerpos femeninos sólo ocuparon en el arte el lugar de las musas que inspiraban
al artista masculino. Eran el pasivo objeto de la representación.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; line-height: 150%;"> Es otro el lugar del que parten las artistas reunidas
en esta muestra, quienes se enfrentan con sus propios ojos a sus cuerpos.
Desencasillándolos de los lugares ideales y canónicos de la tradición por un
lado y, por el otro, del mandato igual de tiránico de la retórica publicitaria
y mediática donde el cuerpo de la mujer es un rompecabezas del deseo, estas
artistas se atreven a construir ellas mismas sus inéditos espejos. </span><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; line-height: 150%;">En estos trabajos se reencuentran con su corporalidad,
pero ya desde otras perspectivas, discursos y preguntas, aunque el precio que a
veces deban pagar sea el de la disolución de los cuerpos que aparecerán muchas
veces rotos y en fuga. El cuerpo ya no será la categoría de la imaginación androcéntrica,
sino que pasará a ser un objeto de estudio para ellas mismas. El cuerpo emergerá
entonces como la superficie donde se chocan poderes y discursos. Así, el cuerpo femenino no tendrá ya que amoldarse a
imágenes canónicas externas y prefijadas, sino que se irá construyendo al
tiempo con sus imágenes. <o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-size: large;"><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; line-height: 150%;"><br /></span>
</span><br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><span style="font-size: large;"><img alt="Autorretrato - Judith Marquez" border="1" height="400" id="Img1" name="foto" src="http://www.colarte.com/graficas/pintores/MarquezJudith/MarJpla1823.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;" width="296" /></span></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: large;">Judith Márquez, <i>Autorretrato</i>, óleo,1959 </span></td></tr>
</tbody></table>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: large; line-height: 150%; margin-left: 1em; margin-right: 1em;"></span></div>
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; line-height: 150%;">La figura señera de <b>Judith Márquez</b> se aleja de esta perspectiva
universal para introducir una mirada particular
sobre la identidad. En su obra <i>Autorretrato</i> indaga en su propio cuerpo,
gesto que repetirán insistentemente y desde otras épocas muchas de las artistas
invitadas a esta muestra. Judith Márquez, quien es considerada la primera
pintora abstracta de Colombia, realiza
este retrato muy en su estilo de </span><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; line-height: 150%;">partir
“de un referente real reconocible para
poner en juego asociaciones entre formas, texturas y colores”<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/ENSAYOS%20ARTE/MUJERES%20CALDAS/MuCaldas_Texto_2.doc#_ftn2" name="_ftnref2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="line-height: 115%;">[2]</span></span></span></a>.
En este caso el referente es ella misma, su reflejo en el espejo, donde el
cuerpo casi desaparece para volverse un
rostro. Éste, por su parte, es traducido a un lenguaje de planos y formas
esenciales que simplifican la densidad de la carne: una línea para las cejas y
la nariz, otras para los ojos y la boca. El esquema, sin embargo, se opaca por
una sombra que se posa sobre su lado izquierdo. Es como si el espejo que la
refleja estuviera empañado a pesar de la luminosidad de los colores y de la aparente
voluntad de claridad de la geometría. Esta es una imagen perturbadora que
parece hablar de un rostro y una identidad en fuga.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; line-height: 150%;"><br /></span>
</span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><span style="font-size: large;"><img border="0" height="400" src="http://www.banrepcultural.org/sites/default/files/libros/27475/copy035.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;" width="296" /></span></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: large;">Clemencia Lucena, Sin título, tinta china sobre témpera, 1970</span></td></tr>
</tbody></table>
<span style="font-size: large;"><br /></span>
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: large; line-height: 150%;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: large; line-height: 150%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<span style="background-color: white; font-size: large;"><span style="color: #222222; font-family: 'Times New Roman', serif; line-height: 150%;">Estos asuntos también le interesaron en los inicios de la
década del 70 a </span><b style="color: #222222; font-family: 'Times New Roman', serif; line-height: 150%;">Clemencia Lucena (1945-1983).</b><span style="color: #222222; font-family: 'Times New Roman', serif; line-height: 150%;"> La
adscripción a un género, más que una
condición biológica, se trata de un complejo un proceso y una construcción cultural
tradicionalmente controlados desde la escuela, la religión y la familia. Sin
embargo, en nuestros tiempos
hipermediatizados los géneros también son horneados en el sistema retórico visual producido por los
medios de comunicación. Es allí donde se
aprende cómo inscribirse visualmente en lo masculino y lo femenino, porque no
sólo hay que ser hombre y mujer, sino que hay que parecerlo. Estos cuerpos
propuestos como ejemplares por los medios son imperativos y exigen ser imitados
con comportamientos determinados, gracias a una simple pedagogía visual: ver e
imitar. Lucena bucea en estas imágenes que arranca de las páginas sociales de los periódicos y observa cómo otorgan el
trofeo de la imagen sólo a las triunfadoras que se adecuan a las tiránicas condiciones mediáticas como
las reinas de belleza o las novias.. En sus representaciones iconoclastas de colores pastel analiza
estas imágenes estereotipadas y sus
mandatos pues la mujer que se desvíe del molde simplemente no accede al paraíso
de la representación. Con esta serie, Lucena indaga por las reflexiones entre género y arte de una manera muy inédita en la Historia del
arte de Colombia. </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<span lang="ES" style="background-color: white; color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: large; line-height: 150%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<span style="background-color: white; font-size: large;"><b><span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; line-height: 150%;">Sandra Daza</span></b><span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; line-height: 150%;"> continúa investigando esta relación problemática
entre cuerpo, mediaciones y representación, desde otros tiempos y cuestionando
otras técnicas. Si Judith Márquez se pregunta por los límites del lenguaje
plástico, y Maripaz y Lucena lo hacen por los del lenguaje mediático, Daza,
artista del tercer milenio y de la aldea digital, explora la imagen
tecnologizada y su reproducción
frenética en la cadena icónica, descontrolada e irresponsable que inquietaba a Baudrillard. Los cuerpos parecen permanecer en silencio y
los espejos sin reflejo en estas orgías tecnológicas, pues la hiper representación, el exceso de
información, la incontención visual también pueden llevar al vacío y a la
incomunicación.</span><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; line-height: 150%;"> </span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; line-height: 150%;">Performer habituada a
presentar su cuerpo directamente, en esta obra, al contrario, se detiene en los
procesos de mediación, en los códigos
binarios, en la naturaleza maquínica del escanner, pero sobre todo en el
fracaso de esta imagen ultratecnologizada que deja por fuera el fuego interno
de los cuerpos.</span><span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; line-height: 150%;"><o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-size: large;"><span style="background-color: white;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; line-height: 150%;"><br /></span></span>
</span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgOUpdyZeTpnVvSwF6GrjHbRcDI-wUYiPNmuXha6ZrCnay-kwIMSOgVi9p9YLaamLmhEO4ZhNty7ntgsam_u77C__J-IH323y95yUulbHxyliu1YBBvDTirhCeKZseZViD_-t2xFmy7_Byn/s1600/IMAGEN+ETNA+CASTA%C3%91O.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: large;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgOUpdyZeTpnVvSwF6GrjHbRcDI-wUYiPNmuXha6ZrCnay-kwIMSOgVi9p9YLaamLmhEO4ZhNty7ntgsam_u77C__J-IH323y95yUulbHxyliu1YBBvDTirhCeKZseZViD_-t2xFmy7_Byn/s320/IMAGEN+ETNA+CASTA%C3%91O.JPG" width="240" /></span></a></div>
<span style="font-size: large;"><span style="background-color: white;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; line-height: 150%;"><br /></span></span>
<span style="background-color: white; font-family: "Times New Roman","serif"; line-height: 150%;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: large; line-height: 150%;"><span style="background-color: white;">La mujer que representa <b>Etna Castaño</b> en
“Contemplación” no tiene el rostro velado por una sombra o una máscara o los
excesos del código binario, como en las anteriores obras, sino que yendo un
poco más en esta pulsión iconoclasta lo ha perdido totalmente. En su lugar hay
un vacío. Esta mujer sin rostro es puro
cuerpo, pura carne, sin una estructura interna que le dé legibilidad. Parece
desmoronarse ante nuestros ojos como una masa sin eje. A falta de rostro, se han
representado excesivamente los fetiches sexuales de los senos y las caderas, como
en las imágenes prehistóricas o pornográficas. Estas partes enfatizadas no
pueden acallar, sin embargo, el fracaso
de la imagen en unos tiempos donde se ha perdido la confianza en el cuerpo y en
la posibilidad de representarlo, como nos lo recuerda Hans Belting. Es que el
cuerpo y su género, a pesar de la algarabía visual en la posmodernidad, no terminan de encontrarse. Y la mujer ocupa
hoy el lugar de la pregunta, como este rostro infinitamente vacío y sin
respuestas. </span><span style="background-color: white;"><o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-size: large;"><span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; line-height: 150%;"><span style="background-color: white;"><br /></span></span>
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; line-height: 150%;"><span style="background-color: white;">GIRALDO, Sol. Tomado del prólogo del catálogo "El arte en Caldas: las mujeres ". Museo de Artes de Caldas, 2012</span></span></span></div>
<div>
<!--[if !supportFootnotes]--><span style="font-size: large;"><br clear="all" /></span>
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<br />
<div id="ftn1">
<div class="MsoFootnoteText">
<span style="font-size: large;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/ENSAYOS%20ARTE/MUJERES%20CALDAS/MuCaldas_Texto_2.doc#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; line-height: 115%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></a>
BUTLER, Judith. El género en disputa. Madrid, Paidós, 2011, p 63</span></div>
</div>
<div id="ftn2">
<div class="MsoFootnoteText">
<span style="font-size: large;"><a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/ENSAYOS%20ARTE/MUJERES%20CALDAS/MuCaldas_Texto_2.doc#_ftnref2" name="_ftn2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; line-height: 115%;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></a>
GOMEZ, Nicolás.
http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/todaslasartes/dibujo/dibujo25.htm</span></div>
</div>
<div id="ftn3">
<div class="MsoFootnoteText">
<br /></div>
</div>
</div>
Sol Astrid Giraldo E.http://www.blogger.com/profile/02405278747823610643noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5171688725709407684.post-69451916935758583462013-01-03T07:52:00.001-08:002013-01-05T03:48:23.365-08:00María Teresa Hincapié (3): Humana, demasiado humana<br />
<div>
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjeiz5TJJZZN2_zrfTuKKIbf6K40pPVbvnxG6s0wKLmR4LRNAgjaexyCQvtbOWgI8HOWpJdfU108T1Ml2Vm_4_sYpal-HdKHigDfcq9WAxKbDU1EADFFLLyQX8P6HGGkKEitg6w7dmYauL5/s1600/1+Vitrina.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="246" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjeiz5TJJZZN2_zrfTuKKIbf6K40pPVbvnxG6s0wKLmR4LRNAgjaexyCQvtbOWgI8HOWpJdfU108T1Ml2Vm_4_sYpal-HdKHigDfcq9WAxKbDU1EADFFLLyQX8P6HGGkKEitg6w7dmYauL5/s400/1+Vitrina.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">María Teresa Hincapié,<i> Vitrina,</i>performance</td></tr>
</tbody></table>
<div>
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES">A pesar de la lectura que aquí se propone de su bra, no fue la perspectiva de género una bandera que enarbolara
explícitamente esta artista. Y así lo
expresó: “No he realizado mis trabajos
con el propósito de ser feminista. Nunca lo he sido ni lo seré”<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><sup><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US;">[1]</span></sup><!--[endif]--></sup></a>.
Aunque no por ello dejara de interesarse por
lo femenino. En una obra como <i>Vitrina</i>
(1989), por ejemplo, esta perspectiva es
evidente. En esta acción estuvo 8 horas detrás de la vitrina de un almacén en
un populoso sector de Bogotá para mostrarse a sí misma en su transparencia de
mujer. Durante este tiempo realizó labores de la cotidianeidad femenina como
lavar, planchar, maquillarse. Allí fue una mujer que sueña, se pinta,
seduce, se mueve. Y para comunicarse con
el público transeúnte iba escribiendo sus pensamientos con un labial rojo sobre
el cristal. Este performance llevó a un primer plano las presiones que ejercen los invisibles discursos sociales,
simbólicos y políticos sobre la corporalidad femenina. Era una manera valiente
de ofrecerse a esa superficie pública que precisamente la regula y controla. En esta obra, la mujer en lugar de
reflejarse en un espejo que es lugar de las identidades íntimas, lo hacía sobre
un vidrio transparente detrás del cual estaba
el espacio público, un lugar tiránico y productor de casillas y
categorizaciones sobre el género y la manera de asumirlo. Su espejo no era el
del tocador sino el ruido sordo de la ciudad, con todos sus mandatos y
discursos soterrados sobre las corporalidades.
Como mujer expuesta en una vitrina,
hacía evidente el control de la
mirada omnipresente de los discursos sociales, simbólicos, morales y
urbanos acerca de su cuerpo.</span><br />
<span lang="ES"><br /></span>
<br />
<span lang="ES">Pero, a pesar de
estas incursiones, el problema de María
Teresa no fue exclusivamente ni en primer lugar el de la
identidad femenina. Su búsqueda era la de un espacio inédito, ritual donde no
se debía ser mujer, donde no se tenía que ser mujer según las reglas escritas y
no escritas. Un lugar donde inquiría más bien por la humanidad con
preguntas más amplias que las del género. ¿Cómo ser plenamente humana o humano
en un mundo profanado donde se ha
perdido el sentido, donde el yo se ha aislado del tú y de su medio ambiente,
donde se ha perdido la ritualidad y el
sentido de los actos cotidianos, donde no se respeta el espacio propio ni el
de los demás, donde se ha perdido la
conexión con el mundo material e inmaterial y con el cosmos, donde el cuerpo ya
no es un recipiente divino?</span><br />
<span lang="ES"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1xE9h1pP59QqUn0dnZ3_gkPdbEJv7vMpZkhuEqyhssdzRceLQwSkCczdq4h_xyxJPHORYKV5cL-cLkrerBjURxgPyzIviDjdXkVDuycH1t0wRj10V-amgZCnPLmBoCpXd9BELgYojkz-v/s1600/2+Vitrina.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="281" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1xE9h1pP59QqUn0dnZ3_gkPdbEJv7vMpZkhuEqyhssdzRceLQwSkCczdq4h_xyxJPHORYKV5cL-cLkrerBjURxgPyzIviDjdXkVDuycH1t0wRj10V-amgZCnPLmBoCpXd9BELgYojkz-v/s400/2+Vitrina.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="font-size: 13px;">María Teresa Hincapié,<i> Vitrina,</i>performance<br />
<div>
<br /></div>
</td></tr>
</tbody></table>
</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<span lang="ES"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES">La humanidad,
pues, más que la feminidad fue la
principal búsqueda de María Teresa. Pero este planteamiento ya es en sí mismo
bastante transgresor, porque la humanidad en el pensamiento androcéntrico tiene
una acepción masculina. Ser humano era ser plenamente hombre, mientras lo
femenino no entraba en este campo semántico. Las grandes preguntas de la
filosofía moderna han girado siempre acerca de los dilemas y posibilidades del
“hombre”. La artista al buscar la
humanidad plena desde su cuerpo de mujer resiginificado, resimbolizado,
reescrito, no lo hacía como una reivindicación, sino como su única posibilidad:
su cuerpo femenino era el único que tenía. Y ese cuerpo, sus condiciones, sus
movimientos, sus acciones era el que exploraba.
