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Libia Posada, Vademecum, instalación, |
Aunque L Posada inició su carrera como pintora, muy rápidamente dio el paso
a la instalación. Le pareció el medio más eficiente para cerrar la brecha entre
el espectador y la obra, al permitirle envolverlo en una atmósfera, en un
ambiente sicológico, emocional y afectivo que la pintura no le permitía y que
las ideas que ella quería desarrollar le exigían. La vía que la llevó de lo
bidimensional al espacio fue la
exploración de los objetos y materiales de la práctica médica.
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Libia Posad, Sala de Examen, instalación |
En
su trabajo, los lee, los manipula, aprovecha las asociaciones que arrastran a
la escena. Así explota estos objetos tanto sensorial como formalmente, los
desactiva y los activa en otros sentidos: un cilindro de oxígeno también parece
un misil; una camilla es el lugar de las sanaciones pero también podría ser el
de la tortura…. Los interroga como artefacto cultural, como prótesis del hombre
de la manera en que los concibe Leroi-Gourhan. Explota la tensión interna del
objeto, no sólo su carácter funcional sino su simbología, su capacidad de
volverse significante de sí mismo, en términos de Baudrillard. Pero estos
objetos no son autónomos en su obra: están instalados en un espacio. Y este
espacio es posible gracias a la presencia de esos objetos, los cuales en sus
interrelaciones lo potencian, lo cargan, lo marcan, lo problematizan.
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Libia Posada, Camisa de fuerza, instalación |
Con estas tácticas, ha reflexionado sobre la ciencia y la medicina como
discursos sociales, autoritarios, excluyentes ante los cuales los individuos
desaparecen para convertirse en cifras, medidas, diagnósticos. Además del
universo objetual de la medicina, acude también a sus textos, a su lenguaje, a
sus rituales, a sus códigos para desnudarlos desde adentro. Mira el cuerpo
desde los dos saberes en los que se instala: la medicina y el arte. Pero alude
más que a un cuerpo biológico, a uno atravesado por la política, el discurso
científico, con unas reflexiones cercanas a las teorías de M Foucault sobre la
relación entre la práctica médica y el poder. La enfermedad también es
entendida en este sentido no como una simple dolencia física individual, sino
como una patología social y colectiva. Este cuerpo, sin embargo, no suele
aparecer en la primera parte de su obra (1999-2006): es un cuerpo ausente
aunque todo remite a él.
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Libia Posada, Máquinas de Curar, instalación, 2002 |
L Posada inició estos planteamientos en 1998 con “Peligro Biológico” y
seguiría desarrollando fuertemente ésta línea hasta el 2006. Sus obras de la
década del 2000 más emblemáticas en este
sentido son “Máquinas de Curar” (2002), “Terapia Respiratoria Aguda” (2003), “Sala
de Rehabilitación” (2003), “Lección de Anatomía” (2004), “Miembros
Inferiores-Desplazamiento” (2003-2004):
El público es absolutamente necesario para la
activación de sus objetos, instalaciones e imágenes. Es él quien al ponerse las
camisas de fuerza, ingerir las pastillas siquiátricas de dispensadores, aspirar
el oxígeno de las pipetas, medirse los brazos como posible candidato a una
prótesis en caso de desmembración, termina de completar la propuesta que hace
la artista. Es en el cuerpo de ese espectador donde la obra realmente sucede.
Ese cuerpo que está siendo modificado por las cirugías estéticas y las minas
antipersonales, que está siendo manipulado por las drogas, que está siendo
vulnerado por un poder que lo incluye o lo excluye, que lo normatiza, lo
controla, lo clasifica, lo terapeutiza, lo borra.
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Libia Posada, Sala de Rehabilitación, instalción-acción 2003 |
Un cuerpo
que debe desplegarse en ese espacio que
tanto le interesa a L Posada. Un espacio que es físico pero también sicológico,
emocional y afectivo. En sus instalaciones el espacio se
vacía. El color blanco se apodera de la sala. También el silencio. Pero este
grado cero no es posible porque precisamente el espectador, su conciencia, su
memoria táctil, olfativa, sensorial, visual no son una tabula rasa. Están
cargados. Así pues, aunque exteriormente se da este vacío no sucede lo mismo al interior del
espectador. Éste llena el vacío con esas asociaciones que le permiten esos
austeros pero simbólicos objetos que funcionan como detonantes de la memoria
individual y colectiva. Cuando la artista cuestiona estos espacios médicos, al
tiempo esta cuestionando también los espacios expositivos, en una doble lectura
como cuando propone oxigenar los cuerpos pero también el circuito artístico en “Terapia
Respiratoria Aguda”.
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Libia Posada, Neurografías, 2005 |
Después de este
período que va de “Peligro Biológico” (1999) a “Miembros Inferiores-Desplazamiento” ( 2003-2004),
la obra de L Posada abre sus búsquedas y estrategias. Entre el 2005 y el 2006,
realiza “Neurografías”, una serie de dibujos elaborados con gasa quirúrgica, que se asemejan a imágenes
diagnósticas de distintas partes del cuerpo como el cerebro, la médula espinal,
etc., pero que en otras ocasiones representan armas y objetos corto punzantes.
Aunque estos dibujos fueron colgados en
las paredes de La Oficina, en un espacio
pequeño la artista pintó la cuadricula en las paredes que ya había hecho en
otras instalaciones, colocó mobiliario quirúrgico
como mesas y bandejas, y un bombillo y una lámpara hechos también con hilos.
Esta pequeña instalación que no era la parte más fuerte de la obra parece
cerrar este ciclo o al menos marcar una pausa en este camino, un puente a otros
desarrollos.
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Libia Posada, Evidencia Clínica, Instalación |
En esta nueva
búsqueda se abre a otras temáticas más allá del campo estrictamente médico. En
sus siguientes obras el cuerpo ya no será una ausencia sino una fuerte
presencia. También empieza a interesarse
por la violencia y por temas de de género (Evidencia Clínica 1 y 2),
intervención in situ en las nuevos complejos habitacionales de los antiguos
habitantes de Moravia). Y acude a otras
técnicas como acciones, intervenciones públicas, fotografía. Los espacios que
interroga ahora son más amplios que los estrictamente médicos como la ciudad,
lo arquitectónico, los territorios, etc. Sin embargo, a pesar de la ampliación
de su espectro, la artista sigue trabajando el lenguaje médico y explorando los
recintos exposicionales y el espacio.
Tomado del capítulo "La instalación en Antioquia en la década del 2000", publicado en el libro "La instalación en el arte antioqueño (1975-2010)", Medellín, Universidad de Antioquia, 2011
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