martes, 18 de diciembre de 2012




María Angélica Medina

La tejedora


"Más que con Penélope, me identifico con Ariadna. Le doy a los espectadores el hilo para que encuentren su salida. Ofrezco a las personas la opción de preguntar, de buscar sus propias respuestas"





Desde hace 22 años, la artista viene elaborando una pieza en polipropileno sintético que hoy mide 800 metros y pesa 100 kilos. Desde el 2000 nunca teje en privado sino que lo hace en público, en una especie de acción en la que siempre está conversando con un espectador de turno que se sienta en una silla al lado de la suya. Y este diálogo sucede sobre una base de madera que se convierte en el espacio sobre el cual se dan estos diálogos espontáneos y sirven para darle un límite a la obra.

Aunque formalmente se puede hablar de un performance, una instalación y hasta de una escultura, lo que realmente le interesa a Medina es ese proceso por medio del cual entra en contacto con el público, más que el posible objeto que puede resultar de este trabajo. 




Para Medina, el tejer es un lenguaje, un oficio y una disciplina mental, y a través de esto trata de cambiar los monólogos autistas del arte por el diálogo, la comunicación, el intercambio, de ideas, sensaciones, recuerdos. "Mi obra sin público no es nada", dice. De esta manera, Medina entiende su trabajo como un proceso continuo, infinito, mecánico que en su constante repetición puede liberar la mente de artista y espectador para predisponerlos a un diálogo libre. La "Pieza de conversación" -entendiendo "pieza" en sus dos sentidos de lugar y objeto-, se convierte así en un punto de encuentro de seres humanos sobre una metáfora física, alrededor de la cual, además de hilos se tejen relatos, historias, conversaciones. Esto es lo que realmente le interesa: "La obra -dice- es el poder involucrar a la gente en el arte".




Al lado de la "pieza de conversación", una obra que se entiende como diálogo, obra en proceso nunca acabada, realizada con materiales sintéticos e industriales, desfuncionalizada, pública, colectiva; Medina viene desarrollando desde la década del 70 piezas de ropa que ella misma usa. En estas, al contrario del gigantesco rollo, busca establecer un monólogo interior, un instante de intimidad y autoafirmación. Después de usar esta ropa, la enmarca en cajas de cristal, madera y acero inoxidable y las exhibe, en una obra provocadora que habla del cuerpo ausente, de la cultura, de la tradición, del paso del tiempo, de la ropa como segunda piel, de los procesos de la estética.
Entre su monólogo íntimo y su diálogo público, Medina ha desarrollado una obra coherente y silenciosa en la cual temas como el adentro y el afuera, lo público y lo privado, el proceso y el objeto, el hacer y los conceptos, la impronta frente al paso del tiempo y el anonimato, el arte como acto comunicativo, el puente entre las generaciones y la disciplina como un acto mental siempre han estado presentes.

María Angélica Medina nació en Niza, Francia (1939). Estudió en la Guildhall School for Music and Drama de Londres, y en la Ecole du Louvre. También en el Instituto de Investigación de la Expresión Colombiana de Bogotá. Se ha desempeñado como docente de la Universidad de los Andes, museógrafa y curadora. Desde los 70 incursionó en el arte contemporáneo nacional, primero con sus piezas tejidas de ropa y después con la elaboración de su "Pieza de conversación". Ha participado en varios salones nacionales y expone habitualmente a nivel nacional e internacional.

Texto realizado para MDE 07 Encuentro Internacional de Arte Medellín

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