</span><br />
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES">El trabajo de María
Teresa no hace una apología de la femineidad, sino que trasciende la oposición
binaria masculino-femenino en su afirmación de su presencia en el espacio más
allá de los códigos y restricciones de género, sociales y culturales. Es una
nueva posibilidad de ser humanamente mujer la que aparece en obras que dudan,
entre otros, de los discursos invisibles y omnipresentes sobre lo femenino. Y
una forma de estar plenamente
presente en una coyuntura histórica donde </span> la violencia
política del país se ha ensañado en
desagarrar los cuerpos, masacrarlos, destrozarlos. Su respuesta a esta
aniquilación es la de un cuerpo femenino
concentrado, espiritual, místico y sagrado. Y sobre todo presente: con los ojos
en el cielo y los pies en la tierra, redefiniendo los límites de su presencia
en el mundo.<br />
<br />
ver también http://anatomiacomparadacolmexx.blogspot.com/2011/05/mira-lo-que-me-mira.html</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div>
<br />
Tomado de GIRALDO, Sol A. Cuerpo de mujer: modelo para armar. Medellín, Editorial La Carreta, 2010</div>
<div>
<!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<br />
<div id="ftn1">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 9pt; line-height: 115%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"> GARZÓN, Diego. Otras voces, otro arte. Diez conversaciones
con artistas colombianos. Bogotá: Planeta, p 81.<o:p></o:p></span></div>
</div>
</div>
Sol Astrid Giraldo E.http://www.blogger.com/profile/02405278747823610643noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5171688725709407684.post-6165047766711873722013-01-03T07:40:00.003-08:002013-01-05T03:47:11.420-08:00María Teresa Hincapié (2) La mujer, los pies, el espacio<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh3EOgqIyXcY2tLrT5567Am21X9yuKRoGVfwqIYdncj-S_lQrB2BldCpfdWCtv3mtNwW85JW8VBe1IbkF7tpUsMYIhLqV4OGZXu3TryWHW1peFpkFqYBinNub2YhbulcnoqrpJhDLJlBljV/s1600/6+Divina+proporci%C3%B3n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh3EOgqIyXcY2tLrT5567Am21X9yuKRoGVfwqIYdncj-S_lQrB2BldCpfdWCtv3mtNwW85JW8VBe1IbkF7tpUsMYIhLqV4OGZXu3TryWHW1peFpkFqYBinNub2YhbulcnoqrpJhDLJlBljV/s400/6+Divina+proporci%C3%B3n.jpg" width="302" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">María Teresa Hincapié, Divina Proporción, Performance</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES">María Teresa
Hincapié, al otro lado del péndulo histórico, quiso sacar sus piernas, sus
manos, su tronco, su cabeza, su piel, de esa celda real y simbólica impuesta de mil maneras, como una jaula
estática e implacable, sobre la corporalidad femenina. Emprendió entonces con
su cuerpo contemporáneo la tarea inédita de apropiarse del mundo con el
movimiento, asumiendo el reto de recuperar el espacio físico y simbólico con
sus pies. </span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhKdAycSBktiFQewN0I8AQ8qdpisF7Qd98-PqYLezRUKtSjeEcrRj7rNFqyDTD0pzRu-KAyaOJKq7qD1H0jczABZrVnKaO26HPac3CEXcW7vtnQK8C7zp-LMO6LF16yIWvbqgf-g8TCpJDt/s1600/10.+Divina+proporci%C3%B3n+BR.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="274" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhKdAycSBktiFQewN0I8AQ8qdpisF7Qd98-PqYLezRUKtSjeEcrRj7rNFqyDTD0pzRu-KAyaOJKq7qD1H0jczABZrVnKaO26HPac3CEXcW7vtnQK8C7zp-LMO6LF16yIWvbqgf-g8TCpJDt/s400/10.+Divina+proporci%C3%B3n+BR.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">María Teresa Hincapié, Divina Proporción, performance, </td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES">Los pies no son
órganos que se les haya reconocido
plenamente a las mujeres. Las representaciones de los cuerpos femeninos, al
contrario, milenariamente se han
engolosinado con sus divinos rostros, sus generosos senos, sus amplias caderas,
sus misteriosas espaldas, tal vez sus
lúbricas piernas. Los pies, en cambio, han sido órganos subvalorados,
con la única función estructural de sostener lo de arriba, como un zócalo o la
base de una columna. Expulsados de los discursos de la belleza, la moral o la urbanidad, se han ignorado en
los imaginarios sociales del cuerpo y, por supuesto, también en sus representaciones. Tal vez alguno que
otro pie de mártir o de Virgen María se haya asomado tímidamente en las
imágenes barrocas, pero sólo para hablar
de la humildad cristiana y la renuncia antes de volver a esconderse. En otras
ocasiones, tal vez han sido el objeto de
interés de cierto fetichismo sexual. O la marca de clase en la Colonia entre
quienes estaban calzadas como las blancas descendientes de españolas y quienes
no lo hacían como las indias, las negras y las mujeres del pueblo bajo. De
resto no han existido, opacados por su insignificancia. Siempre ha sido más
fácil imaginarse a una mujer sentada y calzada con zapatillas en un trono, un
reclinatorio o una mecedora, siempre
esperando, que realizando algún tipo de
desplazamiento o movimiento. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES">Al contrario de las místicas y estáticas monjas, María Teresa sólo
concibió lo sagrado en la relación de su cuerpo con el espacio. Su obsesión fue
conquistarlo, no solo en extensión sino en intensidad. La finalidad de su
práctica artística fue instalar
afirmativamente su cuerpo en el espacio, lo cual se tradujo en movimiento y
rito, las dos grandes coordenadas que siempre la guiaron. Así,
dedicó su vida a pararse firmemente sobre sus pies, a hincarlos con
seguridad en la tierra, a desplazarse con ellos por el mundo. No en un afán
territorializante masculino, sino más bien en el sentido de una artista como Ana
Mendieta, siempre aspirando, en medio de los desarraigos, a encontrar
suavemente un lugar en el mundo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhHs2v71U5BBCdhWJQNgzZm9MDT3PfudoXTKMHK7szgI62XKPcsx30XLoPhDquInES9mOjqob2krrQP2mPXX6OTiGRXDIIzy3ZXw8AVSE2OWXCUcDR096lZfusBTKCbcGYf06imJO-aUKHN/s1600/7+Una+cosa+es+una+cosa.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="262" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhHs2v71U5BBCdhWJQNgzZm9MDT3PfudoXTKMHK7szgI62XKPcsx30XLoPhDquInES9mOjqob2krrQP2mPXX6OTiGRXDIIzy3ZXw8AVSE2OWXCUcDR096lZfusBTKCbcGYf06imJO-aUKHN/s400/7+Una+cosa+es+una+cosa.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">María Teresa Hincapié, <i>Una cosa es una cosa</i>, performance,</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES">En esta búsqueda,
investigó primero su entorno espacial inmediato, el de un parque, el de una
galería, el de las salas de un museo. En
su versión del performance <i>Una cosa es
una cosa</i>” de 2005 (realizado originalmente en el Salón Nacional de 1990),
María Teresa Hincapié llevó a la Iglesia de Santa Clara de Bogotá </span>todas sus escasas pertenencias materiales,
marcando este lugar de cultos colectivos con jirones de su más profunda
intimidad. Desplegó sus cosas sobre el piso, resacralizando con mojones
particulares y prosaicos esta topología
pública hasta interceptarla con los límites de la suya. Con movimientos
lentos y reflexivos, sacó cada objeto, lo acarició con las manos, la mirada y
la mente. Así, le dio con sus movimientos rituales un lugar en el mundo a los
labiales, las ollas, el cepillo de dientes, los pocillos, ordenándolos una y
otra vez en diferentes complejos asociativos, con los que armaba y desarmaba la
vida cotidiana. Y con los que construía y deconstruía un espacio donde su
cuerpo fuera posible: “Traslación aquí. Enseguida. En la Esquina. En el centro.
A un lado. Cerquita de él. A ella. Muy lejos. Más lejos. Muchísimo más lejos.
Lejísimos. Aquí las bolsas. Aquí el bolso. Aquí la tula. Aquí la caja. …
Vaciamiento dispersión. Todo se vacía. Todo sale. Todo se dispersa…”<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><sup><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-CO; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US;">[1]</span></sup><!--[endif]--></sup></a>. De esta manera, en un edificio colonial donde
tradicionalmente se había practicado la clausura de las novicias y la absoluta
negación espacial de la corporalidad femenina, se ubicó a sí misma, a su
cuerpo, en el sistema solar de los objetos que posibilitaban su existencia… El espacio
para la mujer dejaba así de negarse. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b>El no-lugar de la guerra<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><br /></b></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhLQWsfjyNoeQUuqp6-14U93T0bnFl4qSbm9obyw1HkTpTGjnnjybnduDJ8qBvdtVC_S3ZCmc1NC6SprHMAwVtMMU06Fe0kSH62nvepS2LNZGtTNUXW58CRfNAWe3rkdWmkyG9wGXtBilen/s1600/5+Una+cosa+es+una+cosa.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhLQWsfjyNoeQUuqp6-14U93T0bnFl4qSbm9obyw1HkTpTGjnnjybnduDJ8qBvdtVC_S3ZCmc1NC6SprHMAwVtMMU06Fe0kSH62nvepS2LNZGtTNUXW58CRfNAWe3rkdWmkyG9wGXtBilen/s400/5+Una+cosa+es+una+cosa.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td class="tr-caption" style="font-size: 13px;">María Teresa Hincapié, <i>Una cosa es una cosa</i>, performance,</td></tr>
</tbody></table>
</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><br /></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Curiosamente, en estos objetos desplegados, volvemos a encontrar la misma iconología de la intimidad encarnada
en aquel vocabulario objetual y femenino de las <i>Casas Viudas</i> de Doris Salcedo. Vuelve a aparecer aquí un corpiño, una sábana
blanca, un zapato femenino remitiendo a un cuerpo de mujer. Sólo que mientras
en la obra de aquella el cuerpo evocado por estos objetos íntimos no estaba
presente (la guerra lo había aniquilado), en la propuesta de María Teresa el cuerpo al que aluden esos objetos
estaba allí, vivo y presente, jugando
con ellos, reflexionando con ellos, moviéndose por ellos, buscando un lugar en
el mundo a través de ellos. Reconstruyendo y creando así un territorio. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Es que l<span lang="ES">os objetos de Doris Salcedo son
sobrevivientes de hecatombes donde han explotado los cuerpos y se ha asesinado
el espacio. Por ello se esparcen desinstalados por geografías fantasmales, por
los no-lugares de la guerra, por los espacios negados de la violencia. Hablan
de la ausencia y de la pérdida, pues en </span>este espacio destruido sólo son posibles unos objetos diseminados que no
hallan donde posarse. María Teresa, sin
embargo, plantea una reconstrucción espacial precisamente a través de esos
objetos mínimos con los que establece una nueva y posible topografía. <span lang="ES">Sus objetos son asertivos, se
emplazan, instauran lugares, afirman presencias</span>. Al espacio muerto de la violencia, esta artista opone un espacio vivo:
el que se teje en la relación entre su
cuerpo y sus cosas. Frente a<span lang="ES">l desorden inhumano de la guerra
al que alude Doris, las acciones de María Teresa Salcedo instauran el orden
humano de su particular intimidad. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES">En ambas artistas,
a pesar de estas acciones aparentemente opuestas, hay una intención esencial de
ennoblecer las cosas. Si Doris realiza ritos de duelo y sanación con
objetos colectivos y sociales, en la
obra de María Teresa Hincapié hay un intento de sacralización de un espacio
propio a través de sus objetos íntimos. Doris trata de devolverles su valor
simbólico en un acto de conciencia a los
objetos devaluados, ultrajados, desechados de la guerra, mientras María
Teresa exalta, dignifica, respeta los
objetos mínimos de la intimidad, convirtiéndolos en fetiches cósmicos que le
aseguran la conexión con el cielo y la tierra. Pero las circunstancias son
diferentes. Mientras María Teresa busca
la fuerza de la vida en las cosas, Doris, quien también entiende ese
poder, ha llegado demasiado tarde,
cuando el cuerpo, sus objetos y su espacialidad han sido asesinados y por eso
solo le quedan los rituales de duelo. Una está antes del desastre mientras la
otra llegó después. Por esto mientras en Doris hay una serie de cuidados
obsesivos por los objetos después de su
quiebre y deshonra, María Teresa
Hincapié les ofrece esos mismos cuidados
pero para que no vayan a quebrarse. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES">Es que ambas tienen
alma de sanadoras. Y ambas saben que no hay cuerpo sin espacio, que no es
posible el espacio sin el cuerpo. Que el espacio es la única manera de
existir. Y que a la mujer le ha faltado
el espacio. Así, ante la ausencia histórica
del cuerpo femenino, María Teresa se erige como presencia entre estos
objetos que instauran espacios positivos donde la mujer puede habitar
terrenalmente.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES">Se hace espacio al andar</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgKYGcCoqaRFLKki365Ua9UdbmnuNxyjhJrJA9uyfDSEG-ZxloPTe7pa5cMHz_E5qhgueDaNwdrA6SlKybSdrq84ht9cGVILOvCoeYMKsXVb53Fiu550VqPqoA-q2CULH7FgPpvSy8K6ge7/s1600/9+El+espacio+se+mueve+despacio.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgKYGcCoqaRFLKki365Ua9UdbmnuNxyjhJrJA9uyfDSEG-ZxloPTe7pa5cMHz_E5qhgueDaNwdrA6SlKybSdrq84ht9cGVILOvCoeYMKsXVb53Fiu550VqPqoA-q2CULH7FgPpvSy8K6ge7/s400/9+El+espacio+se+mueve+despacio.jpg" width="267" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">María Teresa Hincapié, <i>El espacio se mueve despacio</i>, performance</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">La búsqueda
espacial de esta artista no se quedó aquí.
También exploró grandes extensiones como cuando en <i>Hacia lo sagrado</i> fue a pie de Bogotá a San Agustín o a la Sierra Nevada, o de Guadalajara a la tierra de los
Huicholes en México (<i>Hacia los Huicholes</i>, 1995). La acción
que trabajó entonces fue la de caminar. La artista decía que no quería hacer
cosas nuevas sino recordar las olvidadas. Y con estos peregrinajes recordó no
sólo las grandes peregrinaciones místicas a santuarios como los de Santiago de
Compostela, Monserrate o la Virgen de Guadalupe, sino los pies de los indígenas
atravesando las montañas incesantemente en pos de sus sitios sagrados y
cargados de energías. Los pies, una vez más los pies, miembros privilegiados de
su anatomía no sólo fisiológica sino simbólica,
que ponían en marcha registros olvidados por un occidente que los
invisibiliza, los calla y los niega. Ella los rescataba en su búsqueda del
poder que da el caminar. Así, se convirtió en una caminante de la eternidad. Una nómada de la eternidad,
cometiendo aquí otra herejía porque el nomadismo ha pertenecido siempre al
imaginario masculino frente a la mujer quien por su naturaleza pasiva
supuestamente siempre debe esperar y aguardar.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<div style="text-align: justify;">
ver también http://anatomiacomparadacolmexx.blogspot.com/2011/05/mira-lo-que-me-mira.html</div>
</div>
<br />
<div>
<!--[if !supportFootnotes]--><span style="text-align: justify;">Tomado de GIRALDO, Sol A, Cuerpo de Mujer: Modelo para armar. Medellín, Editorial La Carreta, 2010T</span><br />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<br />
<div id="ftn1">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 9pt; line-height: 115%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"> María Teresa Hincapié: “Hacia lo sagrado”. Catálogo Premio
Luis Caballero. Galería Santa Fe, Bogotá, febrero 1998.<o:p></o:p></span></div>
</div>
</div>
<br />
<br />
<br />Sol Astrid Giraldo E.http://www.blogger.com/profile/02405278747823610643noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5171688725709407684.post-68052570242241859212013-01-03T07:00:00.000-08:002013-01-05T03:45:34.037-08:00María Teresa Hincapié El Cuerpo: aquí y ahora (1)<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZ3_S_KqpgzLWtOwMHNXq6O4PhguFYgOvfuBFdHMBnJI4PAUheFsLBTuQBJfwXbRtsjiQbVGHGlxMB8Bc3q4b76_28tdQ0lYnd49KOleOb5nfLBBbuM2wJ326MGXxHN_G6Zy5X4-Tj3kWY/s1600/3+Parquedades.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="452" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZ3_S_KqpgzLWtOwMHNXq6O4PhguFYgOvfuBFdHMBnJI4PAUheFsLBTuQBJfwXbRtsjiQbVGHGlxMB8Bc3q4b76_28tdQ0lYnd49KOleOb5nfLBBbuM2wJ326MGXxHN_G6Zy5X4-Tj3kWY/s640/3+Parquedades.jpg" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">María Teresa Hincapié en <i>Parquedades</i> ,Videoperformance de José Alejandro Restrepo, 1987</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<div>
<br /></div>
<div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En esta particular mitología de
mujeres empañadas, políticas, coquetas,
sexuales, diversas del arte colombiano que acabamos de recorrer, aparece como
un punto aparte el cuerpo pequeño y duro
de María Teresa Hincapié, tan feroz y potente como frágil. Territorio de
ruptura, ubicado en otras
coordenadas. El suyo no fue un cuerpo
representado, ni esculpido ni pintado.
Al contrario, se desplegó él mismo directamente, en carne y hueso, y se
instaló afuera del espectáculo: sin máscaras, disculpas o antesalas.
Contra las negaciones de los discursos sociales, simbólicos, culturales
y de todo tipo caídos milenariamente sobre la corporalidad femenina, su cuerpo,
que era su obra, fue una presencia,
afirmada potentemente aquí y ahora. Así, se
erige incontestable frente al
cuerpo de mujer borrado ayer por su insignificancia social y hoy aniquilado por
la guerra o fantasmagorizado por el exceso de exposición mediática. Entre la condena a la domesticidad o al convento,
el enmascaramiento de la seducción, la
aniquilación violenta de los sacrificios públicos y privados o el vaciamiento y
virtualización de los medios de comunicación, su cuerpo aparece inédito y
rotundo, ocupando un lugar en la tierra.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3wPevJFtFSPN7lXMkQNJamlklNeQTF7csTSIKbhPIGqJQ9Y5_JnvfqqPBsBBw8ixE2hyphenhyphen_dZwBbDeHzbNFLDM689pu_Euho4XBt8p9ZmmwZxlZc_XS7ZOnbgq6VtAaUKXe3MzJkuqaZSF9/s1600/8+El+espacio+se+mueve+despacio.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="380" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3wPevJFtFSPN7lXMkQNJamlklNeQTF7csTSIKbhPIGqJQ9Y5_JnvfqqPBsBBw8ixE2hyphenhyphen_dZwBbDeHzbNFLDM689pu_Euho4XBt8p9ZmmwZxlZc_XS7ZOnbgq6VtAaUKXe3MzJkuqaZSF9/s640/8+El+espacio+se+mueve+despacio.jpg" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">María Teresa Hincapié, <i>El espacio se mueve despacio</i>, performance, 2004 </td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES">María Teresa,
esencial, dedicó su vida a los despojamientos y así se fue quedando sólo con su
cuerpo, no como el lugar de la renuncia sino el de las plenitudes. No como la
maldición de las ausencias, sino como la posibilidad de todas las presencias.
Así trabajó su cuerpo, encontró su cuerpo, se quedó en su cuerpo. Su camino la llevó del espectáculo del teatro
en obras como <i>Ondina</i> a la oración tan
íntima como colectiva del <i>performer</i>. En esta última etapa de su
trabajo, se decidió por las propuestas individuales, donde ya no
representaba un papel dramático, sino que se presentaba a sí misma. Aparecía.
