Libia Posada, Evidencia Clínica (retrato: anónimo), fotografía impresión digital, papel 103 x86 cm, Medellín |
¿Y dónde está la mujer en las colecciones de los museos históricos colombianos?
Por todas partes. Pero ¿están todas? ¿qué clase de mujeres se han
retratado?¿quiénes lo han hecho? ¿Ellas o ellos? ¿Se han tenido que desnudar? ¿A qué han
tenido que renunciar además de sus vestidos? ¿Cuáles se han tenido que poner?
¿Cómo se han tenido que maquillar? ¿Cuánto han debido callar?
Sabemos qué imágenes hay. Las apacibles de Francisco Cano, las exóticas
de Pedro Nel Gómez, las rubicundas de Fernando Botero. Las construcciones de
tantos hombres que las vieron, las idealizaron, las juzgaron, las crearon,
dieron su opinión sobre ellas, las miraron y dejaron la huella modeladora de su
mirada en sus retratos. Sin embargo ¿está allí realmente la imagen de la mujer?
O, acaso ¿falta ese espejo? ¿Qué imágenes de ellas no están?
Con estas preguntas, que la acercan totalmente a los
planteamientos de las guerrilla girls, movimiento feminista estadounidense de
los años 60, la artista Libia Posada examinó la sala del siglo XIX del Museo de
Antioquia durante el Encuentro Internacional de Arte Contemporáneo
Medellín (2007) y luego repitió este
ejercicio en la colección del Museo Nacional de Bogotá.
En su recorrido por esta galería empañada vio retratos de severas matronas,
vio niñas inocentes, jóvenes encantadoras, mujeres voluptuosas. Pero no estaban
todos los reflejos de la mujer. Faltaba, precisamente, un tipo de imágenes que
la artista viene trabajando desde hace algunos años: la de la mujer golpeada. Y
todo lo que está detrás, que es algo mucho más complejo que un bruto macho
agrediendo a una indefensa víctima.
Lo que la artista ve en el rostro de una mujer golpeada es una patología
social de la cual estas mujeres son sólo un síntoma. Lo que ve es una sociedad
que produce este tipo de mujeres y luego las esconde. Lo que ve es un vacío, un
silencio aterradoramente cargado y producido por el poder. Lo que ve es la
violencia escondida detrás de la armonía aparente de la plácida galería
empañada. Entonces decide construir esa imagen que no está. Esa imagen en la
que aunque todos participamos, ninguno quiere ver.
Empieza entonces a aplicar una sucesión febril de maquillajes que se
superponen como capas de cebolla. Una mujer suele maquillarse, dice Libia
Posada, para mejorar su circulación social. Luego viene un hombre y la golpea.
Entonces ella se hace otra capa de maquillaje para que no la vean golpeada. Y
es en este punto donde llega la artista y propone una capa más, que efectúa un
maquillador forense. Este, con toda la exactitud del caso, reproduce los
efectos de una golpiza en el rostro de un grupo de mujeres voluntarias quienes
después son fotografiadas. Estas fotografías de mujeres golpeadas se llevan al
museo para reemplazar algunas de las imágenes más emblemáticas de esta sala y
allí se mimetizan con los retratos de hombres de estado y próceres que ha
pintado con preferencia el arte oficial.
Libia Posada, Evidencia Clínica, intervención Museo Nacional de Colombia (Bogotá) |
En estos retratos hechos por la artista, se emulan las imágenes
tradicionales del museo, se simulan sus gestos, vestidos y fondos, para
reemplazar posteriormente los modelos en los que se inspiraron. De esta manera
la artista contamina toda una sala del museo, desafía la mirada hegemónica del
hombre, la aséptica del arte, la moldeadora del retrato tradicional,
desmitifica mitos, deshace lugares comunes y, sobre todo, pone a temblar los
arquetipos. Todo ello, gracias a unos procedimientos de implantes, inserciones,
cortes, transplantes, amputaciones realizadas con la mayor precisión
quirúrgica. Ante el silencio cargado del poder, estas imágenes oponen la
dignidad de otro silencio; ante los ojos ciegos, la mirada de frente; ante los
ideales de la belleza, la fealdad de sus síntomas.
El resultado es desconcertante, demoledor, transformador. Una sala muda
se llena de todas las voces de las mujeres de la galería empañada que siempre
callaron. El cubo blanco de la sala se ensucia. La composición ideal se
desbarata. Las imágenes canónicas se deshacen Y una voz profunda, oscura,
emerge de las entrañas de la tradición. Estas imágenes nos expulsan del paraíso
del arte decimonónico, pero nos hacen comprender que desde hacía rato vivíamos
al Este del Edén. La imagen apolínea no dejaba ver a estas mujeres, por otro
lado, habitantes habituales de nuestra sociedad. L Posada le hace grietas al
espejo y el monstruo empieza a reflejarse lentamente en sus fragmentos.
Biografía
Libia Posada nació en Andes (Antioquia) en 1959. Se graduó como médico cirujana de la Universidad de Antioquia en 1989, pero sintió muy pronto que sus preguntas vitales sólo era posible hacerlas desde el arte. Por eso estudió también Artes Plásticas en la misma universidad donde se graduó en 1996 y desde entonces ejerce las dos disciplinas. Esto le ha posibilitado un conocimiento desde adentro del discurso y la práctica médica, los cuales se han convertido en el centro de sus reflexiones artísticas. Ha expuesto en Medellín, Bogotá, Pereira, París, Barcelona, La Habana, Santiago de Chile, Buenos Aires, Lima, Montevideo, Caracas, entre otras ciudades.
Biografía
Libia Posada nació en Andes (Antioquia) en 1959. Se graduó como médico cirujana de la Universidad de Antioquia en 1989, pero sintió muy pronto que sus preguntas vitales sólo era posible hacerlas desde el arte. Por eso estudió también Artes Plásticas en la misma universidad donde se graduó en 1996 y desde entonces ejerce las dos disciplinas. Esto le ha posibilitado un conocimiento desde adentro del discurso y la práctica médica, los cuales se han convertido en el centro de sus reflexiones artísticas. Ha expuesto en Medellín, Bogotá, Pereira, París, Barcelona, La Habana, Santiago de Chile, Buenos Aires, Lima, Montevideo, Caracas, entre otras ciudades.
Tomado de GIRALDO, Sol Astrid. Cuerpo de mujer: modelo para armar. Medellín, La Carreta, 2010
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