Era. No una máscara, un maquillaje, un artificio, un rol. Simplemente era ella, con un repertorio de gestos que no
remitían a nada exterior, sino que se significaban a sí mismos. Esta decisión vital, aparentemente inofensiva, sin
embargo se constituyó en una demoledora herejía contra siglos de estereotipos en el
imaginario y la construcción de los
cuerpos femeninos occidentales. ¿Cómo lograr
la presencia y abolir el espectáculo en una historia de las
representaciones donde la corporalidad de la mujer sólo ha sido eso: un
espectáculo para los otros?</span><br />
<span lang="ES"><br /></span>
<span lang="ES">ver también http://anatomiacomparadacolmexx.blogspot.com/2011/05/mira-lo-que-me-mira.html</span><br />
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Tomado de GIRALDO, Sol A, Cuerpo de Mujer: Modelo para armar. Medellín, Editorial La Carreta, 2010</div>
</div>
Sol Astrid Giraldo E.http://www.blogger.com/profile/02405278747823610643noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5171688725709407684.post-79191097542368201502012-12-28T17:51:00.001-08:002012-12-30T03:15:42.093-08:00<h2>
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Feliza Bursztyn</span><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><br /></span><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Incomodada e incómoda</span></h2>
<div>
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td><img alt="Feliza Bursztyn, escultora - Feliza Bursztyn" height="266" src="http://www.colarte.com/graficas/Escultores/BursztynFeliza/Personal/BurFrc47720.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;" width="400" /></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="font-size: 13px;">Feliza Bursztyn, foto publicada en Revista Cromos <span style="background-color: #e0e0d3; color: #573a1d; font-family: Arial; font-size: 11px; text-align: start;">No. 4772, 12 de diciembre de 2009</span></td></tr>
</tbody></table>
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="font-family: 'Times New Roman'; font-size: medium; line-height: 24px; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><span lang="ES"></span></span></div>
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">
</span>
<br />
<div class="MsoNormal" style="font-family: 'Times New Roman'; font-size: medium; line-height: 24px; text-align: justify;">
</div>
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">
</span></div>
<div>
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><br /></span></div>
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"></span><br />
<div class="MsoNormal" style="font-family: 'Times New Roman'; font-size: medium; line-height: 24px; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><span lang="ES">En un documental sobre su obra, Feliza Bursztyn aparece reconstruyendo su indeletreable nombre con las letras de un juego para armar. La cámara muestra como sus manos ponen la s al lado de la z, contraviniendo las leyes de la ortografía española. Esta imagen es toda una metáfora de su vida, siempre fuera de las normas. Tal vez porque en Colombia nunca se supo muy bien dónde acomodarla, ni a ella ni a su obra, Feliza trató de encontrar su lugar en el mundo en el arte, sobre todo en sus márgenes. Y así lo hizo hasta la noche de su dramática muerte en un restaurante de París, donde se fue de este mundo rodeada de langostas, espejos indiferentes, curiosos, y el escudo inerme de un puñado de buenos amigos.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: 'Times New Roman'; font-size: medium; line-height: 24px; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: 'Times New Roman'; font-size: medium; line-height: 24px; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><span lang="ES">Esta mujer cosmopolita, culta, con una dulzura tan extrema como su desasosiego, no se satisfizo nunca con las fórmulas que le ofrecían para desactivar su feroz independencia. Cuando era una adolescente se volaba del colegio de monjas de clase alta de Bogotá para pasar las tardes aprendiendo del director de <st1:personname productid="la Escuela" w:st="on">la Escuela</st1:personname> de Bellas Artes, el volcánico Alejandro Obregón. Cuando viajó a Nueva York, no se dejó tentar por el glamour, sino que buscó zapatear la academia en el Art Students League. Más tarde, en París, dinamitó el moldeado y los yesos, para habitar la disolución de la forma. Así, fue llegando al inédito continente de las chatarras.</span></span></div>
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><br /></span>
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><br /></span>
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><br /></span>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><img src="http://www.banrepcultural.org/sites/default/files/obras/33509/fb303700.gif" style="margin-left: auto; margin-right: auto;" /></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: xx-small;"><strong style="background-color: white; color: #333333; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif; line-height: 16px; text-align: justify;">Feliza Bursztyn, Bloque, Banco de la República, ensamblaje en lámina de metal, </strong><span style="color: #333333; font-family: Helvetica, Arial, sans-serif;"><span style="line-height: 16px;"><b>http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/textos-sobre-la-coleccion-de-arte-del-banco-de-la-republica/feliza-bursztyn/bloque</b></span></span></span></td></tr>
</tbody></table>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="font-size: xx-small;"><span lang="ES" style="font-family: Arial, sans-serif; margin-left: 1em; margin-right: 1em;"></span></span></div>
<br />
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><span style="line-height: 150%; text-align: justify;">Cuando
regresó, encontró una Colombia embarcada en el modernismo, donde los artistas,
habían cortado las amarras con la figuración y se hallaban maravillados
mirándose el ombligo. El arte después de liberarse de la camisa de fuerza de la imitación se encontraba por aquellos
años reflexionando sobre sí mismo, en un mundo autónomo, impoluto, esteticista,
adonde no llegaban los ecos de las revoluciones, la mugre, la vida. La
escultura en Colombia estaba encerrada en este juego: Edgar Negret y Ramírez
Villamizar eran los principales constructores de estas impenetrables murallas
geométricas. Habían logrado desarrollar una propuesta limpia, metálica,
constructiva, abstracta, como reacción a los monumentos alegóricos en las
plazas y los parques. Pero ese cielo perfecto, frío y mudo, no satisfizo los
ardores de la rebelde Feliza, quien con sus antenas percibía que la tierra se
movía y por eso sus esculturas también necesitaban hacerlo.</span></span><br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES">Era
una mujer de su época y las fiebres del mayo del 68, los disparos encendidos en
la noche de Vietnam, los dolores del parto de América Latina la habían lanzado
como un sunami a la otra orilla. Mientras sus contemporáneos aspiraban a
paraísos angulosos y formales, la sensible piel de Feliza percibía el caos, la
destrucción, la disolución, pero no como una constancia pesimista, sino como
una característica irreductible de la vida. Empezó entonces a seguirle el
rastro en los objetos encontrados, en los desechos, en las chatarras. Feliza era
una adelantada. Mientras en Estados Unidos, el pop se había volcado a los
detritos de la sociedad de consumo para entonarles un cínico canto, ella
comprendió que entre nosotros los desechos tenían otra calidad. No eran los de
una sociedad tecnológica, prepotente, despilfarradora, sino los de la carencia,
la precariedad, el deterioro. Pero esto los hacía fuertes y expresivos.
Entonces realiza con ellos una vuelta compulsiva, desfogada hacia lo real donde
no le interesaba representar las cosas
sino invitarlas al museo. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES">Esta
emergencia desbocada de la materia la llevó a romper marcos, pedestales,
límites, en un intento de afirmar la vida partiendo de lo más innegable: el
mundo de las cosas, su presencia muda. La materia en sus manos tomó conciencia
de sus derechos y como un gusano carcomió el vientre de la brillante manzana
del arte geométrico. Sus esculturas sucedían, descongelaban, se soltaban al
azar, descomponían. ¿Por qué no darle la oportunidad a un clavo de ser un clavo?,
parecía decir mientras se quitaba de encima siglos de simbolismos para bañarse
en el agua simple de las cosas. De sus chatarras pasó a sus “Histéricas”
(esculturas metálicas con un motor que las movía y las hacía sonar) y luego a
sus “Camas” (estructuras cubiertas de
telas brillantes que evocaban cuerpos copulando debajo de cobijas).</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES">Estos
planteamientos más allá de la estética y sus actitudes siempre políticas
resonaron como una bomba. Feliza cada
vez era más radical, lo que la hundía en
la categoría de lo incómodo. Tanto que la crítica de arte Marta Traba tuvo que salir a proclamar que estaba “por encima de toda sospecha” como
si se tratara de una acusada. La artista era tachada de provocadora, plagiaria,
incompetente, facilista, aunque por otro lado también generaba adoraciones como
las de la misma Traba y Valencia Goelkel.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><img src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh54oOChSDuYpf72nnBIhPhYo9MfR7pDUlaYer4IBYbsO3e8HWj-RPiW7q4BGm3pYJ01DfvTveTmANg08o0RLTgFYx8jjPW04glldTCyNcpHdBT053YyhF_bWqmuFQOtN969VuLlwAURFNR/s1600/felisa1.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;" /></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Feliza Bursztyn, <i>Cama,</i> 1974</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES">Sin
embargo, para detractores y admiradores, fue siempre impenetrable. Su obra sólo
podía franquearse por el desparpajado humor que cubría sus planteamientos más
feroces, Sin embargo, al pasar el tiempo, se fue comprendiendo que su obra no
era un chiste fácil sino una sátira amarga y profunda. Cuando hizo su gran
exposición de las camas en el Museo de Arte Moderno de Bogotá (1976), el país apareció
allí parodiado en esos movimientos soterrados, torpes, ocultos, en el
enrarecimiento de unos tiempos oscuros, en su imposibilidad de avanzar, de
moverse, en su pesadez mental y física. “Mis camas se mueven al contrario de lo
que le pasa al país”, dijo entonces. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES">Fue
precisamente esa misma fuerza oscura la que 6 años después, la arrancaría de su
cama a las 4 de la mañana, la llevaría a las trágicamente conocidas
caballerizas de Usaquén a un interrogatorio kafkiano en el que nunca supo de
qué se le acusaba. Esa fuerza oscura fue también la que la hizo despedirse de
un día para otros de sus flores, sus gatos, sus cuadros, sus recetas, su
buhardilla, su patio, para comenzar un incompresible periplo de exiliada
política que terminó en aquel restaurante parisino. Allí tajantemente, como era
su costumbre, dejó la vida en un final de novela romántica ante la mejor pluma
de Colombia, su amigo García Márquez. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span lang="ES">La
desolación de sus allegados, sin embargo, no trascendió. Se le despidió con dos
frases en la prensa, sus obras quedaron desperdigadas y su nombre permaneció
como un mito que no ha sido recogido con suficiente rigor por la historia. Por
eso es absolutamente pertinente esta exposición antológica de sus obras en el
Museo Nacional “Elogio de la chatarra” que continuará hasta febrero. En este homenaje nacional, los espectadores
podremos reencontrarnos con la obra de la artista que le torció el pescuezo a
la escultura colombiana y a sus más hipócritas costumbres antes de morirse abandonada
sobre un plato de pasta en un país extranjero porque el suyo nunca supo dónde
acomodarla.</span></div>
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 10.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><span style="line-height: 150%;"> </span><span style="line-height: 150%;"> </span> </span><br />
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: x-small;">Crónica de la autora publicada originalmente en la revista "Panorama" en enero de 2010</span>Sol Astrid Giraldo E.http://www.blogger.com/profile/02405278747823610643noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5171688725709407684.post-85861374670748292182012-12-28T17:19:00.002-08:002012-12-30T03:17:28.203-08:00<br />
<h2>
<b><span lang="ES" style="font-size: 13.5pt;">Milena Bonilla</span></b></h2>
<h2>
<b><span lang="ES" style="font-size: 13.5pt;">La sembradora</span></b><span lang="ES" style="font-size: 9.5pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"> </span></h2>
<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: 15.6pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: center; text-indent: 12.0pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 9.5pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">“Trabajar con
la naturaleza es trabajar con el artificio. En mi caso no se trata tanto de
hablar desde una conciencia ecológica, sino desde la aprehensión cultural que
se hace de la naturaleza, del invento de la palabra naturaleza, esa estrategia
usada para dominar algo que uno no entiende”<span style="color: #333333;"><o:p></o:p></span></span><br />
<span lang="ES" style="color: #333333; font-size: 9.5pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><br /></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: 15.6pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: center; text-indent: 12.0pt;">
<br />
<img height="299" src="http://t1.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcR0VOp78meUUJ6yHxAcCkJh_xtOySimpdZwjyrnMc_SaRz0L6l6As9xeND5uA" width="400" /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 15.6pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-indent: 12.0pt;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<span lang="ES" style="color: #333333; font-size: 9.5pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><br /></span>
<span lang="ES" style="color: #333333; font-size: 9.5pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><br /></span><span lang="ES" style="font-size: 9.5pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><span style="font-size: 9.5pt; line-height: 15.6pt; text-indent: 12pt;">El artista como antropólogo es el rol que asume la artista Milena Bonilla.
Su base de operaciones es la ciudad. Sus intereses: los discursos visuales,
sociales, económicos, políticos y culturales. Su táctica: la observación. Sus
mapas: los mentales. Su espacio: los territorios. Su estrategia: la concreción
de realidades abstractas en productos o acciones cotidianas. No gracias a una
estrategia metafórica, sino de choque, por medio de la cual dos lógicas implacables
al entrar en contacto se desplazan, se cuestionan, se relativizan, se recargan…
Los fragmentos que quedan de este combate simbólico de sentidos es su obra.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 15.6pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-indent: 12.0pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 15.6pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-indent: 12.0pt;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="color: black;"><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=5171688725709407684" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"></a></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="color: black;"><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=5171688725709407684" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"></a></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="color: black;"><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=5171688725709407684" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"></a></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<span lang="ES" style="font-size: 9.5pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Una obra que visibiliza las relaciones políticas,
económicas, sociales y simbólicas invisibles que estructuran profundamente
nuestro mundo cotidiano. La globalización frente a la localidad se encarna en
una mata de chocolate sembrada en un tarro de Milo. Lo ancestral frente a lo
industrial, en el logo de Nike tejido en una alpargata. El narcotráfico
multinacional, en una planta de coca sembrada en una botella de Coca Cola. La
identidad nacional, en un brote de maíz surgiendo de una caja de Korn Flakes.
Los tiempos públicos de la ciudad frente a los privados de la percepción, en
los tejidos que le hace a las silleterías rotas de los buses mientras transitan
por las ciudades.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 15.6pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-indent: 12.0pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 15.6pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-indent: 12.0pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 9.5pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Bonilla es una consumidora voraz de los signos
visuales y sociales que produce la maquinaria del consumo. Y presta un oído
atento a los mensajes silenciosos que se ocultan detrás de la estridencia del
lenguaje publicitario. Pero no está interesada en su estética, como el pop,
sino en la contrainformación que a través de ellos puede realizarse. En este
sentido rozaría los trabajos del brasileño Cildo Meirelles, el colombiano Antonio
Caro o el español Antoni Muntadas, quienes desmontan el lenguaje publicitario y
mediático a partir de sus mismas estrategias.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 15.6pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-indent: 12.0pt;">
<span style="font-size: 9.5pt; line-height: 15.6pt; text-indent: 12pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 15.6pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-indent: 12.0pt;">
<span style="font-size: 9.5pt; line-height: 15.6pt; text-indent: 12pt;">La naturaleza, con su radical ambigüedad, es una de los principales
discursos alrededor de los cuales gravita su obra. Pero no se trata de la
naturaleza inflamada de los románticos, de la idealizada de los artistas
viajeros del siglo XIX, de la irrepetible en la que se buscaba la identidad
latinoamericana en el siglo XX o de un canto ecológico. La naturaleza que ella
convoca es paradójicamente un producto cultural, artificioso, político,
económico, cotidiano. Un terreno humano donde se cruzan los hilos de la
globalización y la localidad, del presente y de la historia, de lo ancestral y
el consumo, de lo innombrado y el lenguaje, de lo salvaje y lo domesticado, de
lo bucólico y lo bélico, de lo nacional y lo geopolítico</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 15.6pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-indent: 12.0pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 15.6pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-indent: 12.0pt;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<span lang="ES" style="font-size: 9.5pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Tejer, coser, sembrar, reparar, sanar, son palabras
que no dejan de salir a flote en su obra, aunque nunca con un sentido
mesiánico. Son palabras y acciones que también surgen de su penetrante sentido
de observación. Después del caos viene el renacimiento; después de la guerra,
el resurgimiento incontenible de la vida; después de la razón, lo innombrado. Y
en ese después suele estar siempre esa naturaleza más allá del lenguaje,
indomable, inmanejable, irreductible. La historia del hombre se debate entre
esos dos límites, lo cultivado y lo espontáneo, lo tasable y lo que se derrama,
la cultura y la naturaleza. Y es en ese mismo lugar donde también se instala la
obra de esta artista que navega plenamente en el pensamiento contemporáneo, sus
prácticas y sus preguntas. Entre una reflexión teórica fuerte e implacable y
una intuición demoledora surgen los concisos y potentes trabajos de esta
artista.<span style="color: #333333;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 15.6pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-indent: 12.0pt;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;">
<img height="305" src="http://juanmgeo.files.wordpress.com/2009/10/111.png?w=300" style="color: #333333; font-size: 9.5pt; line-height: 15.6pt; text-indent: 12pt;" width="400" /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 15.6pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-indent: 12.0pt;">
<b><span lang="ES" style="color: #333333; font-size: 9.5pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Arial; mso-bidi-font-size: 11.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">“Huerta Casera”</span></b><br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=5171688725709407684" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=5171688725709407684" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=5171688725709407684" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=5171688725709407684" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=5171688725709407684" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=5171688725709407684" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=5171688725709407684" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=5171688725709407684" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=5171688725709407684" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=5171688725709407684" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=5171688725709407684" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"></a></div>
<span style="font-size: 9.5pt; line-height: 15.6pt; text-indent: 12pt;">A la entrada del Museo de la Universidad de Antioquia o en el patio del Museo Colonial de Bogotá, instaladas muy
humildemente, sin pretensiones ni señales,la artista colocó a ras de tierra una
serie de maticas en envases populares. Pero lo que pareciera una apropiación de
la costumbre ancestral colombiana de sembrar plantas en tarros, cobra otra
dimensión cuando el espectador descubre que lo que hay plantado en un frasco de
Nescafé es un cafeto; en una cajetilla de Marlboro, tabaco y, por supuesto, que
de una botella de Coca-Cola emerge verde y natural una planta de coca. Así, en
esta “Huerta Casera”, Milena Bonilla reflexiona sobre la inserción de los
países latinoamericanos en la economía mundial, la identidad, los tráficos
globales, la transformación de los signos sociales, las migraciones, las
mutaciones, los intercambios. Todas ellas reflexiones políticas hechas sin
virulencia, gracias a la estrategia de traer a la escena prácticas populares
para cargarlas de nuevos y provocadores sentidos.</span><br />
<span style="font-size: 9.5pt; line-height: 15.6pt; text-indent: 12pt;"><br /></span>
<span lang="ES" style="font-size: 9.5pt;"><br />Biografía:</span><br />
<span style="font-size: 9.5pt; line-height: 15.6pt; text-indent: 12pt;"><br /></span>
<span style="font-size: 9.5pt; line-height: 15.6pt; text-indent: 12pt;">Milena Bonilla nació en 1975 en Bogotá. Es egresada de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Entre sus exposiciones individuales están Limítrofe, Valenzuela Klenner (Bogotá); Dont say you love me, Valenzuela Klenner (Bogotá). Lugares comunes: bocetos para jardín. Alianza Colombo Francesa (Bogotá). Entre las colectivas están When we were here. Art Gene. Cumbria, reino Unido. Bokakaing. Publicación GPB. Fotogalleriet (Oslo), 40 Salón Nacional de Artistas . Museo de Arte Colonial (Bogotá).</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 15.6pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-indent: 12.0pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 9.5pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 15.6pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-indent: 12.0pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 9.5pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><i>Este texto fue elaborado por la autora para el Encuentro Internacional de Arte contemporáneo MDE 07, realizado en Medellín durante 2007.</i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 15.6pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-indent: 12.0pt;">
<br /></div>
Sol Astrid Giraldo E.http://www.blogger.com/profile/02405278747823610643noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5171688725709407684.post-40557029825397597832012-12-26T05:21:00.000-08:002012-12-26T06:09:10.964-08:00Doris Salcedo<br />
<br />
La Casa Viuda<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjDyZnctRel9sbwvL1JhHFBR_hYX4kV_jse-eMd7NE7zBu5ft1yIpe44EL7U5EGJB0y53wN-TgK2DyJhyphenhyphenEq5dCS2N6Vu_2-k8K45CCszP7E0A0jw4X-UG1cc-KhYTdGUx-p8epH1SY-kcaz/s1600/15.+installation+of+untitled+BR.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="215" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjDyZnctRel9sbwvL1JhHFBR_hYX4kV_jse-eMd7NE7zBu5ft1yIpe44EL7U5EGJB0y53wN-TgK2DyJhyphenhyphenEq5dCS2N6Vu_2-k8K45CCszP7E0A0jw4X-UG1cc-KhYTdGUx-p8epH1SY-kcaz/s400/15.+installation+of+untitled+BR.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La guerra contemporánea colombiana estalló el orden, dinamitó las casas y explotó
los cuerpos. Las mujeres, a quienes no se les permitía hablar de política, de
pronto se convirtieron en las protagonistas de un conflicto en el que no
pidieron participar. E<span lang="ES">n el centro de los campos devastados
por la guerra estaba la casa y la mujer estaba en el centro de esta casa. </span>Entonces, sufrieron por no poder detener la
avalancha del desorden físico y simbólico que destruyó sus territorios privados.<span lang="ES"> La casa, prótesis de su cuerpo protector, se resquebrajó. El conflicto arrancó toda seguridad, destrozó
y desmembró los cuerpos matriciales, corroyó las familias, las desbarató en
bandos, se tragó a los hijos, los convirtió en combatientes caprichosamente de
uno u otro grupo, separó las parejas, les robó su hábitat, sus lazos con la
tierra, minó las redes sociales y
comunitarias, hizo enemigos a los vecinos y espías a los amigos, les quitó la
posibilidad de construir, instauró el silencio, les arrebató el futuro. Y la
mujer que antes era el centro del mundo seguro es ahora el epicentro del
terremoto social. </span>¿Cómo podrían en
estos tiempos las mujeres cumplir con la obligación de proveer la protección,
centro, resguardo, compromisos que les habían impuesto la educación y la ideología tradicional? <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES">En las casas del conflicto nacional, abandonadas, sin dueños, esa
función de centrar, unir, ordenar, delegada por la historia a las mujeres ya no
se puede cumplir más. Si en aquella mitología visualizada por los pintores
decimonónicos, el cuerpo-casa femenino recogía, ahora su ausencia opresiva en
la obra de D. Salcedo, nos remite a un mundo donde </span>todo está roto, descentrado, desmembrado. <span lang="ES">Colombia es hoy una casa
viuda, donde sólo quedan las reliquias, los detritos, los fragmentos,
donde aquel</span> sueño del espacio doméstico femenino protector
se ha deshecho. <o:p></o:p><br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjeJGX7fZbwNrI6-Bo24qHFtjjYlfaTU9tu3jIYTaY_MFPH8pW_FJnowJrRGdwXgNKQ36CRd9QsG7NHmnWLy2o_G_Q1PfWMg7qPFdGJiQPCJDroVeQ_rvhoFNw_iRp-sjLca6i9jkvFyMVY/s1600/18.+Untitled+BR.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjeJGX7fZbwNrI6-Bo24qHFtjjYlfaTU9tu3jIYTaY_MFPH8pW_FJnowJrRGdwXgNKQ36CRd9QsG7NHmnWLy2o_G_Q1PfWMg7qPFdGJiQPCJDroVeQ_rvhoFNw_iRp-sjLca6i9jkvFyMVY/s1600/18.+Untitled+BR.jpg" /></a></div>
<br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
“Toda sociedad convierte sus objetos en signos”, ha dicho Barthes<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><sup><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-CO; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US;">[1]</span></sup><!--[endif]--></sup></a>. En las pinturas intimistas de la tradicion decimonónica, como <span style="text-align: justify;">el </span><i style="text-align: justify;">Interior Santafereño</i><span style="text-align: justify;"> (1874) de Ramón Torres Méndez, </span><span style="text-align: justify;"> </span><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p></o:p></div>
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-CO; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US;">Las
horas de costura de las mujeres de Jesusita Vallejo y
Margarita Holguín y Caro, las del
baño de Eugenio Zerda, las de lectura de Fídolo González y Adolfo Samper, las
de la cocina de Miguel Díaz y Ricardo Gómez Campuzano, las de planchar de Eladio Vélez, nos llevan
una y otra vez a esos interiores, a esos castillos interiores donde las mujeres reinaban a cambio de renunciar a todo lo demás. Y adonde no eran
invitadas de piedra. Con los movimientos obsesivos y repetitivos de la aguja,
el cucharón, la escoba y la plancha, se
les pedía que fraguaran desde estas
trincheras internas no sólo el orden de sus casas, sino a través de él, el de
la sociedad y el del convulsionado país. </span><br />
<br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFSI8PwI85tA4PeWdyYdxMqHYOCCme8lx2JpfWKuHX5Sk8nsuAQcLmHyihNWBaP7qvJfQVW0KJhAMAq0OzW6iB4Uwc_o26KEweH1S3gqzuURef7yJIg6XHFziO4Mhol5fJ-0nc0Nc-cjlk/s1600/7.+El+%C3%BAltimo+toque.+Detalle.+2+BR.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFSI8PwI85tA4PeWdyYdxMqHYOCCme8lx2JpfWKuHX5Sk8nsuAQcLmHyihNWBaP7qvJfQVW0KJhAMAq0OzW6iB4Uwc_o26KEweH1S3gqzuURef7yJIg6XHFziO4Mhol5fJ-0nc0Nc-cjlk/s320/7.+El+%C3%BAltimo+toque.+Detalle.+2+BR.jpg" width="234" /></a></div>
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiw_95WNSV-QXNyB9meMr5DU5pmeSkRHSOuykhnE7QDHXqofxKIMQ54LiDkVjl29WiHP1amvrxHEQniVQNMvzHPm9w_G3HWpn00nJh_79qsJmjatKzayoH8bPJri1KeAhaSf0kR4RLRuuKV/s1600/6.+El+%C3%BAltimo+toque.+Detalle.+BR.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiw_95WNSV-QXNyB9meMr5DU5pmeSkRHSOuykhnE7QDHXqofxKIMQ54LiDkVjl29WiHP1amvrxHEQniVQNMvzHPm9w_G3HWpn00nJh_79qsJmjatKzayoH8bPJri1KeAhaSf0kR4RLRuuKV/s320/6.+El+%C3%BAltimo+toque.+Detalle.+BR.jpg" width="244" /></a><br /><br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhwbQRfNODie1F1OCp0zw-FSIdFM9YvX2CanG3jlaOQH9rXiSutMoCutP1T-zdjS-x5bIzdygt0nHzMwdrYuiPB5vgfQ6m2dDIepFV7x6Xvdj_nMpgv9pUmmudE7wVTXLLSNsqX2rS_-wv4/s1600/6+Untitled,+detalle.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhwbQRfNODie1F1OCp0zw-FSIdFM9YvX2CanG3jlaOQH9rXiSutMoCutP1T-zdjS-x5bIzdygt0nHzMwdrYuiPB5vgfQ6m2dDIepFV7x6Xvdj_nMpgv9pUmmudE7wVTXLLSNsqX2rS_-wv4/s400/6+Untitled,+detalle.jpg" width="291" /></a></div>
<br />
<br />
<br />
<br />
Además de una taxonomía de
objetos funcionales, ellas desplegaban
toda una puesta simbólica del habitar. Allí, las puertas servían para entrar y salir y significaban el límite
entre lo público y lo privado. Una cuna
servía para arrullar a un bebé y significaba el origen. Una cortina servía para
filtrar la luz y significaba el manso intercambio entre lo interior y lo
exterior. Un triciclo servía para jugar y significaba la infancia. Una cama
servía para dormir y significaba la confianza. Un armario servía para guardar
la ropa y significaba la memoria. Una mesa servía para comer y significaba la
unión familiar. Una silla servía para sentarse y significaba la tregua. A su
vez, todos estos objetos remitían a un espacio doméstico, hablaban de la casa,
del refugio, del cobijo, del orden, de
la civilización y de la capacidad acogedora de la mujer.<br />
<br />
<span style="text-align: justify;">Es otro el mundo de D. Salcedo. Los objetos que ella trae a la escena
-en obras como la Casa Viuda (1992-1995 ), Unland (1995-1998) y su serie de
muebles sin título (1992-1998)- hacen eco de aquella iconología de la intimidad
instaurada por Vermeer y luego replicada
por nuestros artistas locales. Pero en su
obra se han herido de muerte aquellas
plácidas asociaciones, esos usos tranquilizadores, esas significancias
pacíficas. En la mitología de Salcedo,
las camas están paradas contraviniendo la exigencia de verticalidad de
su significado. Las puertas están en medio de la nada y por lo tanto no pueden
cumplir con su exigencia funcional mínima de abrir y cerrar, de señalar lo
público y lo privado. Las mesas vacías se chocan unas con otras y se deforman,
pierden el equilibrio y no pueden sostener los vasos, los platos, no
pueden convocar encuentro alguno. Las
sillas están cubiertas por bloques de cemento y adheridas a la pared: nadie
podría reposar en ellas. Los armarios están sellados por el mismo cemento donde
se ahogan prendas cotidianas como el
blando vestido de una niña, convertido en un amasijo petrificado. Una puerta
colapsa con una silla y un encaje. La textura de la madera se imbrica con
cabellos humanos. Huesos naufragan en una puerta. Un puño del vestido de un
saco ha sido devorado por un ladrillo incinerado. La casa, la centralidad, el
orden, los cuerpos como unidad física y simbólica definitivamente han estallado.</span><br />
<span style="text-align: justify;"><br /></span>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<span style="text-align: justify;"><br /></span>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Es como si con las obras del
género de interiores y las de Doris Salcedo se asistiera a los dos extremos del
movimiento de un péndulo. Las primeras instalando el lugar moderno (un lugar de
identidades, relacional, histórico, simbólico, de cuño femenino); la otras, el
no- lugar posmoderno de la guerra (“un lugar que no puede definirse ni como
espacio de identidad, ni como relacional, ni como histórico”, según Marc Augé,
un lugar que no se puede habitar como dice Richard Smithson). El vocabulario,
las asociaciones, las connotaciones que
establece una pintura de interiores cuyo haz de significaciones gira alrededor
de la apropiación de un lugar, de la intimidad espacializada y construida por
la cultura occidental alrededor del cuerpo femenino, colapsa en la obra de Salcedo donde todas estas relaciones se deshacen. El suyo es un espacio de ausencias, del que ha
desaparecido el cuerpo como paradigma de un orden físico, social y simbólico.
El cuerpo femenino también se ha roto en
este intento de proteger y sólo quedan
sus rastros. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjB7700oKQNbDZKDlKSPERxrLw55zOsYFiIbIjkvwPwl1KMM2TU50r8A1y1VJfKljbS_pllTH-s_QGQ-r0fPX54xtwD0Y3TXPAefmCjrz83XDjvfVGHQGksrzyZEZUTdOezA11P14KLpGT_/s1600/20.+Unland+irreversible+witness+BR.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjB7700oKQNbDZKDlKSPERxrLw55zOsYFiIbIjkvwPwl1KMM2TU50r8A1y1VJfKljbS_pllTH-s_QGQ-r0fPX54xtwD0Y3TXPAefmCjrz83XDjvfVGHQGksrzyZEZUTdOezA11P14KLpGT_/s320/20.+Unland+irreversible+witness+BR.jpg" width="249" /></a></div>
<br />
<br />
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Aunque el cuerpo aquí está ausente y no es representado, todo en estas
obras alude veladamente a él. En su ausencia, se vuelve opresivamente presente gracias a las huellas que ha dejado.
El cuerpo está como un negativo de todos los objetos que aparecen en positivo,
en un proceso metonímico donde la parte vale por el todo. <span lang="ES">Ante la imposibilidad de la presencia del
cuerpo desaparecido por la guerra, la artista lo construye en el campo
relacional que se establece entre las huellas físicas que quedaron de él,
porque </span>aquí los objetos no están
representados como en el género de interiores, sino que se convocan directamente
a la escena. Salcedo ha ido al lugar de las masacres, ha buscado estos restos y
les ha creado un nuevo sistema solar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Así, estas casas son corporales. El cuerpo se asoma en la silla en la
que no puede sentarse porque está inhabilitada, en la cama donde no puede
acostarse porque está desbaratada, en la puerta que no puede traspasar porque
está adherida a una pared. También está en los jirones de ropa que ya no puede
usar pero que son su huella clara: un vestido de niña congelado en un armario,
un pedazo de manga, media blusa rota. Y, por supuesto, está en los pedazos de
hueso que surgen como el espinazo de una mesa, en los cabellos que envuelven la
piel de la madera o los barrotes de una cuna. Estos objetos, son a la vez
reliquias (lo único que quedó del cuerpo desaparecido) y fetiche
(sustitutos de ese cuerpo que ya no
está)<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-CO; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></a>. Y con
todas estas esquirlas se construyen estas especies de anti-casas, de moradas
vencidas. Casas-cuerpo que están muertas, que son cadáveres y se rinden ante la
imposibilidad de guarecer, de seguir fungiendo como los espacios privilegiados
del habitar. Casas viudas. Casas –cuerpos heridas, destruidas y
deformadas. Casas-cuerpo monstruosas que
después de ser desmembradas han sido recompuestas en formas caóticas.<o:p></o:p><br />
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNormal">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiR1OVEmP299ObT1mk-Hqh6gDZYv_tabONgtwV3Ap_COplMc62uZJGmmqleZkC2IyeuStoi7EO3MSqkPWOYCC3sl3RVCeRpSgJFbvkpj1N97Imq_kX_spUfQZUtQcxQiprginUCfDrG0ZHG/s1600/3+La+casa+viuda+BR.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em; text-align: center;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiR1OVEmP299ObT1mk-Hqh6gDZYv_tabONgtwV3Ap_COplMc62uZJGmmqleZkC2IyeuStoi7EO3MSqkPWOYCC3sl3RVCeRpSgJFbvkpj1N97Imq_kX_spUfQZUtQcxQiprginUCfDrG0ZHG/s400/3+La+casa+viuda+BR.jpg" width="146" /></a><br />
<br />
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgKxEoIMJ0d2EwMizsQ6LwjNYaSuXiD1LEf7EHxQ5EHt_gElm7sZHjxO85JlQL7Zcwvt4V0UiZG9UAvys9LyuCPzkaM2q9YuCR1P78hlyNmlAyS14HEnHC_gyfbja5wWDuVqbJF0ZKfFrwz/s1600/5.+Costurera,detalle+3+BR.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgKxEoIMJ0d2EwMizsQ6LwjNYaSuXiD1LEf7EHxQ5EHt_gElm7sZHjxO85JlQL7Zcwvt4V0UiZG9UAvys9LyuCPzkaM2q9YuCR1P78hlyNmlAyS14HEnHC_gyfbja5wWDuVqbJF0ZKfFrwz/s400/5.+Costurera,detalle+3+BR.jpg" width="160" /></a><br />
<br />
<br />
<br />
<br />
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<br />
<br />
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<br />
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<br />
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<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
La casa ha sido vejada, descompuesta, desmembrada, igual que los cuerpos
que sufrieron los “cortes” de la Violencia en los años 50. Como sucede con los detritos materiales que
quedan después de la explosión de una bomba, se perdieron en ella todos los
límites entre lo humano, lo animal y lo mineral. Las formas se licúan ahora en
una sustancia indistinta. La silla colapsa con la puerta, un armario con una silla o una cama, una cuna queda pegada a
una mesa. Todo límite se pierde en esta recomposición: lo de abajo queda arriba; lo horizontal se vuelve vertical; lo
central, periférico; lo volumétrico, plano. La violencia ha cumplido aquí el
despótico acto de la deconstrucción de la intimidad. Una intimidad que deja aquí
de ser un asunto individual para transformarse en un tema político. La
casa-cuerpo se ha doblegado y con lo poco que le queda trata de proteger, pero
sus brazos están rotos y ya no puede abrazar, sus puertas están quebradas y ya
no puede resguardar, sus armarios están
sellados y ya no puede albergar las
pequeñas cosas de la cotidianeidad. El espacio
entre las cosas también ha colapsado.<o:p></o:p><br />
<br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Sin embargo por las casas-cuerpo heridas de Salcedo ha pasado su mano de Antígona contemporánea. Un blanco
corpiño trata de cubrir la ventana rota, un encaje quiere aliviar la herida de
una puerta violada, un tejido de seda y cabellos humanos intenta calmar las
ausencias de una cuna vacía. Ungir, sanar, resarcir, tejer, rehacer son las
acciones que un cuerpo femenino destrozado y fragmentado busca tan infructuosa como poéticamente realizar.
Para hacerlo, Salcedo acude a aquellos mismos elementos de la iconología
dela intimidad de la pintura de interiores tradicional que aquí se han
transmutado en reliquias corporales y objetuales de alta carga connotativa.
Fragmentos que en su obra no son representados, sino que han pertenecido a
víctimas reales de la guerra y que traen consigo significados particulares.
Estas reliquias buscan en los terrenos
de la muerte recuperar su capacidad de
regenerar la vida, su vocación de útero. <br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhlI3tm7_fmUOrjqOSCwyp5fplFwrrdMHk6eCa_hpqvYrK05r1VFNSeEhTcqvRluquPLamCZIUEA8-4ZtkzpHa-3BQWajxuL8uTuxwk-c0hZdVzy8iykFGjTznKi96T7nSKTkrFrU35s2N3/s1600/Sin+t%C3%ADtulo6+BR.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhlI3tm7_fmUOrjqOSCwyp5fplFwrrdMHk6eCa_hpqvYrK05r1VFNSeEhTcqvRluquPLamCZIUEA8-4ZtkzpHa-3BQWajxuL8uTuxwk-c0hZdVzy8iykFGjTznKi96T7nSKTkrFrU35s2N3/s320/Sin+t%C3%ADtulo6+BR.jpg" width="125" /></a></div>
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br />
<br />
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiIvTpVlJEFwrJqxvG8fDM9BZA31BC7rI8h0VlE4A16wNU4bZD6_NducqMtT5kdtyjwpq6NLP49ufqHWU8a0iDfEK0tv8wwuQHeRsC9I0BZFmGD0l_8H810AURgmK-Q9SR62cxHQxCfvtxe/s1600/La+Aplanchadora++Detalle+BR.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiIvTpVlJEFwrJqxvG8fDM9BZA31BC7rI8h0VlE4A16wNU4bZD6_NducqMtT5kdtyjwpq6NLP49ufqHWU8a0iDfEK0tv8wwuQHeRsC9I0BZFmGD0l_8H810AURgmK-Q9SR62cxHQxCfvtxe/s1600/La+Aplanchadora++Detalle+BR.jpg" /></a><br />
<br />
<br />
<br />
<br />
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<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
No será posible. Toda esta obra habla de la incapacidad de
devolverle la organicidad al cuerpo
fragmentado y vejado por la guerra. Pero ello no será un impedimento para que
esta Antígona realice los rituales de
duelo colectivo de los cadáveres, de los cuerpos contemporáneos habitantes del
no-lugar. <span lang="ES">En la guerra colombiana, cuando los cuerpos se
desmiembran y luego se aniquilan, cuando se esparcen sus restos, negándoles un
lugar debajo de la tierra y un rito mortuorio en el que los vivos se pongan en
paz con sus muertos, no sólo se está dando una profanación de los cuerpos
individuales. También se están afectando los lazos cohesionadores de esas
comunidades que en tiempos de paz se reúnen simbólicamente alrededor de sus
muertos. </span>Los tótems de dolor de Doris Salcedo son una oportunidad simbólica para
realizar esos rituales truncos, esos duelos incompletos ante la pérdida del
cadáver, ese dolor que como comunidad no nos deja descansar. Mientras la guerra
se ha empeñado en destruir los cuerpos,
esta obra de Salcedo busca crear el lugar simbólico donde los cuerpos
vejados, desmembrados, rotos, en un acto ritual oficiado a su vez por un cuerpo
femenino, se puedan rehacer al menos en la memoria colectiva. </div>
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-CO; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US;"><br clear="all" style="mso-special-character: line-break; page-break-before: always;" /></span>
<div>
<!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<br />
<div id="ftn1">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: Arial;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 9pt; line-height: 115%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: Arial;"> Conceptos de Charles Merewether citados en En:
PRINCENTHAL, Nancy, BASUALDO, Carlos y
HUYSSEN, Andreas. <i>Doris Salcedo</i>. London: Phaidon Press, 2000, p 43.<o:p></o:p></span></div>
</div>
</div>
</div>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div>
<!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
</div>
<div class="MsoNormal">
<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-bidi-font-family: Arial;"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 115%;">[1]</span></span></span></span></a><span style="font-family: Calibri, sans-serif;"> Citado
en </span><span style="font-family: Calibri, sans-serif;">PARDO, José Luis. Estructuralismo y Ciencias
Humanas. Madrid: Ediciones Akal, 2001, p </span><span style="font-family: Calibri, sans-serif;">39</span><o:p></o:p></div>
<div>
<!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<br />
<div id="ftn1">
<div class="MsoFootnoteText">
<br /></div>
</div>
</div>
Tomado de GIRALDO, Escobar, "Cuerpo de mujer: modelo para armar", Medellín, Editorial La Carreta, 2010Sol Astrid Giraldo E.http://www.blogger.com/profile/02405278747823610643noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5171688725709407684.post-61473538763688115162012-12-19T06:11:00.000-08:002012-12-29T08:47:26.782-08:00<br />
Beatriz González (II)<br />
<br />
Cuerpos sacrificiales<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjXXX10URDVwuU0JIDvm_Gmmbq1uu0aJiyOCmU_nK4R_IpvyABIbBrnEI-5m2FdCDcjJwiR2VGl1MV_CkoneCwA1Pqgj81583qwHsGF6V6pr-wRYvP6KCuate5ZQbcwCYwarrlX9FpcSiXZ/s1600/6.El+altar+BR.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjXXX10URDVwuU0JIDvm_Gmmbq1uu0aJiyOCmU_nK4R_IpvyABIbBrnEI-5m2FdCDcjJwiR2VGl1MV_CkoneCwA1Pqgj81583qwHsGF6V6pr-wRYvP6KCuate5ZQbcwCYwarrlX9FpcSiXZ/s320/6.El+altar+BR.jpg" width="233" /></a></div>
<br />
<br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En la década de los 90, la incursión en la iconografía de la idiosincrasia popular
colombiana emprendida incisivamente por Beatriz González en los años anteriores tomó otros rumbos. La artista dejó de lado su risa salvaje.
Abandonó los personajes de las páginas rojas y rosas pasándose a las del orden
público de los informativos, cambió los escenarios urbanos por los rurales,
transformó su paleta brillante en una más oscura y ominosa, exploró espacios
más complejos y trabajó historias colectivas en lugar de las representaciones
usualmente unipersonales y sin espacio de su primera época. Necesitaba este
cambio de estrategia formal para poder realizar un profundo minuto de silencio
sobre el bombardeo diario de las imágenes de la guerra. Unas imágenes
intoxicantes, las cuales a pesar de su fuerza y de su insistencia en lugar de abrirnos
los ojos parecen cegarnos. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
L<span lang="ES">a artista entonces recorre</span> el amplio repertorio del<span lang="ES">
imaginario colectivo </span> de la violencia en Colombia, <span lang="ES"> con hitos marcados a sangre
y fuego en la memoria de los
espectadores como las fotografías en primera plana del magnicidio de Galán, los
asesinatos de indigenistas, de los líderes comunitarios y una larga estela de masacres como las de
Vistahermosa, Tarazá, Las Delicias, entre otras. Representaciones de muertes
violentas, la mayoría de las veces
anónimas, que asaltan al lector en la primera página acompañadas de un título
sugestivo y de una breve una
leyenda, pero en las cuales después del
impacto inicial no se vuelve a pensar nunca más. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES">Es precisamente este proceso
de invisibilización, como resultado paradójicamente de un exceso de
visibilidad, lo que la artista busca
conjurar. Quiere detener ese canibalismo visual que todo lo registra, se
lo traga, procesa y escupe, sin que quede nada al final. Entonces la artista
extrae estas imágenes de su contexto frenético, efímero y desechable y las transpone a un lienzo que se exhibirá
luego pausadamente en las paredes de una galería o un museo. Allí con estas
nuevas condiciones de emisión, surgen
otras posibilidades de lecturas para esas imágenes que ya parecían gastadas a
punta de ser miradas.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"><br /></span>
<span lang="ES"><br /></span>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgONXB2h1-oePoQfQeVIr-A4O81KuZF2hR7PdGVRRhuV1UNqJOoamo6pvr99ilLFkp2wbdWgI49IvZV7zQJ8Rs5kcewDYPYR2C4sN0Y-fOUnlPIN3qLITYPs_JVcwvaqczOx4VtzUye-riX/s1600/7.+La+pesca+milagrosa+BR.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgONXB2h1-oePoQfQeVIr-A4O81KuZF2hR7PdGVRRhuV1UNqJOoamo6pvr99ilLFkp2wbdWgI49IvZV7zQJ8Rs5kcewDYPYR2C4sN0Y-fOUnlPIN3qLITYPs_JVcwvaqczOx4VtzUye-riX/s400/7.+La+pesca+milagrosa+BR.jpg" width="400" /></a></div>
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES">Y aquí, la artista
ha descubierto una iconografía, unas constantes en la representación del hecho
violento, una codificación y una repetición de elementos formales, muchas veces
con raíces en la imaginería religiosa occidental. Se trata de un relato visual
estructurado alrededor de sacrificios rituales humanos, donde los cuerpos de las víctimas suelen ser
masculinos, mientras son femeninos los cuerpos que se encargan de realizar los
duelos y enterramientos. Los cuerpos
sacrificiales masculinos tienen a veces un rostro identificable como el del ex
candidato presidencial Luis Carlos Galán<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><sup><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US;">[1]</span></sup><!--[endif]--></sup></a>.
Pero la mayoría de las veces se trata de víctimas anónimas caracterizadas ya
sea por elegantes vestidos de sastre, camisa blanca y corbatas, o por atuendos humildes, torsos
desnudos, botas o pies descalzos. La
mayoría suele llevar el infaltable bigote de los latinoamericanos. A veces, los
cuerpos no están, y simplemente aparece
una foto en un ataúd vacío: una representación dentro de otra representación
que enfatiza la disolución de estos cuerpos en una guerra donde ni siquiera los
restos de los seres queridos les quedan a sus deudos. Estos cuerpos masculinos
se exhiben en altares donde yacen con los brazos abiertos, otras veces navegan
sobre ríos tan espesos y negros como el Aqueronte, o se amontonan con sus
rostros agujereados por balas en heridas rituales como las del Mártir del
Calvario.</span><br />
<span lang="ES"><br /></span>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEis2hksWRyMJjFpYI2jXsrSkwXvyJT3Q7OlrDiS_V6vqmCL4H_ZATBMXzqpst4-sg-vUgVU3HYOPgsaaY3WlGkIg73SQoddzm5d2S2VLVcPDL6fB-yDnuh5kZzNWTiUYsWHqsRMv5bVfe39/s1600/9.+Las+Delicias+III+BR.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEis2hksWRyMJjFpYI2jXsrSkwXvyJT3Q7OlrDiS_V6vqmCL4H_ZATBMXzqpst4-sg-vUgVU3HYOPgsaaY3WlGkIg73SQoddzm5d2S2VLVcPDL6fB-yDnuh5kZzNWTiUYsWHqsRMv5bVfe39/s320/9.+Las+Delicias+III+BR.jpg" width="308" /></a></div>
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Las mujeres en este
relato -como sucedía con las imágenes de la Violencia representadas por Débora
Arango- pocas veces son las víctimas o las victimarias. La artista recoge de la
prensa el tratamiento visual que las hace aparecer como las dolientes, las
Antígonas del conflicto, lo reelabora y hace de sus cuerpos sufrientes el
símbolo de la población civil y del dolor nacional. En sus obras, ellas repiten
los gestos de dolor de las mujeres de Jerusalén alrededor del Nazareno, los de
la María del Giotto “caída como un águila sobre el cuerpo de su hijo”<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><sup><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US;">[1]</span></sup><!--[endif]--></sup></a>.
Hay en estas representaciones todo un estudio gestual: las mujeres se tapan la
cara, inclinan la cabeza, doblan su cuerpo hasta tocar el suelo. Los hombres,
por su parte, flotan muertos en los ríos, extienden sus brazos como
crucificados, cierran los ojos en sus ataúdes. Así, en esta iconografía -realizada
por la artista combinando diversas fotografías de la prensa con tipos del arte
occidental- a los hombres les corresponden los gestos de la muerte, mientras
las mujeres encarnan los del duelo.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Sin embargo, cuando
Beatriz González decide hacerse una mascarilla mortuoria, para experimentar su
propia muerte, ya la mujer no sólo es
espectadora sino que ella misma se convierte en un cuerpo sacrificial. Con esta
transición, el dolor deja de ser
espectáculo, algo para ver en los demás. Pasa entonces a estructurar un momento
de “compasión”, en el sentido etimológico que tiene esta palabra de sentir algo
en la misma intensidad con alguien. Con esta mascarilla, la artista (y con ella
el espectador) se pone en el lugar del otro, dejar de ser un testigo exterior
para convertir su propio cuerpo en el cadáver del violentado, del asesinado,
como si llevara a sus últimas consecuencias la frase “Máteme a mí, que yo ya
viví”, título de unos de sus cuadros. Esta mascarilla y sus variadas
reproducciones en lienzo son un punto extremo en el acercamiento a la muerte de
su obra, en su proceso de identificación con el momento histórico del país, que
difiere radicalmente de aquella neutralidad pregonada en su primera época. Es
un punto de duelo, negro, oscuro, quizás de no retorno. Pero también es un
punto de giro donde suceden múltiples y sorpresivas transgresiones.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Las reproducciones
de la mascarilla mortuoria sobre el lienzo, por un lado, emulan indudablemente
al Santo Sudario de Cristo, aquella única prueba material que había quedado de
su presencia divina sobre la tierra. Pero, por otro lado, también nos hablan de
la tradición conmemorativa de los héroes, a los que se les intentaba asegurar
un lugar en la eternidad reteniendo sus rasgos faciales en materiales perennes
como el bronce después de la descomposición de sus cuerpos. Esta mascarilla puede así tener la lectura de
un intento de tenaz de reafirmar la identidad en un paraje de aniquilación
corporal como el de la guerra. En este sentido, esta mascarilla es de alguna
manera un grito de presencia en la noche de las disoluciones de los cuerpos en
el huracán de la violencia, como lo fueron los performance de María Teresa
Hincapié en su momento. La afirmación del aquí y del ahora pese a todo: aquí se
estuvo, aquí se vivió, aquí se ocupo un espacio, aquí se tuvo un cuerpo, un
nombre, una historia, aunque hayan desaparecido los últimos restos materiales,
como sucede tan a menudo en el conflicto actual. Pero también hay otra
transgresión a las iconografías canónicas de la Verónica. En estas
representaciones de la tradición occidental siempre es una mujer la que lleva
el sudario donde está impreso un rostro
divino masculino. Sin embargo, en los sudarios de Beatriz González es el rostro
de una mujer el que está impreso, el que
busca su identidad, el que reclama una presencia en medio de los fantasmas. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Esta serie de
auto-mascarillas, entre amargas y dignas, desesperanzadas y afirmativas,
también nos recuerdan al rostro del Bartolomé desollado en el Juicio Final de
Miguel Ángel, donde muchos han reconocido el autorretrato de dicho artista. Es,
como aquel, una declaración grave de la presencia de un ser contemporáneo en
unas circunstancias apocalípticas. La mascarilla de Beatriz González es el
rostro de una mujer que no es joven ni bella como lo exigen los cánones del
arte o los medios de comunicación, que no es madre ni amante, que no posa ni
ríe, que no seduce ni alecciona, que no es santa ni heroína ni salvadora. Es un
cuerpo de mujer esencial que se ofrece al sacrificio pero no desde la pasividad
de las mártires barrocas. Su entrega la hace desde la fuerza, el control y la
conciencia. Es un ser que después de tantas imágenes parece no soportar el
artificio de ninguna más. Y ante esta
total iconoclastia que le hace
cerrar los ojos, solo le queda ofrecer su cuerpo despojado, sin imágenes. Un
cuerpo sin máscaras que paradójicamente solo puede mostrarse a través de una
máscara, su última máscara. Un icono contemporáneo de mujer, sin palabras y
total.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />
<div>
<!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<br />
<div id="ftn1">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 9pt; line-height: 115%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"> Palabras del esposo de la artista que le inspiraron a
pintar su Piedad (2005). Citado en <a href="http://www.colarte.arts.co/recuentos/G/GonzalezBeatriz/critica.asp">http://www.colarte.arts.co/recuentos/G/GonzalezBeatriz/critica.asp</a>
(visitada el 6 de junio de 2009)<o:p></o:p></span></div>
</div>
</div>
<br />
<div>
<!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<br />
<div id="ftn1">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 9pt; line-height: 115%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"> El rostro de Galán es en sí mismo todo un ícono de la
violencia, en la categoría de “mártir”.<o:p></o:p></span></div>
</div>
</div>
Sol Astrid Giraldo E.http://www.blogger.com/profile/02405278747823610643noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5171688725709407684.post-4858751242118378042012-12-19T03:51:00.001-08:002012-12-26T05:02:46.143-08:00<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Beatriz González (I)</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Mujeres de papel</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br />
<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh26R2KVsE7Mb1y9SkLeVeR3VIfXtMv_4-De_h476-_MNHjgO8xN_P6L2uf87cbPkKHlb2yPWuNyVZUl8Tbjrt2CEHvhNPB_etdSnIw2pgLltGDvXkJqB6j9Z-yDPtNJqoxK9-kZJakZqd_/s1600/1.+Los+suicidas+del+Sisga+I+BR.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="293" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh26R2KVsE7Mb1y9SkLeVeR3VIfXtMv_4-De_h476-_MNHjgO8xN_P6L2uf87cbPkKHlb2yPWuNyVZUl8Tbjrt2CEHvhNPB_etdSnIw2pgLltGDvXkJqB6j9Z-yDPtNJqoxK9-kZJakZqd_/s320/1.+Los+suicidas+del+Sisga+I+BR.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">B González, <i>Los Suicidas del Sisga</i>, 1965</td></tr>
</tbody></table>
(Bucaramanga, 1938)<br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
A Beatriz González le ha interesado mirar como Colombia se mira así
misma desde los medios de comunicación. Mirar esa literatura de ficción que
pretende ser documental, esa construcción cultural que se asegura natural, ese
simulacro que se instala como lo real, esa anormalidad que duerme bajo la normalidad.
Y, precisamente, ese imaginario colectivo allí petrificado es uno de los
grandes estructurantes de lo corporal y
de la identidad de género entre nosotros. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En este proceso, ella mira las fotografías de la prensa nacional, pero
también al fotógrafo, al medio donde se publica, al que consume la fotografía y el modo y las
circunstancias en que lo hace<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><sup><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-CO; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US;">[1]</span></sup><!--[endif]--></sup></a>.
Y todo eso que hay alrededor que hace posible este intercambio simbólico:
asuntos como la cultura, los códigos sociales, la idiosincrasia, el poder, la
inercia mental y visual. En esa zona compleja del consumo de
las imágenes fotográficas hay de todo, pero a ella no le interesa todo. Se mete
allí, super selectiva, con unas tijeras
de jardinería a cortar curiosos especímenes para coleccionarlos en sus
exclusivas y depuradas carteleras taxonómicas. Escoge, ante todo, lo que atrapa
su mirada, lo que la atrae no tanto por su contenido como por su fuerte
visualidad. Imágenes que de golpe
condensan un mundo. Y empieza a preguntarse cómo se construyó ese mundo, cuáles
son los múltiples mecanismos que lo posibilitan, quién lo hizo, para quién y
con qué fin. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div>
<!--[if !supportFootnotes]--><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><img height="330" src="http://www.banrepcultural.org/warhol/images/colombia/gonzalez-002.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;" width="400" /></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><strong style="background-color: white; color: #666666; font-family: Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 10px; text-align: left;"><em>Beatriz González, La actualidad ilustrada, 1974</em></strong><br />
</td></tr>
</tbody></table>
</div>
<br />
<div style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;">
</div>
<div style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;">
<br /></div>
<div style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En pleno siglo XXI, la nuestra es todavía y cada vez más una sociedad
guiada por un aparato de imágenes como en los tiempos del barroco. Los medios de
comunicación contemporáneos son sistemas que comparten esta retórica visual. En
ellos el mundo también está compartimentado en cielos y paraísos que se quieren
alcanzar y en infiernos que se aspira evitar, batallas todas que se dan en el
terreno de la visualidad. En el relato mediático hay unos cuerpos ejemplares
deseables que se exhiben para ser imitados
y otros cuerpos anti-ejemplares que se muestran como modelos que se deben
evitar. Toda esta lógica visual circula por el aparato retórico de los medios
completamente normatizada. En el barroco existían unos tratados de pintura
canónicos donde quedaba establecido qué se debía representar, cómo, en cuáles
circunstancias y entre quiénes. En la
actualidad, los medios también tienen sus decálogos, algunos escritos, otros
no. Pero ellos deciden qué se debe mirar, cómo y quiénes pueden hacerlo y en
qué circunstancias y con que restricciones debe circular esta mirada. <o:p></o:p><br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiow5ut2PzoTvyxy06fqIOc2teaNMpMLezWv3wcH_Iq429ugL5cN9L2AtO830evy0Vy5s1a7eWKCTdeg8YYKrm4tHS7aKgh2MWmlqstv9b1I1DW8F-W30kiECcWoqOuTDlr7sK3TZevvPE3/s1600/4.+Subdesarrollo+70+BR.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="251" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiow5ut2PzoTvyxy06fqIOc2teaNMpMLezWv3wcH_Iq429ugL5cN9L2AtO830evy0Vy5s1a7eWKCTdeg8YYKrm4tHS7aKgh2MWmlqstv9b1I1DW8F-W30kiECcWoqOuTDlr7sK3TZevvPE3/s320/4.+Subdesarrollo+70+BR.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Beatriz González, <i>Subdesarrollo 70</i>, 1968</td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Y el cuerpo es uno de sus temas privilegiados. Sobre el recaen todo tipo
de restricciones, idealidades, convenciones, normatizaciones, como la del
género. En otras épocas las identidades eran labradas sobre todo por las
creencias religiosas, el aparato educativo y, por supuesto, por los tratados de urbanidad. No sólo había que
ser hombre o mujer sino, sobre todo, había que parecerlo en escenarios definitivos
como la casa, la calle, la iglesia, la escuela. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El género es toda una puesta en escena visual, cuyos límites estan completamente
codificados. Hoy esta esta
definición de género también la dan los medios de comunicación cuyos cuerpos ejemplares
tienen muy establecido lo masculino y femenino visualmente. Así, cuando Beatriz González empieza a mirar esta mirada de los
medios, el tema de género no demora en
salir a la palestra.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7dTJEKFOgb4lkUX9NpAZbwlNixhC0TBBWa3q6tMv-KOqdxL_fyPAuP6y3eIaU2FklX6x89QIWDUbhzBWqL80vWK6mAsgJGLQ1oCP_wDfGgREscTmjAK172OXH1Ucsp0FPnnKebRia_8-R/s1600/3.+Foto+estudio+III+BR.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7dTJEKFOgb4lkUX9NpAZbwlNixhC0TBBWa3q6tMv-KOqdxL_fyPAuP6y3eIaU2FklX6x89QIWDUbhzBWqL80vWK6mAsgJGLQ1oCP_wDfGgREscTmjAK172OXH1Ucsp0FPnnKebRia_8-R/s320/3.+Foto+estudio+III+BR.jpg" width="272" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Beatriz González. Foto Estudio III, 1967</td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En el primer período de su trabajo (de la década del 60 al 80,
aproximadamente) le interesaron sobre todo las historias nimias. Las que se
escondían detrás de los grandes relatos de la política y la economía, las
primeras páginas y los titulares a seis columnas de los periódicos. Por lo
general, se saltaba esta primera plana y se iba directamente a la parte de
atrás del diario y de la conciencia, hasta llegar a la crónica roja. También
rastreaba historias de bajo perfil social y visualidad fuerte en las etiquetas
de productos para el hogar, en los altares, en las desvanecidas reproducciones
de la historia del arte colgadas descuidadamente en las salas, en los
almanaques de fin de año, en las estampitas estridentes. Y ese mundo insignificante –no por casualidad-
estaba poblado, sobre todo, por mujeres.
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Las encontró allí de todas las pelambres: <span lang="ES">novias,
esposas, niñas (johnsons, turcas, con pelota, con perro), ninfas, náyades,
damas (de preferencia renacentistas y
barrocas), madres (las hay por doquier y de todas las épocas), ánimas
benditas, heroínas de la patria (a decir verdad, solo una paisana de la
artista), vírgenes, segadoras, paganas (europeas o chibchas), divas del jet set
(de esas que por aquí nunca
aterrizarían), esposas de políticos, santas, coquetas, amantes (generalmente
asesinadas), reinas, traidoras ... </span>Entonces la artista se dedicó a partir de este
material de segunda mano -no era la realidad lo que manipulaba sino su reproducción - a establecer
quirúrgica y metódicamente una amplia iconografía de las mujeres de nuestra
colombianidad más profunda. Sus obras no son pues retratos del natural sino
reproducciones de los formatos que nuestra sociedad ha establecido como las
posibilidades visuales y corporales de la mujer en Colombia y Latinoamérica. La
artista los emula para que veamos el modelo, cómo se establece y cuál es su
estructura.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_ormkk-LauG97edRJkCKnTZH5CQVMQlxxKYXl3QDolcKojIFA-Sh4ISDgoe8j2VyMdBPyUGG0gOQJNBb3DAqpv57mdOovzaJsfYmVrf3KeKJGCqwSjZLLp1bQzhuOKqnIldmiTFV-5Lpm/s1600/13.+Antonia+Santos.+Sesquicentenario+S.A.+BR.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_ormkk-LauG97edRJkCKnTZH5CQVMQlxxKYXl3QDolcKojIFA-Sh4ISDgoe8j2VyMdBPyUGG0gOQJNBb3DAqpv57mdOovzaJsfYmVrf3KeKJGCqwSjZLLp1bQzhuOKqnIldmiTFV-5Lpm/s320/13.+Antonia+Santos.+Sesquicentenario+S.A.+BR.jpg" width="311" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Beatriz González, Antonia Santos Sesquicentenario S.A, 1969</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Lo que debía hacer
una mujer también está muy determinado visualmente. Realizando una serie de
acciones intransitivas, que se cumplen en sí mismas, que no modifican el
entorno, que no llevan a ninguna parte, estas mujeres recogidas por la artista
en sus recortes de prensa yacen como náyades, posan, miran coquetas, mueren
desesperanzadas, sonríen para la foto, juegan con su bebé, se bañan, acarician
las flores, los perros o las pelotas, cosen, esperan, padecen en el fuego,
rezan, cantan, asienten, callan. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Este relato
mediático está concebido en rosa y en azul, y por eso no estaría completo sin
el lado masculino. E</span>n un eco
armónicamente planteado, el desfile de los hombres es también bastante nutrido.
Se exhiben por allí <span lang="ES">luchadores, militares, santos, próceres, niños (siempre al lado de sus
madres), Papas, sacerdotes, cazadores, cristos, jugadores de billar,
presidentes, enanos, divinos niños, políticos, militares, cardenales quienes
aparecen por contraste. Ellos también enarbolan un definido arsenal de marcas
externas de género como sombreros de copa o mexicanos, sacos, corbatas,
charreteras, sotanas, caballos, medallas, máscaras, crucifijos, capas, barbas, bigotes, gafas, corbatines y a veces
hasta llevan flores cuando son amantes o
santos. Se trata nuevamente de aquel sobre cuerpo que se impone a hombres y
mujeres en la exterioridad para plantearlos visualmente como habitantes de
mundos antitéticos e irreconciliables. El hombre de la prensa acaba de
demostrar su radical alteridad con las acciones que suele ejecutar. Estos
hombres, sangran, luchan, montan a caballo, bendicen, salvan la patria, dan
discursos, sufren, mueren, matan. </span><br />
<span lang="ES"><br /></span>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><img height="400" src="http://t2.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcRVammQnRxMO0KTrVodaLPt6LTaqlamqC0dakdv3ndBy74FfsEVfnRlvdyUHg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;" width="292" /></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><strong style="color: #666666; font-family: Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 9px; text-align: start;">B González, Apuntes para la historia Extensa de Colombia I. 1967.</strong></td></tr>
</tbody></table>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span lang="ES" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"></span></div>
</div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Los </span>cuerpos femeninos y masculinos de la prensa
nacional también habitan cielos o infiernos como en los tiempos barrocos. Si
bien el cielo ya no ocupa la parte de arriba de los cuadros como entonces, se
despliega ahora en los paraísos
perfectos la publicidad y en las páginas sociales donde a falta de ángeles
sobrevuelan zarinas falsas, reinas de Inglaterra con caballos o primeras damas
de Estados Unidos con camello. Cuerpos gloriosos, inaccesibles, beatíficos y
sobre todo inalcanzables. El infierno, por su parte, sí tiene una cara muy
colombiana. Una cara mestiza, imperfecta, inadecuada, teñida de mal gusto, del
rojo de la pasión, de los tics del descontrol. Es un cuerpo que literalmente se
ha salido de casillas. Estos cuerpos y sus imágenes son peligrosos. Podrían dejar
penetrar el caos y la muerte en la perfección del relato mediático. Por eso
inmediatamente son controlados por la mirada congelada de Gorgona, que los
aplana, esteriliza y normatiza
permitiéndolos circular ya domesticados. Estas son las fotografías de los
amantes suicidas, o la del policía que
asesina a la mujer de su amigo antes de matarse él mismo, o de los suicidas
solitarios que mueren gritando “Ay
mamita”. Sobres estas anomalías, vísceras y excrecencias sociales, se
construyen las imágenes anti-ejemplares de los cuerpos que se deben evitar y
desechar después de su exhibición para el escarnio público, como se hacía con
los cuerpos atormentados de los condenados al infierno en los relatos barrocos.
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi53R56bHo37WSmgoelwlKr87Cra2pt4ADPJ7dSdDpUMIQhfwgMQdKIYG-TJ8lZAPGzUDG_96AgGZEX8dZ-KFRAMMgulmZEHB7QkiH1hXJVbECLuwaKnrLmHo0oh2VqlvNTU6GQNReBsAD7/s1600/Mi+lucha+es+por+el+ni%C3%B1o+BR.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="235" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi53R56bHo37WSmgoelwlKr87Cra2pt4ADPJ7dSdDpUMIQhfwgMQdKIYG-TJ8lZAPGzUDG_96AgGZEX8dZ-KFRAMMgulmZEHB7QkiH1hXJVbECLuwaKnrLmHo0oh2VqlvNTU6GQNReBsAD7/s320/Mi+lucha+es+por+el+ni%C3%B1o+BR.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Beatriz, González, <i>Mi lucha es por el niño</i>, 1972</td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Pero entre cielos e infiernos siempre existieron limbos, esos lugares
terriblemente aburridos donde no se gozaba del olor a santidad de la eternidad
pero tampoco de las delicias perversas del dolor carnal eterno que nunca
dejaban olvidar que se había tenido un cuerpo. El limbo desodorizado en los periódicos
está habitado por la clase media con sus maternidades estandarizadas, sus niñas
con vestidos de tisú que no las dejan saltar, con sus gatos jugando eternamente
con lanas, con sus costureras encapsuladas en canastas de mimbre. Cuerpos más
que blancos con ganas de serlo, más que bellos forcejeando con sus anomalías
criollas, más que aristócratas con su incapacidad para parecerlo, completamente
inadecuados para el éxito, la modernidad y el glamour.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: #141414; color: white; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 18px; text-align: start;">Extracto del capítulo "Beatriz González: de los cuerpos ejemplares a los sacrificiales", en GIRALDO, Sol Astrid, "Cuerpo de mujer: modelo para armar", Medellín, Editorial La Carreta, 2010</span> <o:p></o:p></div>
<br />
<div>
<!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<br />
<div id="ftn1">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 9pt; line-height: 115%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"> PEDRAZA, Op. cit, p 51<o:p></o:p></span></div>
</div>
</div>
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<br />
<div id="ftn1">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="file:///C:/Users/Usuario/Documents/Sol/ARTE/INVESTIGACIONES%20ART/MUJERES%20II/TEXTOS%20mujeres/cuerpo%20de%20mujer%20XII.doc#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 9pt; line-height: 115%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 9.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"> JARAMILLO, Carmen María. “Las imágenes de los otros: una
aproximación a la obra de Beatriz González en las décadas del 60, 70 y mitad
del 80”, en: Beatriz González. Bogotá: Villegas Editores, 2005 p 15-21.<o:p></o:p></span></div>
</div>
</div>
Sol Astrid Giraldo E.http://www.blogger.com/profile/02405278747823610643noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5171688725709407684.post-13165546953293978322012-12-18T08:00:00.001-08:002012-12-19T05:20:08.327-08:00<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Liliana Angulo</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
¿De qué color es la negra?</div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<img height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhIc8J3xauNKsQNzwZEIUyex1G2pgWXpdh8P7QfSH2gkV8WsU2cf3hw8VsJyQdJdMOk9eixSbJYyUiu7WKO0RKo1lgQ1n2OWry6nvHtySbTfn56MNfDFOzriLgkpWu7jKEOgv0C99wcJLiJ/s640/10_NegrutopicoPol.jpg" width="492" /><br />
<br />
Liliana Angulo (Bogotá, 1974)</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES">El recorrido visual de Liliana Angulo es un “viaje sin mapa” (como se tituló una exposición colectiva en la que participó en el 2006, sin brújula, sin muchos referentes. Un viaje por la historia, las políticas de representación, las imágenes, su construcción o negación. ¿Dónde buscar la imagen de la mujer negra? ¿En una África lejana?, ¿en el mito?, ¿en la beligerancia?, ¿en los fetiches del consumo? , ¿en los lugares comunes?, ¿en los vacíos? ¿En la historia que no se escribió? ¿Dónde está el cuerpo de la mujer negra? ¿Dónde explorarlo más allá de los souvenires con candongas para las cocinas, del pelo Bon-Bril, de los chistes de salón, de los ídolos sexuales de la publicidad, de las sirvientas de las telenovelas, de las hechiceras de la literatura, de las modelos exóticas de Colombia Moda?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES">El suyo es un viaje intrincado, por tierras incógnitas, por silencios, por callejones sin salida, por puertas selladas, por ojos cerrados. Un viaje por el imaginario visual, del arte a la publicidad, que ha estereotipado o simplemente ignorado su representación. Es un viaje ciego al centro del negro, entendiendo éste no como un color o unas características antropomórficas, sino como una construcción histórica, social, corporal y visual que ha propiciado precisamente ciertas connotaciones culturales para algunos rasgos físicos naturales. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span lang="ES" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img src="http://www.urgentecali.org/presentacion/imagenes/img_artistas/liliana_angulo3/liliana_angulo3%20(1).jpg" /> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;">
<br /></div>
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<br /></div>
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<br /></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Negro Utópico” es una serie de fotografías que nos pone de nuevo ante aquella familiar iconografía que unifica a las frutas y al cuerpo de las negras en un solo golpe visual, como si estos dos elementos estuvieran mezclados indisoluble e ineluctablemente, no tanto por la historia, como por la naturaleza. Los bodegones de frutas aparecen aquí reproducidos sobre los baldosines de un lugar claustrofóbico donde se desarrollan labores domésticas (las cuales también parecen “por naturaleza” inseparables del cuerpo femenino negro). El motivo frutal se sale de las paredes para inundarlo todo: se riega sobre una mesa y se reproduce obsesivamente en la ropa de la mujer negra, protagonista de la historia relatada en estas fotografías. Las frutas se han comido el espacio y casi que incluso este cuerpo mimetizado con una pared que parece tragárselo a punta de colores y motivos chillones. Es un cuerpo-cocina.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br />
<img height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgteX6G_aBUdrDxYaUYul8YTDGBGmMY98UZFZdjTdPv5seBEiFl_hlGElxeINCVocIsabl5NV6_7xcQEDVBwi-uUhKA1eyMpDOh4CXPCPik_uLwMApGB8kfl_LQbdPXwghCP9OxVFbpvGo/s400/Liliana-Angulo-Black-Utopic.jpg" style="text-align: center;" width="310" /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Esta negra sin embargo no está allí para ser mirada s: al contrario en todo momento nos mira. Y no sólo eso, se nos ríe en la cara con unos desconcertantes y procaces labios blancos. Se sabe depositaria de un rol, se disfraza de negra “utópica”, representando su papel hasta las últimas consecuencias. Aunque la modelo de las fotos es negra, su cara vuelve a ser pintada de negro. Aunque su pelo es rizado, usa una estrambótica peluca todavía más crespa. Su cuerpo asume hasta la exageración el lenguaje corporal que se ha establecido para los negros. Así, estas fotografías afrontan la estereotipada iconografía de la mujer negra -que va de la mujer-pedazo suculento de carne a la mujer exótica, sirviente, mulata, africana o bruja, elaborada desde los tiempos coloniales-, con una estrategia de reiteraciones y redundancias que lleva sus presupuestos al extremo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Las invasivas frutas aparecen todavía una vez más, ya no como escenografía y vestuario, sino como objetos sobre una tabla que tiene la mujer en las manos. Ella, siempre sonriente, pica banano (el infaltable banano que persigue a las negras desde la memoria colonial más profunda) y luego lo introduce en una licuadora. Las reiteraciones siguen. La mujer posa ante los ojos del espectador, no sólo pareciendo lo que se supone debe parecer –una negra-, sino haciendo lo que se supone hacen las negras. Primero zarandea una escoba mientras se arregla su peluca. Después plancha una tela estampada también con motivos frutales sobre una mesa hecha del mismo material. Una vez más nos mira y nos sonríe. Finalmente, licúa sus frutas y se bebe, como si nada, un delicioso jugo en este lugar agobiado por la estridencia y los lugares comunes.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<img height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh485esifGtZeGVHXmlRUoH-II3_45rlTNv-jUUpRAhRIHCeF_y2YCQ4Vz7uP0Vonapd_CcYPHwH4-orQ6YNe9B4-9taOSWQ-NfUnhImuTAZvos-KMop2o54p0wvgxtNBVr91rQAw7d9EQb/s400/Negrutopico09.jpg" width="308" /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sin embargo, esta negra aquí no sólo licúa unas frutas, sino también, a través de la paradoja y la ironía, siglos de estereotipos y exotizaciones. Para hacerlo, la artista Liliana Angulo ha escogido el escenario de su cuerpo, ocupando el lugar de adelante y atrás de la cámara como modelo y fotógrafa a la vez. Lo ha hecho no para embriagarse con su reflejo particular, sino para emprender una aventura iconoclasta que permite interrogar la historia de estas representaciones, sus fuentes visuales y los castrantes y omnipresentes códigos visuales que determinan y atrapan las identidades.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES">El lenguaje contemporáneo de esta artista relativiza, ironiza, desestructura esos mismos estereotipos. Vuelve una pregunta aquella estética, aquella iconografía complaciente de la mujer negra y descubre allí la mirada ejercida desde el poder económico, racial y sexual. Angulo se compromete a fondo en esta revisión de las representaciones, realizando un rastreo histórico de los iconos más potentes que han dominado la producción de imágenes de lo negro en nuestro medio. Y para hacerlo visita sistemáticamente aquellas imágenes emblemáticas que en las muecas repetidas construyen a la vez que constriñen el cuerpo y la identidad de esa mujer negra triplemente excluida de las iconografías nacioanles por mujer, por negra y por pobre..</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div>
<br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
Publicado en "Cuerpo de mujer: modelo para armar", Editorial La Carreta, Medellín, 2010<br />
<div id="ftn1">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
</div>
</div>
</div>
Sol Astrid Giraldo E.http://www.blogger.com/profile/02405278747823610643noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5171688725709407684.post-47988958123251357222012-12-18T07:58:00.001-08:002012-12-19T05:25:33.916-08:00<br />
<br />
<br />
María Angélica Medina<br />
<br />
La tejedora<br />
<br />
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=4166596624826612655" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"></a><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=4166596624826612655" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"></a><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=4166596624826612655" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"></a><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=4166596624826612655" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"></a><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=4166596624826612655" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"></a><a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=4166596624826612655" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"></a><br />
<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: 15.6pt; text-align: center; text-indent: 12pt;">
<span lang="ES" style="background-color: white; color: #333333; font-size: 9.5pt;">"Más que con Penélope, me identifico con Ariadna. Le doy a los espectadores el hilo para que encuentren su salida. Ofrezco a las personas la opción de preguntar, de buscar sus propias respuestas"</span><br />
<span lang="ES" style="color: #333333; font-size: 9.5pt;"><br /></span><span lang="ES" style="color: #333333; font-size: 9.5pt;"></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: 15.6pt; text-align: center; text-indent: 12pt;">
<span style="color: #333333; font-size: 9.5pt; line-height: 15.6pt; text-align: left; text-indent: 12pt;"><br /></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: 15.6pt; text-align: center; text-indent: 12pt;">
<img height="238" src="http://t2.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcT8YONU1x3MbuYrOEt-JJ7KFqX8cB71I4ymS_tJ0dopgt5-tFGviHZ6lZQC" width="320" /><br />
<br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 15.6pt; text-indent: 12pt;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-size: 9.5pt;"><span style="background-color: white;">Desde hace 22 años, la artista viene elaborando una pieza en polipropileno sintético que hoy mide <st1:metricconverter productid="800 metros" w:st="on">800 metros</st1:metricconverter> y pesa 100 kilos. Desde el 2000 nunca teje en privado sino que lo hace en público, en una especie de acción en la que siempre está conversando con un espectador de turno que se sienta en una silla al lado de la suya. Y este diálogo sucede sobre una base de madera que se convierte en el espacio sobre el cual se dan estos diálogos espontáneos y sirven para darle un límite a la obra.</span><o:p></o:p></span></div>
<br /></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: 15.6pt; text-align: center; text-indent: 12pt;">
</div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: 15.6pt; text-align: center; text-indent: 12pt;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 15.6pt; text-indent: 12pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 9.5pt;">Aunque formalmente se puede hablar de un performance, una instalación y hasta de una escultura, lo que realmente le interesa a Medina es ese proceso por medio del cual entra en contacto con el público, más que el posible objeto que puede resultar de este trabajo. </span><br />
<span lang="ES" style="font-size: 9.5pt;"></span><br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 15.6pt; text-indent: 12pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 9.5pt;"><span lang="ES" style="color: #333333; font-size: 9.5pt;"></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 15.6pt; text-indent: 12pt;">
</div>
<br />
<span lang="ES" style="font-size: 9.5pt;"><br /></span><span lang="ES" style="font-size: 9.5pt;"><br /></span><span lang="ES" style="font-size: 9.5pt;">Para Medina, el tejer es un lenguaje, un oficio y una disciplina mental, y a través de esto trata de cambiar los monólogos autistas del arte por el diálogo, la comunicación, el intercambio, de ideas, sensaciones, recuerdos. "Mi obra sin público no es nada", dice. De esta manera, Medina entiende su trabajo como un proceso continuo, infinito, mecánico que en su constante repetición puede liberar la mente de artista y espectador para predisponerlos a un diálogo libre. La "Pieza de conversación" -entendiendo "pieza" en sus dos sentidos de lugar y objeto-, se convierte así en un punto de encuentro de seres humanos sobre una metáfora física, alrededor de la cual, además de hilos se tejen relatos, historias, conversaciones. Esto es lo que realmente le interesa: "La obra -dice- es el poder involucrar a la gente en el arte".<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-size: 9.5pt;"><br /></span><span lang="ES" style="font-size: 9.5pt;"><br /></span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span lang="ES" style="font-size: 9.5pt; margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img height="298" src="http://t2.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcSarSInBuRNWbZG0IcAoGxKN-_qUyBI6sFnh1GaOgIKKWggfxVKwRtYFJA6oA" width="400" /></span></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 15.6pt; text-indent: 12pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 15.6pt; text-indent: 12pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 9.5pt;">Al lado de la "pieza de conversación", una obra que se entiende como diálogo, obra en proceso nunca acabada, realizada con materiales sintéticos e industriales, desfuncionalizada, pública, colectiva; Medina viene desarrollando desde la década del 70 piezas de ropa que ella misma usa. En estas, al contrario del gigantesco rollo, busca establecer un monólogo interior, un instante de intimidad y autoafirmación. Después de usar esta ropa, la enmarca en cajas de cristal, madera y acero inoxidable y las exhibe, en una obra provocadora que habla del cuerpo ausente, de la cultura, de la tradición, del paso del tiempo, de la ropa como segunda piel, de los procesos de la estética.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 15.6pt; text-indent: 12pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 9.5pt;">Entre su monólogo íntimo y su diálogo público, Medina ha desarrollado una obra coherente y silenciosa en la cual temas como el adentro y el afuera, lo público y lo privado, el proceso y el objeto, el hacer y los conceptos, la impronta frente al paso del tiempo y el anonimato, el arte como acto comunicativo, el puente entre las generaciones y la disciplina como un acto mental siempre han estado presentes.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 15.6pt; text-indent: 12pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 9.5pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 15.6pt; text-indent: 12pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 9.5pt;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 15.6pt; text-indent: 12pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 9.5pt;">María Angélica Medina nació en Niza, Francia (1939). Estudió en <st1:personname productid="la Guildhall School" w:st="on">la Guildhall School</st1:personname> for Music and Drama de Londres, y en <st1:personname productid="la Ecole" w:st="on">la Ecole</st1:personname> du Louvre. También en el Instituto de Investigación de <st1:personname productid="la Expresión Colombiana" w:st="on">la Expresión Colombiana</st1:personname> de Bogotá. Se ha desempeñado como docente de <st1:personname productid="la Universidad" w:st="on">la Universidad</st1:personname> de los Andes, museógrafa y curadora. Desde los 70 incursionó en el arte contemporáneo nacional, primero con sus piezas tejidas de ropa y después con la elaboración de su "Pieza de conversación". Ha participado en varios salones nacionales y expone habitualmente a nivel nacional e internacional.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 15.6pt; text-indent: 12pt;">
<br /></div>
Texto realizado para MDE 07 Encuentro Internacional de Arte Medellín<br />
<div>
<br /></div>
Sol Astrid Giraldo E.http://www.blogger.com/profile/02405278747823610643noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5171688725709407684.post-60324711857883965832012-12-18T07:48:00.001-08:002012-12-19T05:39:39.173-08:00<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<b><span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;">Liliana Estrada</span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<b><span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span style="background-color: white; color: #222222; font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 10pt; line-height: 19px;">El violentado objeto del deseo</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="background-color: white; color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjiPZdjtIg1qlzpiIVPbFG4dlqf_pLotUc5tdTLX8tF1VLErzs2Di_x-57WnnxNzPs35aAPFsmV5zN-2cuFNw8hsZ6Z0LevsH4pQsnJICdGFp6ixm10Hf4hru78qc0yPYJFvvEBzFescxo/s1600/_Liliana_Estrada_1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjiPZdjtIg1qlzpiIVPbFG4dlqf_pLotUc5tdTLX8tF1VLErzs2Di_x-57WnnxNzPs35aAPFsmV5zN-2cuFNw8hsZ6Z0LevsH4pQsnJICdGFp6ixm10Hf4hru78qc0yPYJFvvEBzFescxo/s320/_Liliana_Estrada_1.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Liliana Estrada, <i>Ofelia</i></td></tr>
</tbody></table>
<span lang="ES" style="background-color: white; color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="background-color: white; color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="background-color: white; color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;">Liliana Estrada se ocupa de aquella violencia privada de la que no se habla. Su foco es la violación, a la cual se acerca zarandeando algunos clichés femeninos. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="background-color: white; color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span><span lang="ES" style="background-color: white; color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span><span lang="ES" style="background-color: white; color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span><br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgx3bqX5K69TGnfY7tVj67fGDrp9YcICiMTP4llqksaJKIuUqvOQzl_A1PYUlQOJSYJl3HbPdbZmafYrhHV8blDnIZ6HJPU3gfYfcsv2Ruo-m6-lGHFYzTk2leffEXe1nLWSjkLOtO9wFQ/s1600/Liliana_Estrada+OFELIA+2010-11.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgx3bqX5K69TGnfY7tVj67fGDrp9YcICiMTP4llqksaJKIuUqvOQzl_A1PYUlQOJSYJl3HbPdbZmafYrhHV8blDnIZ6HJPU3gfYfcsv2Ruo-m6-lGHFYzTk2leffEXe1nLWSjkLOtO9wFQ/s320/Liliana_Estrada+OFELIA+2010-11.jpg" width="213" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Liliana Estrada, <i>Ofelia</i></td></tr>
</tbody></table>
<span lang="ES" style="background-color: white; color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="background-color: white; color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;">En la construcción visual del género, la ropa tiene un importante papel. Los cuerpos de las mujeres están marcados simbólicamente por telas blancas y frágiles que remiten a la pureza. Los vestidos de niñas que llegan a esta instalación, sin embargo, están manchados por el rojo de la sangre y el negro de la violencia. Una contaminación que sucede en silencio, pues el volumen de la violencia es tal que no necesita parlantes.</span><br />
<span lang="ES" style="background-color: white; color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg9ZoeWvv-r4HtebQJXQ61yLwYpnbyNdS6i8f5xe1O8_BUqUF9cBAIPTxsWfe5m9wtCzTAKOvsim41Zw0DdMaRLtXXt3_SKzC5CfvzcajadWH5XxFR2PXb_nsC_3ny83FCg_AQ_saxodoo/s1600/Liliana_Estrada_2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="247" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg9ZoeWvv-r4HtebQJXQ61yLwYpnbyNdS6i8f5xe1O8_BUqUF9cBAIPTxsWfe5m9wtCzTAKOvsim41Zw0DdMaRLtXXt3_SKzC5CfvzcajadWH5XxFR2PXb_nsC_3ny83FCg_AQ_saxodoo/s320/Liliana_Estrada_2.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Liliana Estrada, <i>Ofelia</i></td></tr>
</tbody></table>
<span lang="ES" style="background-color: white; color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="background-color: white; color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="background-color: white; color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"> En esta instalación nada se ve, pero la tragedia se presiente. Incluso el cuerpo está ausente y apenas es evocado por algunos fragmentos. No hay rostros. Sólo pedazos de unas piernas que no tienen el contorno exigido por los cánones estéticos ortodoxos. Son frágiles, están llenas de cicatrices. </span><br />
<span lang="ES" style="background-color: white; color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span><span lang="ES" style="background-color: white; color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span><br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgzPeXuewmBzGusMNvQlgvMW1qvbAye3r4V1MfsdnW-0FmTXN9xJrtlUwZ9h1SGn_1mlnCtqbD-kiCioNXcNtgIjd4TjMJrmIjjAWi59_N66qFtVaoL55-UBG6EGCHLcyo7bq-7dXoi1fQ/s1600/Liliana_Estrada_3.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="214" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgzPeXuewmBzGusMNvQlgvMW1qvbAye3r4V1MfsdnW-0FmTXN9xJrtlUwZ9h1SGn_1mlnCtqbD-kiCioNXcNtgIjd4TjMJrmIjjAWi59_N66qFtVaoL55-UBG6EGCHLcyo7bq-7dXoi1fQ/s320/Liliana_Estrada_3.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Liliana Estrada, <i>Ofelia</i></td></tr>
</tbody></table>
<span lang="ES" style="background-color: white; color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="background-color: white; color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="background-color: white; color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;">Mientras los pies, usualmente olvidados de las iconografías femeninas, emergen exhaustos, rendidos o amarrados</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="background-color: white; color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;">Están sobre un fondo floral oscuro: es que los lechos de rosas albergan espinas. La cabeza de un ratón enfatiza las fuerzas oscuras que estructuran por debajo la escena. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="background-color: white; color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span><span lang="ES" style="background-color: white; color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span><br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0yt9yU5nKEkWPCe-WC1p0zZsXKYkXxAKd8S3p1jK6AnH6A9MuX2dn1_ZK5fWMyTNMjU123W-ApSOAFb-hX9ug7bCYYIhYyiSJ5w5sz4Dg3AJgaLY9hbNTJjxQjicjMS4O5E9r2j1LrGk/s1600/Liliana_Estrada+5.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="214" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0yt9yU5nKEkWPCe-WC1p0zZsXKYkXxAKd8S3p1jK6AnH6A9MuX2dn1_ZK5fWMyTNMjU123W-ApSOAFb-hX9ug7bCYYIhYyiSJ5w5sz4Dg3AJgaLY9hbNTJjxQjicjMS4O5E9r2j1LrGk/s320/Liliana_Estrada+5.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Liliana Estrada, <i>Ofelia</i></td></tr>
</tbody></table>
<span lang="ES" style="background-color: white; color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><span style="background-color: white;">Estas fotografías son las piezas desoladas de un rompecabezas al que le faltan fichas que nunca aparecerán. Las imágenes están instaladas, creando un opresivo espacio de confinamiento, que remite a un altar atroz donde el otro es negado en un omnímodo acto de poder. Espacio cargado donde flota sin redención esta <i>Ofelia</i>, reducida a un vestido: guante, huella y reliquia de su aniquilación corporal.</span></span><br />
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><span style="background-color: white;"><br /></span></span>
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><span style="background-color: white;">Liliana Estrada, Manizales, 1959</span></span><br />
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><span style="background-color: white;"><br /></span></span>
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><span style="background-color: white;">Apartes del prólogo del catálogo "El arte en Caldas: las mujeres" por Sol Astrid Giraldo, Museo de Arte de Caldas, Manizales, 2012</span></span></div>
Sol Astrid Giraldo E.http://www.blogger.com/profile/02405278747823610643noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5171688725709407684.post-3632350045471167512012-12-18T07:46:00.001-08:002012-12-18T14:20:19.630-08:00<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><b style="background-color: white;">Beatriz Echeverri</b></span><br />
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><b style="background-color: white;"><br /></b></span><span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><b style="background-color: white;">El cuerpo, un campos de batalla</b></span><br />
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><b style="background-color: white;"><br /></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><b style="background-color: white;"> (Salamina.Colombia, 1936)</b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><b><br /></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><b><br /></b></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEicBL_jiYFUDM_Je97zIMpzLatj3qesZiXi_2PmV2rKyeOmf3vY3M0LrV2fnQyKJTeE_VZCLfgMdFXQ4NP5DhrSBt9mhn_RtnWf4wq3VAqashTdBtbWewe7hIxlhvjKqTnFRQ8PspzPkow/s1600/escanear0025.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEicBL_jiYFUDM_Je97zIMpzLatj3qesZiXi_2PmV2rKyeOmf3vY3M0LrV2fnQyKJTeE_VZCLfgMdFXQ4NP5DhrSBt9mhn_RtnWf4wq3VAqashTdBtbWewe7hIxlhvjKqTnFRQ8PspzPkow/s320/escanear0025.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Sin título, <span style="background-color: #e0e0d3; color: #000066; font-family: Tahoma, Verdana, Arial; font-size: 11px; text-align: start;">Tecnica mixta, resina y cubierta de piel</span></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><b><br /></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span style="background-color: white;"><span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;">En esta obra, el huracán de la violencia colombiana entra a desestructurar los códigos tradicionales de la representación del cuerpo femenino. </span><span style="color: #222222; font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 10pt; line-height: 19px;">Las imágenes icónicas de la mujer en el arte colombiano, instaladas en la</span><span style="color: #222222; font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 10pt; line-height: 19px;"> </span><span style="color: #222222; font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 10pt; line-height: 19px;">plácida</span><span style="color: #222222; font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 10pt; line-height: 19px;"> </span><span style="color: #222222; font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 10pt; line-height: 19px;">belleza de las madonas o de las damiselas de un Cano o un Garay, se deshacen en esta escultura contemporánea que habla de las violencias sobre el cuerpo femenino. La piel de porcelana de las mujeres ideales se convierte aquí, y no sólo por una necesidad formal,</span><span style="color: #222222; font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 10pt; line-height: 19px;"> </span><span style="color: #222222; font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 10pt; line-height: 19px;">en un rudo cuero. </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span style="color: #222222; font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span style="color: #222222; font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgHuQPDgm2cJHKbw99Bc8BxfPi1BIwnk712bLXRbKViD98dboiV_814Z3ugUz2Vm6nzrZG9TOM15k15Jqz5jBx06b98Og9eleizZEAmo-YZ1uCFO8KlNTedHs5PZyhLG3lfPTRlHfm1Juo/s1600/DSC00904.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgHuQPDgm2cJHKbw99Bc8BxfPi1BIwnk712bLXRbKViD98dboiV_814Z3ugUz2Vm6nzrZG9TOM15k15Jqz5jBx06b98Og9eleizZEAmo-YZ1uCFO8KlNTedHs5PZyhLG3lfPTRlHfm1Juo/s320/DSC00904.JPG" width="240" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Anónimo, Museo Colonial de Bogotá</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://www.colarte.com/graficas/Escultores/EcheverriBeatriz/EchB13845.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Sin titulo - Beatriz Echeverry" border="0" height="320" src="http://www.colarte.com/graficas/Escultores/EcheverriBeatriz/EchB13845.jpg" width="256" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: start;">Sin título, <span style="background-color: #e0e0d3; color: #000066; font-family: Tahoma, Verdana, Arial; font-size: 11px; text-align: start;">Mixta, poliuretano, fibra de vidrio y cuero,<br /> </span><span style="color: #000066; font-family: Tahoma, Verdana, Arial;"><span style="font-size: 11px;">http://www.colarte.com/colarte</span></span></td></tr>
</tbody></table>
<span style="color: #222222; font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span style="color: #222222; font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="clear: right; color: #222222; float: right; font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 10pt; line-height: 19px; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="background-color: white; color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;">Mujeres con cadenas en su pubis, en sus manos, con suturas en el vientre preñado, cuerpos contrahechos donde la anatomía se desbarata ante las necesidades expresivas. Quizás el orden social quebrado no puede producir más cuerpos armónicos. O quizás el desorden social sólo halla su imagen en el desorden corporal de estos engendros.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><img alt="Mujer sola - Beatriz Echeverri" border="1" id="Img1" name="foto" src="http://www.colarte.com/graficas/Escultores/EcheverriBeatriz/EchBzll111.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;" /></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><i>Mujer Sola,</i> técnica m<span style="background-color: #e0e0d3; color: #000066; font-family: Tahoma, Verdana, Arial; font-size: 11px; text-align: start;">ixta, </span>http://www.colarte.com/colarte</td></tr>
</tbody></table>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 10pt; line-height: 19px; margin-left: 1em; margin-right: 1em;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="background-color: white; color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"> En la historia de la infamia local, los cuerpos desmembrados de la guerra han constituido una macabra tradición desde el conflicto políticos de la década del 50. Por eso no es de extrañarse que también haya sido un tema insistente de nuestra iconografía desde los tiempos de Luis Ángel Rengifo y Carlos Correa, hasta las más recientes interpretaciones de Grau y Botero, entre otros cientos. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://www.colarte.com/graficas/Escultores/EcheverriBeatriz/EchByy30.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Sin titulo, Cabeza - Beatriz Echeverri" border="0" height="320" src="http://www.colarte.com/graficas/Escultores/EcheverriBeatriz/EchByy30.jpg" width="213" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Sin título, </td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh3xehtBGPqNPqKtgntOqhmT213zjVGA6ylBeZmDrUeyqr5akVPRcD5P4GS2Vr7XhSgisha10XPmvWVJA7oRiJbXVptcUMKCkp9tHWCCSPEoalzdHttCZu4pKvXx2By4j7BCyH1uWKcXEw/s1600/escanear0066.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="171" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh3xehtBGPqNPqKtgntOqhmT213zjVGA6ylBeZmDrUeyqr5akVPRcD5P4GS2Vr7XhSgisha10XPmvWVJA7oRiJbXVptcUMKCkp9tHWCCSPEoalzdHttCZu4pKvXx2By4j7BCyH1uWKcXEw/s320/escanear0066.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Luis Ángel Rengifo, <i>Corte de Franela</i>, Serie <i>Violencia</i> , 1963</td></tr>
</tbody></table>
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><span style="background-color: white;">Sin embargo, el lugar de la víctima suele estar ocupado en aquellas imágenes por cuerpos masculinos. Beatriz Echeverri, al contrario, habla aquí de los cuerpos femeninos como botín de guerra. Cuerpos monstruosos para tiempos monstruosos que también proponen una lectura de género sobre el ejercicio de la violencia en Colombia. </span><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 19px;"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><img alt="Nape - Beatriz Echeverri" src="http://www.colarte.com/graficas/Escultores/EcheverriBeatriz/EchBsx11.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;" /></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><i>Nape,</i> p<span style="background-color: #e0e0d3; color: #000066; font-family: Tahoma, Verdana, Arial; font-size: 11px; text-align: start;">oliéster y cuero, </span>www.colarte.com/colarte</td></tr>
</tbody></table>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 10pt; line-height: 19px; margin-left: 1em; margin-right: 1em;"></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 10pt; line-height: 19px; margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 10pt; line-height: 19px; margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span lang="ES" style="color: #222222; font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 10pt; line-height: 19px; margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span lang="ES" style="background-color: white; color: #222222; font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 10pt; line-height: 19px; margin-left: 1em; margin-right: 1em;">Tomado de "El Arte en Caldas: Las Mujeres". Prólogo por Sol Astrid Giraldo</span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span lang="ES" style="background-color: white; color: #222222; font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 10pt; line-height: 19px; margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="color: #222222; font-family: Times New Roman, serif; font-size: x-small;"><span style="background-color: white; line-height: 19px;">Obras de Beatriz Echeverri http://www.colarte.com/colarte/conspintores.asp</span></span></div>
<div>
<span style="color: #222222; font-family: Times New Roman, serif; font-size: x-small;"><span style="background-color: white; line-height: 19px;"><br /></span></span></div>
Sol Astrid Giraldo E.http://www.blogger.com/profile/02405278747823610643noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5171688725709407684.post-4450252745677587652012-12-18T07:39:00.000-08:002012-12-18T13:59:43.077-08:00<br />
Flor María Bohout<br />
Anatomía del deseo<br />
Bello (Colombia), 1949. Vive actualmente en Guadalajara, México<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgNdA_LhD5w8xo64cxKbISLrkJH5bhkMy6PRiZrHY-gWGMRLAp1hy3TLc-hNPy1F_CCB2lBET9XUnllP33k7Cr9x3rZi_tUfKvgN9FTO33_UiZJ_rnL1BNzIpfeZ6gqrTmtygSNmOVCCVg/s1600/6+Instancias+del+extasis.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="211" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgNdA_LhD5w8xo64cxKbISLrkJH5bhkMy6PRiZrHY-gWGMRLAp1hy3TLc-hNPy1F_CCB2lBET9XUnllP33k7Cr9x3rZi_tUfKvgN9FTO33_UiZJ_rnL1BNzIpfeZ6gqrTmtygSNmOVCCVg/s320/6+Instancias+del+extasis.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><i>Instancias del Éxtasis</i></td></tr>
</tbody></table>
<br />
<br />
<br />
<div class="MsoNormal">
Las mujeres de Flor María Bohout se entregan a la pasión, al instinto, los excesos y al descontrol. Son mujeres que, a diferencias de las habitantes de los paraísos de la publicidad, ya no desean ser deseadas sino que desean. Y en ello se empeñan con manos, cabellos, senos, uñas, dientes, piernas y vaginas. No le temen a la carne, sino que buscan en ella su cielo. Y lo hacen desde una posición activa. En el juego de los sexos, se resisten a ocupar el papel del fetiche: inauguran en los imaginarios del arte colombiano la inédita categoría de la mujer-sujeto sexual.</div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhcqGPuwuOclMSsXJCBcHWIDAQKGqAX75a8GO6tb1csa17cpgZFRTfKI02JELL4VIvv8siFhn3o-800WrOVz42ocn9danjqtEP0fbU-2zSQMKEu_tTfk23zZbc7CyXTRU2d8J19knQQslY/s1600/11+Serie+de+los+amantes.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="215" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhcqGPuwuOclMSsXJCBcHWIDAQKGqAX75a8GO6tb1csa17cpgZFRTfKI02JELL4VIvv8siFhn3o-800WrOVz42ocn9danjqtEP0fbU-2zSQMKEu_tTfk23zZbc7CyXTRU2d8J19knQQslY/s320/11+Serie+de+los+amantes.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Serie <i>Los Amantes</i></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
</div>
<div class="MsoNormal">
Los cuerpos de Bouhot son paganos por su ruptura definitiva con la anatomía piadosa que se había establecido en la representación de los cuerpos colombianos desde sus fuentes barrocas. Esta anatomía privilegiaba ciertos órganos, los aéreos, los relacionados con el cielo como el rostro, las manos y los brazos, en detrimento de la zona innoble que quedaba cerca de la tierra y debajo de la cintura, creando todo un sistema (la anatomía en pendiente de la que habla Vigarello), de lo más valorado en la parte superior a lo más vil en la parte inferior . </div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiy5Wt-Lo08VOMWXXdSbeO_tBO7xNpwm0mEzVpNjeAZfeP7aJ9fsIzW1E-U56WSfX6QCYuULfcpcd4sBR9EtENV-gH1OsMVW7Jdlsw-NGjgN6NnfCOPf6BKhUPvV2QmOEh3XS5Lq-VcEHo/s1600/13+Serie+de+los+amantes+BR.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiy5Wt-Lo08VOMWXXdSbeO_tBO7xNpwm0mEzVpNjeAZfeP7aJ9fsIzW1E-U56WSfX6QCYuULfcpcd4sBR9EtENV-gH1OsMVW7Jdlsw-NGjgN6NnfCOPf6BKhUPvV2QmOEh3XS5Lq-VcEHo/s320/13+Serie+de+los+amantes+BR.jpg" width="144" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Serie <i>Los Amantes</i></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Los cuerpos de Flor María, al contrario son totales. Sus mujeres están representadas de los pies a la cabeza. Ya no están fragmentadas ni por los preceptos de la anatomía piadosa ni por la mirada voyeurista masculina de la iconografía publicitaria. Un deseo salvaje rebautiza estos cuerpos y les devuelve su totalidad. En un inédito acto de autoconciencia erótica, el deseo se expresa aquí en las pestañas, en las lenguas, en la caída de las bocas, en las manos crispadas, en la tensión de las piernas, en la turgencia ce las caderas, en los dedos de los pies. Una nueva anatomía, la del deseo, se ha instaurado. Y es una mirada de mujer la que construye ahora estos cuerpos, mientras mira los mecanismos y la gestualidad de su propio deseo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhjeaIHKWcYkh56uTBPWGQsntwjCJMpzrZtEe-GwmUjJpSjl7oPcaYWIHVAvZogXC21egA_xdxHIDARY9_YO4FZc9OJe575GkmMxe2X8QVHkN1mfhKoKF_4hQt01pb22H-sRjUUyfemNbc/s1600/3+Carnaval,+Toritos+con+ella.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhjeaIHKWcYkh56uTBPWGQsntwjCJMpzrZtEe-GwmUjJpSjl7oPcaYWIHVAvZogXC21egA_xdxHIDARY9_YO4FZc9OJe575GkmMxe2X8QVHkN1mfhKoKF_4hQt01pb22H-sRjUUyfemNbc/s320/3+Carnaval,+Toritos+con+ella.jpg" width="317" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Serie <i>Carnaval, Toritos con ella</i></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Así, estos cuerpos logran desnudarse, no sólo de vestidos, sino de clichés, estereotipos, idealidades e incluso de manierismos pornográficos. Una tarea nada fácil, porque el tema de la desnudez ha sido problemático en nuestra tradición. Sin embargo, estos cuerpos desvergonzados de Flor María, desconocen las expulsiones del Edén, las manzanas aleccionadoras, las serpientes capciosas. Se instalan sin remordimientos ni sombras en sus propios y autónomos paraísos de vida, lujuria y carne </div>
<div class="MsoNormal">
Cuerpos de mujer plenos, enfáticamente desnudos, decididamente sexuales, asertivos, monumentales, habitantes del exceso.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEivGNZMjlYkoYeuMNgIlmU62dHDtn8Lif626gehzBZGeHlN4ghSpBlQxrq262qbX7Lp66-cKLsVJf-tM4z01Bl6hvt861nAgNOGyqOid2-V0grBgNWGd9KRge-sCzt2AqXhArPdN3wR7bw/s1600/8+Instancias+del+extasis+No.+10.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="227" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEivGNZMjlYkoYeuMNgIlmU62dHDtn8Lif626gehzBZGeHlN4ghSpBlQxrq262qbX7Lp66-cKLsVJf-tM4z01Bl6hvt861nAgNOGyqOid2-V0grBgNWGd9KRge-sCzt2AqXhArPdN3wR7bw/s320/8+Instancias+del+extasis+No.+10.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div>
<br /></div>
<div>
Tomado del libro "Cuerpo de Mujer: Modelo para armar" de Sol Astrid Giraldo.</div>
<div>
<br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<br />
<div id="ftn1">
<div class="MsoFootnoteText">
<br /></div>
</div>
</div>
Sol Astrid Giraldo E.http://www.blogger.com/profile/02405278747823610643noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5171688725709407684.post-14289695587601004572012-12-18T07:36:00.002-08:002013-01-04T07:09:57.259-08:00La Ciudad de las Mujeres <span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; text-align: justify;">Ciegas a punta de imágenes, mudas a punta de clichés, vacías a punta de forma. Ausentes a punta de silencios
o de excesos. ¿Dónde seguiremos el rastro de la imagen de la mujer en nuestra
contemporaneidad? Y, ¿por qué habríamos
de hacerlo? Porque su imagen sigue siendo una pregunta. Porque su imagen, como todas, es una
cuestión de poder. Porque sigue habitando el lado negativo del lenguaje. Porque
ha callado durante mucho tiempo y después ha parloteado también demasiado.</span><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-CO;"> Hablar hoy de lo femenino no significa tanto instalarse en el terreno de
las reivindicaciones de una minoría sino en el del desmantelamiento de un
sistema cultural. La modernidad fue excluyente, jerárquica, purista, racista,
sexista, mientras los ojos de la posmodernidad son incluyentes, híbridos,
mixtos, impuros. Lo femenino se instala así en la actualidad
como subversor de aquellas categorías de
una modernidad que fue entrañablemente patriarcal. Y aunque algunos discursos y
prácticas se hayan transformado, en las representaciones del tercer milenio de
la mujer sigue triunfando la fuerza de la inercia de los estereotipos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-CO;">La imagen de la mujer en la historia del arte se extiende entre dos
negaciones. La primera es la histórica, la de las colecciones de los museos
institucionales, que se inauguran en
Colombia con las representaciones barrocas.
Allí la mujer fue moldeada por
artistas hombres europeos a imagen y semejanza de las retorizadas vírgenes hispanas.
Figuras matrices de lo femenino en América que de un brochazo borraron la
arrasadora fuerza telúrica de las diosas precolombinas. Estas mujeres entre virreinas, matronas y damiselas no tuvieron cuerpo, identidad ni
destino, apenas adscripción a alguno que otro apellido masculino y español.
Pintar a una mujer entonces era hacer
visible una feminidad imaginada como liviandad, quietud, gracia,
ensimismamiento, delicadeza, adorno, afectación. La mujer detrás de esta iconografía rosa no se
había inventado aún. Era un espacio negativo, un hueco, un abismo sin nombre y
por supuesto sin imagen. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-CO;">Sin embargo, la sobrerrepresentación de la mujer en la contemporaneidad,
paradójicamente se convierte en una segunda negación. La mujer que emerge de la
diarrea visual de la televisión, de la
publicidad, de la moda, de las revistas del corazón, de la histeria
obsesiva de los cuerpos parecería estar
al extremo opuesto de la imaginería de la tradición. Se instaura como el otro
lado de la moneda de aquellos cuerpos opacados centenariamente tanto debajo de paños pesados como de las exigencias de
sumisión, maternidad y belleza. Pero este
exhibicionismo del cuerpo omnipresente de la mujer en la
contemporaneidad es tan sólo un efecto de superficie. Detrás de la ostentación
actual de sus cuerpos erotizados y fetichizados sólo parece habitar el vacío
que le queda a la mujer cuando abandona los roles, los ideales, las
determinaciones sociales y los estereotipos exteriores. La iconografía de la
publicidad y la moda a pesar de su exceso de significante nos presenta mujeres
desustancializadas, vacías como un guante fino dejado sobre un tocador, tan incapaz de mostrarnos su rostro y su cuerpo
como aquellas imágenes de la tradición. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-CO;">¿Dónde buscar a la mujer? ¿Es ella simplemente una categoría poética
como lo quería Sartre? ¿Un vacío como lo dictaminaba Lacan? ¿Una máscara que se
quita y se pone? ¿Un fantasma sin reflejo como los vampiros? ¿Una invención
autoritaria? ¿Un significante exacerbado que se agota en sí mismo? ¿Dónde
habita la mujer más allá de los ideales o los artificios? Y, sobre todo de los
clichés de la rosa y los encajes, de la maternidad y la entrega, del fetiche sexual o del natural y telúrico. ¿Está
en los cuerpos imposibles de Colombia Moda, en los órganos sexuales
hiperrepresentados de la publicidad, o en las vaginas esgrimidas furiosamente por las
feministas gringas de los 60? ¿Santas, putas, madres, damiselas, diosas,
maniquíes? Ésta es a todas luces una cuestión
compleja. Y la inercia de sus
representaciones sigue arrastrando incluso las propuestas artísticas más
osadas.</span></div>
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<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-CO;"><br /></span></div>
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<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-CO;">Por todo esto, desde hace algunos años el asunto de la representación de la mujer me ha intrigado. Sobre todo el de las imágenes realizadas por ellas mismas. Así, en un trabajo que no siempre ha sido sistemático pero sí recurrente he venido estudiándolas, entrevistándolas, mirándolas a ellas y sus miradas. El resultado de estas inquietudes se ha cristalizado en artículos de prensa, en ensayos en medios especializados, en prólogos para catálogos, en reseñas críticas y curatoriales, en conferencias, cursos universitarios y en libros o en otros blogs como Mujer: anatomia comparada Colombia-México </span><span style="font-family: Arial, sans-serif;">http://anatomiacomparadacolmexx.blogspot.com/</span><br />
<span style="font-family: Arial, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Algunos de estos textos son los que recoge esta "Ciudad de las Mujeres", donde se rastrea el trabajo de artistas muy conocidas o no tan conocidas, internacionales y latinoamericanas. Pero especialmente colombianas porque si el asunto feminista está </span><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">en primer orden muchos países, no lo ha sido tanto en Colombia. Tal vez la reunión de estos textos pueda contribuir a una mirada general sobre las contra-imágenes que buscan fundar o desmantelar el cuerpo de mujer en Latinoamérica, todo un continente por descubrir.</span></div>
Sol Astrid Giraldo E.http://www.blogger.com/profile/02405278747823610643noreply@blogger.com0